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FORO CUBANO Vol 4, No. 34 – TEMA: TRAYECTORIAS PROFESIONALES DE PERIODISTAS INDEPENDIENTES CUBANOS–

Trayectorias profesionales de periodistas independientes cubanos

Por: Ted A. Henken, Ph.D.
Julio 2021

Vistas

“Las profesiones no son de quienes las estudian sino de quienes las ejercen”.

– Abraham Jiménez Enoa, “Hay que estar en el lugar”, Hypermedia Magazine, 28 de julio, 2021

“Estoy más cerca de esos muchachos y muchachas de la calle con faltas de ortografía, que de la pandilla de mediocres ineptos que se graduaron conmigo y hoy trabajan en Cubavisión, Granma, Radio Rebelde o cualquier otra catedral de la propaganda y el engaño”.

– Carlos Manuel Álvarez, fragmento de un post en Facebook, 30 de mayo, 2021

En un artículo imprescindible sobre los medios cubanos bajo Castro,[1] el escritor cubano Juan Orlando Pérez – graduado de periodismo por la Universidad de La Habana, donde enseñó durante un tiempo antes de emigrar al Reino Unido – señala que solo cuatro de los 37 periodistas independientes condenados (junto a 38 disidentes y activistas de derechos humanos) a largas penas de prisión tras juicios sumarios durante la “Primavera Negra” en 2003, habían estudiado periodismo Cuba.

 

Es decir, la mayoría eran “periodistas ciudadanos” autodidactas, no graduados de los programas de periodismo centralizados, cargados de ideología y rígidamente estructurados de las universidades cubanas que sirven como el campo de formación profesional requerido para emplearse en el sistema hegemónico de medios oficiales de la Isla.

Por supuesto, un título de periodismo no hace a un buen reportero. Como bien dice el periodista cubano Abraham Jiménez Enoa, citado arriba:, “Las profesiones no son de quienes las estudian sino de quienes las ejercen”. Tal vez, durante mucho tiempo, tal título de una universidad cubana sirvió más como un signo de lealtad ideológica y bona fides revolucionarias que como garantía del compromiso con la profesión o como muestra del talento del reportero. De hecho, tal título es probable, fungía como un sello que afirmaba que uno estaba adecuadamente “integrado” y que era “confiable” para laborar en una de las “catedral[es] de la propaganda y el engaño” de los medios oficiales, como señala el periodista Carlos Manuel Álvarez. Esto sin saber si, uno podía producir un reportaje que pasaba la prueba de “crítico y creíble”, clave en todo buen periodismo.

 

Sin embargo, a inicios de diciembre de 2020, cuando el Gobierno cubano volvió a tomar medidas enérgicas contra los periodistas independientes recién resucitados en el archipelago difamándolos en una serie de denuncias inventadas y transmitidas por la televisión nacional, apuntó de manera directa a un grupo diverso y dinámico de sus propios egresados ​​de las mejores escuelas de periodismo del país. Este grupo incluye a Elaine Díaz (Periodismo de Barrio), José Jasán Cárdenas Nieves (El Toque), Abraham Jiménez Enoa (El Estornudo), Carlos Manuel Álvarez (El Estornudo), Maykel González Vivero (Tremenda Nota) y Camila Acosta (CubaNet), entre otros. De hecho, casi todos habían trabajado durante un tiempo bajo las restricciones de los medios oficiales antes de romper con ese sistema y unirse (y ayudar a fundar) la creciente prensa “digital” independiente de la Isla.

 

Para que esto ocurriera, tenían que suceder dos cosas antes. Primero, Cuba tenía que unirse a la revolución digital mundial para que el Internet fuera más accesible. Segundo, estos periodistas novatos, entre los mejores y más brillantes reporteros jóvenes de su generación, tuvieron que experimentar una ruptura existencial, una transformación personal, profesional y política, un despertar que les brindaría el coraje y la claridad de visión para lanzarse a lo desconocido.

 

Estoy escribiendo un libro basado en testimonios de ese despertar periodístico para contar sus historias.

Este dossier para Foro Cubano funciona como antecedente de mi proyecto de libro sobre el nuevo periodismo digital cubano y que tiene como enfoque específico las trayectorias profesionales de periodistas independientes cubanos. La idea – similar a la que inspira mi serie de entrevistas para Hypermedia Magazine, “Hijos de Saturno” – es que cada periodista invitado (son ocho) reflexione sobre su trayectoria en la práctica del periodismo y trate de identificar las causas y consecuencias de la decisión de volverse periodista independiente y trabajar fuera de las instituciones mediáticas del Estado cubano.

 

Además, a través del cuestionario que usé para las entrevistas – que de manera gradual dio luz a los testimonios que presento aquí – quería saber cómo este cambio o hasta “ruptura” profesional, personal y política estaba relacionada o no con la formación universitaria de los periodistas (para los entrevistados que estudiaron periodismo) y con la expansión del acceso a Internet en Cuba durante los años más recientes. No obstante, tras el reconocimiento de que una buena parte de los periodistas independientes más activos e influyentes en la Isla hoy, no son graduados de periodismo ni han trabajado en medios oficiales antes de emprender su labor como reporteros, creí importante incluir también sus testimonios.

 

Así, el dossier incluye una variedad de testimonios. Algunos son de “periodistas ciudadanos” autodidactas como – Ariel Maceo Téllez (ADNCuba) e Iliana Hernández (CiberCuba) – Otros de opositores políticos que hacen periodismo como Boris González Arenas (Diario de Cuba). Otros son de escritoras con una formación variada y una experiencia larga publicando tanto dentro como afuera de los medios oficiales cubanos como María Matienzo Puerto (CubaNet). Finalmente otros testimonios son de periodistas con formación universitaria en el periodismo y experiencia laboral en el sector oficial como – Melissa C. Novo (El Toque Jurídico), Waldo Fernández Cuenca (Diario de Cuba), Glenda Caridad Boza Ibarra (El Toque) y Cynthia de la Cantera (YucaByte) –. Además, todos menos Cordero Novo y Boza Ibarra viven actualmente en Cuba. Cinco son afrodescendientes y dos son miembros de la comunidad LGBTI.

 

Las preguntas específicas que les hice solicitaban información sobre sus origines familiares y sociales, sobre el nivel de integración que tenían sus familias durante su juventud en el llamado “proceso revolucionario”, sobre su formación educativa e intelectual y sobre sus diferentes experiencias y valorizaciones de la práctica del periodismo tanto oficial como independiente. Además, dado el importante papel que los periodistas independientes han jugado para visibilizar a la nueva sociedad civil emergente en Cuba – en especial desde la llegada de datos móviles a la Isla en diciembre de 2018 – y su rol esencial al cubrir las manifestaciones históricas del 11 de julio, también pedí a todos que contaran sus experiencias sobre aquel día y durante las posteriores semanas intensas de represión, detenciones y juicios sumarios.  

 

Otras preguntas claves de mis entrevistas incluyen: ¿Por qué estudiaron periodismo y qué les atraía de la idea de ser periodista en un país como Cuba? ¿Por qué decidieron lanzarse como periodistas en medios independientes, fuera de las instituciones del Estado y cuáles han sido los costos y beneficios de esta decisión? En su experiencia, ¿qué es lo que diferencia fundamentalmente el periodismo independiente del periodismo oficial? ¿Cuál es la diferencia clave entre un periodista independiente y un disidente, opositor o activista? ¿Creen que la distinción entre periodistas independientes “profesionales” (con títulos universitarios y experiencia en el sector oficial) y los autodidactas tiene relevancia o importancia? ¿Cómo resuelven y balancean los retos de financiamiento e independencia periodística? ¿Cuáles son sus experiencias de acoso, interrogación o detención por parte de la Seguridad del Estado? ¿Cuál ha sido el impacto del auge del nuevo periodismo independiente digital en Cuba?

 

Una lección fundamental que se puede inferir de estos testimonios es que el surgimiento de una prensa independiente en Cuba es la consecuencia directa de la previa transformación de la prensa cubana a partir de las políticas oficiales y de la propaganda partidista tras el triunfo de la Revolución en 1959. Es decir, el periodismo independiente cubano es un fenómeno “de cosecha propia” provocado, por un lado, por el rígido control ideológico que ejerce el Partido Comunista sobre los medios de comunicación y, por el otro, gracias al por el talento, la valentía, la innovación y la profesionalidad inquebrantables de los propios periodistas cubanos. Por lo tanto, las trayectorias y transformaciones que aquí se relatan sobre el periodismo independiente pueden entenderse mejor como una ruptura interna y no como un trasplante o imposición externa.

 

Si bien el periodismo independiente a menudo se ve obligado a depender del financiamiento y del apoyo extranjeros (dado el monopolio legal de los medios oficiales sobre financiación y acreditación), no es una creación extranjera. Sirve a los intereses nacionalistas y democráticos y no a los intereses extranjeros o financieros. Esto es, en parte, una reacción al hecho de que la moribunda prensa oficial no tributa al interés público, sino al interés del Partido porque no son medios públicos, sino medios partidistas y oficiales.

Una segunda lección de estos testimonios es que la llegada y expansión gradual del acceso a Internet en la Isla, entre 2004 y 2021, ha dado una nueva vida de posibilidad a la práctica del periodismo independiente. A diferencia de la mayoría de los periodistas de generaciones anteriores que tenían opciones muy limitadas fuera de la prensa oficial, la actual generación de periodistas independientes ha encontrado en Internet un gran aliado y canal a través del cual han podido llenar el vasto vacío y responder a la gran demanda de noticias e información confiable no satisfecha por los medios oficiales propagandísticos.

 

La nueva generación de periodistas cubanos que ha surgido durante este tiempo, muchos de los cuales se educaron en la práctica profesional del periodismo en universidades cubanas y comenzaron su carrera en los medios oficiales, ha experimentado una ruptura existencial (con canjes personales, profesionales y políticos que les cambiaron la vida). Así, han optado cada vez con mayor frecuencia por abandonar la prensa controlada por el Partido y trabajar con uno o más de los 15 nuevos medios digitales independientes fundados en la Isla desde 2014.

 

[1] “The Media in Castro’s Cuba: Every Word Counts,” pág. 116-130, en The Media in Latin America, editado por Jairo Lugo. McGraw-Hill Education, 2008.

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