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Entrevista a Laura Tedesco [1]

Por: Sergio Ángel Baquero
Junio 2022

Vistas

Laura Tedesco, vicedecana de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad de Saint Louis/Madrid Campus. Se ha desempeñado como docente en la Universidad de Buenos Aires, University of East Anglia (Inglaterra), Universidad Autónoma de Madrid, Instituto de Empresa y Universidad CEU San Pablo.

Es co-directora del proyecto Tiempos de cambios y rol de las fuerzas armadas en Cuba desde el año 2016.  Sus últimos artículos son, junto con Rut Diamint,

 

S.A. Nos encontramos el día de hoy con Laura Tedesco, profesora de Saint Louis University, y vamos a realizar una entrevista a propósito de su trabajo sobre Cuba. Laura, buenos días, que gusto estar contigo acá después de haberte conocido en mi última visita a Madrid y conocer muy de cerca el trabajo que vienes desarrollando.

L.T. Hola, buenas tardes aquí en Madrid, ha sido un gusto conocerte hace muy poquito y tener la oportunidad de charlar sobre Cuba.

S.A. Lo primero y es natural que comencemos por allí, quisiera saber ¿Qué te llevó a trabajar sobre Cuba? ¿Cuáles eran tus agendas de investigación? Y ¿Cómo terminaron siendo orientadas hacia el caso Cuba y particularmente en el trabajo que has desarrollado junto con Rut Diamint?

L.T. Rut Diamint y yo nos conocemos desde hace muchos años porque trabajábamos juntas en un centro de estudios en Buenos Aires, en los años 80 cuando vuelve la democracia a la Argentina. Así que hemos tenido contacto permanente, profesional y una larga amistad. Hemos trabajado juntas sobre temas de líderes políticos y luego hemos conversado sobre la posibilidad de empezar a analizar el caso cubano. La verdad es que Cuba ha sido siempre un país especial para mí porque fue la primera vez que yo salí de la Argentina. En 1988 me fui a hacer un curso que financiaba FLACSO-Costa Rica junto con la Universidad de La Habana y estuve 3 meses en La Habana. Siempre fue un país que me interesaba desde el punto de vista académico, aunque nunca había trabajado directamente.

Cuba, en el momento en que empezamos a trabajar con Rut, estaba en una etapa distinta porque ya se había muerto Fidel Castro. Rut es especialista en el tema de las fuerzas armadas, y traspaso del control civil de las fuerzas armadas en tiempos de cambios políticos. Sobre todo, trabajó el tema de las transiciones en América Latina. Sumamos el tema de líderes que habíamos trabajado ya y que es más mi especialidad, con el tema de ella; y empezamos a trabajar entonces en el rol que tienen las Fuerzas Armadas Revolucionarias en Cuba, tanto en lo político, como en lo económico y en lo militar.

S.A. Laura tu nos cuentas de ese viaje que hiciste de 3 meses entre FLACSO y la Universidad de La Habana ¿En ese momento tenías una visión más romántica de Cuba? ¿Tuviste algún proceso de desencantamiento durante tu estancia?

L.T. Yo fui en 1987, o sea que fue antes del periodo especial. Éramos un grupo de latinoamericanos que estábamos lejos de la ciudad de La Habana. Y la verdad es que nos costó bastante acostumbrarnos, todos éramos pequeños burgueses -como nos decían los profesores del cursos- y en aquel momento en Cuba no había ni siquiera un lugar para tomar un café, estas cosas nos sorprendían. El curso fue interesante, era un curso en el que había cierto adoctrinamiento, pero aprendimos muchas cosas. Yo me quede con una imagen que me llamaba muchísimo la atención porque nosotros estábamos saliendo de la dictadura militar, y la imagen era que La Habana estaba llena de militares y que la gente los trataba muy bien. Y yo venía desde un país, donde después de los 30.000 desaparecidos y la Guerra de Las Malvinas, a los militares no los queríamos ni ver. También me llamaban mucho la atención unos carteles enormes que decían “Ordene mi comandante” con la cara de Fidel. 

Tuvimos muchas discusiones el grupo de estudiantes latinoamericanos con los profesores cubanos sobre nuestras democracias y todo el entusiasmo que teníamos en aquella época por la democracia. Cuba era un país que era muy desigual, porque en aquel momento los cubanos no podían entrar a los hoteles o no podían tener dólares. Muchas veces los mismos profesores de la Universidad de La Habana nos pedían que les comprásemos ron en los negocios que eran solo para los diplomáticos, pero que nosotros podíamos entrar. También nosotros si estábamos por entrar a un restaurante y decíamos que pagábamos en dólares, saltábamos la cola. Todas esas cosas llamaban mucho la atención.

Pero si recuerdo que en una de las discusiones ideológicas que terminábamos teniendo con los profesores, una de las profesoras dijo: “El día que el gobierno de Brasil decida que todos los brasileros tengan un par de zapatos, ustedes van a entender un poco más de qué estamos hablando”. Y después volví a Buenos Aires donde vos estás comiendo en un restaurante y entra un niño de 5 años a pedirte dinero; cosa que yo no había visto en Cuba. Aquel viaje me dejó unas grandes contradicciones. No fui enamorada, ni salí enamorada, sino que salí con muchas preguntas.

S.A. Ese viaje que tu hiciste, y que de una u otra forma estuvo acompañado por toda una comunidad, fue antes del fin de las ayudas de la Unión Soviética hacia Cuba. Tu conociste una Cuba anterior a esa crisis de la década de los 90´s, pero después empezaste a ver lo que se ocasionó con todo lo que tuvo que ver con ese eufemismo del periodo especial. ¿Cómo contrastarías tú, tu vivencia de esa Cuba de los 80´s, con esa vivencia que uno regularmente vio a través de noticias, pero también lo ha leído desde las vivencias de muchos cubanos que aún permanecen en Cuba, pero también de aquellos que han salido?

L.T. Bueno en aquel momento, lo que uno veía y la diferencia más grande que teníamos como países de América Latina es que había igualdad, había igualdad en Cuba en el sentido qué todos tenían un nivel de vida bajo y con ciertas carencias, pero eran todos iguales. También nos llamaba mucho la atención que estábamos en una residencia universitaria a 27 km de La Habana, y entonces si querías tomar un taxi y pedías ir a Machurrucutu, que era dónde estamos, no te querían llevar. Y, no te querían llevar porque les daba lo mismo, iban a ganar exactamente el mismo sueldo si te llevaban a Machurrucutu y hacían 27 km, que si te llevan a tres cuadras; eso sí que nos llamó la atención.

Cuando volví luego del periodo especial (durante el periodo especial no viajé a Cuba) había muchísima más desigualdad, era mucho más evidente que había un grupo que estaba separándose del resto de la sociedad, había más carencias y había más pobreza. Los próximos viajes que hice siempre me llamó la atención la gran desigualdad que se había abierto en la sociedad cubana.

S.A. ¿Cuál dirías tú que es el hito que te hace a ti generar ya un cuestionamiento mucho más profundo de lo que pasaba en Cuba? Te fuiste en los 80´s, te fuiste con preguntas más no tantas certezas. ¿Cuál fue el punto en el que tú dijiste definitivamente acá hay una dictadura?

L.T. Yo creo que ya cuando nos fuimos de aquel viaje del 87, que fueron tres meses yo ya pensaba que estos carteles que te comentaba -Ordene, mi comandante- expresaban una gran contradicción con lo que estamos viviendo en las transiciones democráticas en América latina.  Creo que debería haber sido el momento clave para que Fidel Castro comience una transición democrática. Creo que Cuba se fue quedando rezagada y era cada vez más evidente que era una dictadura. Después vino la Primavera Negra, los 75, todo este tipo de retrocesos frente a las transiciones democráticas que habían traído mucha esperanza en América Latina. Pero yo creo que cuando ya empezamos hablar realmente de dictadura fue cuando sube Chávez en Venezuela y comienzan a diferenciarse mucho más lo que son las democracias y lo que son las dictaduras. Cuba y Venezuela comienzan una etapa marcada por una alianza muy fuerte. Este creo que ese fue un punto de quiebre para muchos académicos cuando sube Chávez y comienza de a poco a desarmar en Venezuela una democracia que quizás era débil, pero era una democracia.

Y también lo que te comentaba antes sobre la presencia siempre del ejército en Cuba y la visión que uno tiene desde Argentina de los militares que es una visión de represión, invasión de las Islas Malvinas y la muerte muchos soldados muy jóvenes y muchísima corrupción. Entonces, ahí fue cuando empiezas a desconfiar un poco más de ese “ordene mi comandante” porque un “comandante” te puedo ordenar cualquier cosa.

S.A. Laura, cómo viviste tú y digamos qué explicación le das al hecho de que muchos académicos e intelectuales desde el cono sur particularmente de Argentina, viendo la dictadura de cerca, viviendo la persecución y el hostigamiento producto de sus ideas, muchos de ellos que incluso debieron migrar; cuando miran hacia Cuba no son capaces de sancionar lo que hay en Cuba y siguen teniendo esa idea del paraíso revolucionario allí. Lo que sancionan en sus propios países y tú lo decías, efectivamente creo que la metáfora más clara es esa relación entre lo civil y lo militar, no funciona de la misma manera cuando lo miran en Cuba. ¿A qué se debe esa disrupción de la realidad de aquellos que en América Latina ven las cosas de una manera, pero ven hacia Cuba y son muchísimo más tolerantes y creen que allí está ese paraíso socialista?

L.T. No voy a dar nombres, pero Rut Diamint y yo trabajábamos en un centro de investigación de uno de esos intelectuales que se había ido de la dictadura argentina y que se había exiliado en otro país latinoamericano, y que hoy por hoy, es un arduo defensor de la revolución cubana. Creo que esto es lo que les pasa a los jóvenes de la nueva, e incipiente, sociedad civil, a los activistas y a todos estos jóvenes cubanos que están pidiendo un cambio: tienen que luchar contra ese mito revolucionario, ese mito de Fidel, el Che y Camilo luchando contra el imperialismo norteamericano. La revolución cubana tuvo una razón de ser en el medio de aquella Guerra Fría y, de alguna manera armó todo un mito de ser una pequeña isla en el medio del Caribe que le hacía frente a los Estados Unidos. En aquellos años, existía, no vamos a decir que no existía el imperialismo y las intervenciones norteamericanas como, por ejemplo, en el golpe de Salvador Allende.

Yo creo que Fidel Castro se equivocó en muchísimas cosas, pero principalmente se equivocó en no haber comenzado una transición democrática cuando la mayoría de los países de América Latina estaban moviéndose de las dictaduras a la democracia. Creo que en los años ochenta fue más evidente que todo lo que tenía que ver con un gobierno de partido único, con periodismo solamente oficial, y las fuerzas armadas en el gobierno debía ser una dictadura militar. Y, todo lo que nos trajo a nosotros la democracia, con todos los errores y con todas las debilidades de las democracias que tenemos en América Latina: libertad de expresión, libertad de pensamiento, libertad de movimiento todo eso fue rompiendo el mito de la revolución cubana.

Pero hay mucha gente que ha quedado aferrada a ese mito, en algunos casos quizás les conviene intelectualmente, a veces uno se sorprende de gente que vive en países democráticos y defiende el autoritarismo en otros países. Creo que ese es uno de los problemas más grandes que tiene esta nueva sociedad civil en Cuba: romper con el mito del Che, con el mito de Fidel y el mito de la revolución cubana que le hace frente al imperialismo americano; ya no estamos en la Guerra Fría, estamos en otra época y en este contexto, ya hace décadas que Cuba es una dictadura pura y dura.

S.A. ¿Cuál ha sido tu momento más duro desde que empezaste a trabajar sobre Cuba, Laura?

L.T. Creo que el momento más duro fue cuando nos dimos cuenta que, nuestra presencia había perjudicado a algunas de las personas que habíamos entrevistado. Cuando nos dimos cuenta de que salíamos en la televisión cubana y que nos habían metido un espía en uno de los seminarios que hicimos en Madrid, al cual invitamos a varios cubanos y por haber asistido al seminario les estaban hostigando, llamándolos mercenarios porque, a través nuestro recibían dinero de Estados Unidos. Ese yo creo que fue el momento más duro, porque nosotras hicimos seis viajes a Cuba, hicimos muchas entrevistas, andábamos por las calles sin pensar en que nos estaban siguiendo. Teníamos algunos recaudos, por ejemplo, si estábamos en un hotel no siempre tomábamos el mismo taxi que estaba esperando en la puerta del hotel, caminamos un poco para tomar otro medio de transporte. Sin duda, ese fue el momento más duro, porque yo siento que algunos cubanos han sido perseguidos directamente por haber participado en nuestros seminarios. Fue muy desagradable que nos hayan puesto un espía. Ese señor estuvo en mi casa, porque nosotras creíamos que él era un médico y habíamos pensado que sería interesante escuchar a alguien que trabajaba en la salud pública cubana. Esas semanas fueron muy duras.

S.A. Dentro de tu contexto, es decir, allá mismo en España o con académicos de otros países fuera de Cuba ¿Has recibido alguna descalificación de tu trabajo, catalogándote como agente de la CIA o de estar vinculada al imperialismo como lo planteabas con anterioridad, simplemente por hacer una enunciación desde la sociedad civil y no desde el régimen político cubano?

L.T.  La experiencia que tuve cuando en noviembre del 2021 salimos en la televisión fue muy particular. Muchos periodistas me llamaban y lo único que querían saber era quien financiaba el proyecto, era lo único que les interesaba. Eran periodistas de The Guardian, The Washington Post o de canales privados de España.  Yo contestaba que no teníamos por qué decir de dónde viene el dinero porque es un trabajo académico.  Lo que nosotras hacemos es analizar el rol de las fuerzas armadas, son seminarios abiertos, de hecho, en la Universidad donde yo trabajo en Saint Louis University en Madrid el seminario estaba abierto a los estudiantes. Pero esa sensación de qué los mismos periodistas de medios americanos, de medios españoles, nos estaban hostigando para que digamos quien financiaba ese proyecto fue muy desagradable.

España tiene una relación compleja con Cuba, porque por un lado tenés un partido político el partido PP que es más frontal con la dictadura y el PSOE que es más ambiguo. Por ejemplo, el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, cuando fueron las revueltas del 11 de julio y después de todos los juicios que se hicieron, lo único que pudo decir fue “Cuba no es una democracia”, les cuesta mucho decir Cuba es una dictadura.

Muchas veces en algunos seminarios te sentís incómoda porque no han invitado a los cubanos que están en Madrid y están hablando de una Cuba que no es real.  Muchas veces, hay académicos que hablan de la sociedad civil, pero en Cuba no existe una sociedad civil si no se pertenece al Partido Comunista o a otros órganos del Estado.  La sociedad civil, como se entiende en las democracias occidentales, está, en su mayor parte en el exilio. Son jóvenes artistas, ni siquiera son políticos. Todavía hay un gran desconocimiento -o prefiere ignorarse lo que sucede en Cuba- y el mito sigue siendo muy fuerte.

S.A. Laura a propósito de que hablas de los recursos, yo soy un partidario de en lugar de guardar silencio frente a esto o incluso tener un poco de reserva frente a esto, decirlo abiertamente. Yo te pongo un caso acá para Colombia, acá hay organizaciones desde la izquierda, desde el centro izquierda que por la naturaleza del caso colombiano producto del conflicto, reciben recursos de la NED y de forma abierta publican que la NED es su financiador. Muy curioso que para trabajar sobre Cuba la gente oculte este financiamiento, pero no solamente el financiamiento de la NED sino cualquier tipo de financiamiento que esté asociado con Estados Unidos, cuando claramente no hay ningún tipo de lineamiento frente a lo que se puede producir o a lo que se puede trabajar.

En esta línea yo soy más partidario de confrontar y decir abiertamente, porque además organizaciones como la NED tienen público que efectivamente estos recursos están entregando de x manera a x organizaciones. Siempre pongo el caso de lo que sucedió con el plebiscito del 88 en Chile donde la NED, por ejemplo, tuvo una participación en estas organizaciones independientes. ¿Cómo lo ves tú este asunto de los recursos? Yo soy más partidario de hacer una discusión abierta y tumbar esa construcción que se ha hecho sobre la satanización del uso de los recursos, y entenderlo desde una visión más abierta que le quite esa máscara realmente el régimen cubano de descalificar al otro por recibir recursos. Porque es una suerte de oda a la pobreza, de oda a cualquier tipo de satanización de recursos vengan de donde vengan y de satanización por supuesto a la independencia.

L.T. Tienes toda la razón del mundo, pero lo que pasa es que, como te comentaba en el caso del seminario que hicimos aquí en Madrid y que nos metieron un espía, después terminan llamando a las personas que estaban en ese seminario, “mercenarios” porque dicen que reciben recursos desde Estados Unidos.  A nosotras no nos afecta, pero los cubanos a los que entrevistas en Cuba o invitas a un seminario pueden llegar a tener problemas porque los catalogan como una oposición financiada por los Estados Unidos. Y no es solamente que te ven así desde el gobierno, hay muchos cubanos -creo que cada vez son menos- que desconfían de los opositores financiados por Estados Unidos. Hubo medios como El Toque y El Estornudo que hablaron de frente y dijeron “a nosotros nos financia la NED”. La NED se la ve como una especie de diablo, que lo único que quiere es cambiarle la mente a la gente y poner a la gente contra la dictadura.

La diferencia quizás con otros proyectos relacionados con Cuba es que nosotras hemos viajado muchas veces a Cuba y hemos entrevistado mucha gente. Por eso tratamos de ser cautas para no poner en riesgo a los cubanos. Y, de hecho, sin haber dicho nada los hemos puesto en riesgo, porque nos filmaron entrevistando a Manuel Cuesta Morúa, nos filmaron entrando al teatro, no sé si exactamente fue la noche que vimos “Jacuzzi” que conocimos a Yunior García Aguilera o fue otra noche, pero es que nos estaban siguiendo, y eso puede perjudicarlos a ellos.

Pero estoy totalmente de acuerdo que de una vez por todas tendríamos que ser francos. De todas maneras, con el nuevo Código Penal la situación ha empeorado. Creo que nosotras no podemos entrar en Cuba. Si nos dejan entrar nos van a seguir y entonces vamos a perjudicar a todas las personas que veamos.  Nosotras somos dos académicas, que realizamos entrevistas académicas no hacemos ninguna utilización política de la información que tenemos en las entrevistas. Cuba es una dictadura y además tiene miedo, porque es una dictadura que está cada vez más débil, que se está enfrentando a la muerte de los líderes históricos, y que cada vez es mucho más difícil de mantener.

Hoy, por ejemplo, estaba en una reunión donde se sigue hablando que Estados Unidos es el que tiene que cambiar las políticas hacia Cuba, que seguramente también las debería revisar, pero Cuba es una dictadura. A veces cuando me preguntan “¿quién te financia?” tengo ganas de decirle Guinea Ecuatorial. ¿Quién va a financiar este tipo de proyectos? Ni el gobierno boliviano, ni el gobierno argentino, ni el gobierno brasileño tienen dinero para hacer este tipo de proyectos. O son europeos, o los Estados Unidos, o Canadá, pero no hay una gran cantidad de dinero para financiamiento de proyectos de carácter académico.

Yo entiendo tu postura y creo que es buena, pero para poder seguir viajando a Cuba, aunque ya sea una utopía, creemos que es mejor no poner sobre la mesa el tema del financiamiento

S.A. Es muy complejo, efectivamente y tú tocas uno de los dos temas más álgidos en este momento que es precisamente el Código Penal. Pero también es complejo desde el punto de vista de, así uno no lo diga se sabe y de repente también el guardar silencio lo que hace es simplemente ponerlo a uno como aquellos que prefieren ocultarlo como si estuviesen cometiendo una suerte de delito. Pero si, digamos no hay una fórmula correcta de cómo proceder en relación con este tipo de trabajos en contextos dictatoriales, hablémoslo incluso más allá del contexto cubano, pero digamos la particularidad del caso cubano es esa satanización de cualquier tipo de recurso que provenga de Estados Unidos.

Tú tocabas un tema muy importante y es precisamente la muerte de los líderes históricos. En días recientes hablaba con una mujer cubana y ella utilizaba una metáfora muy interesante para hablar de Raúl Castro, para ella Raúl Castro representa esa figura de Franco para España, si muere Raúl Castro, si muere precisamente esa figura emblemática del castrismo, para ella casi que será inmediato un proceso de transición. ¿Cómo ves tú esa figura de Raúl Castro? y ¿Qué crees que pueda suceder con su muerte? que digamos, así no se quiera la longevidad más temprano que tarde lo llevará acompañar a Fidel.

L.T. Hablamos constantemente de que creemos que va a ser un punto de inflexión, cuando muera Raúl va a haber una lucha por el poder.  Hoy detrás de todo lo que puede hacer Díaz-Canel, está Raúl Castro, está ahí y es el que dice sí o no. Pero cuando él se muera va a haber una lucha por el poder, primero porque Díaz-Canel no lidera ni gobierna. Creo que su peor error fue justamente decir “somos continuidad”, cuando en realidad se necesitan cambios. Además, ha sido una frase como para mantenerse en el poder.  Sin embargo, los cambios ya sucedieron a pesar de Diaz Canel, especialmente desde la llegada de internet a Cuba, la pandemia, la invasión de Ucrania, que el lema sea “somos continuidad” es ridículo.

Díaz-Canel ha recibido muchos insultos. Creo que va a haber una lucha por el poder, y ahí hay que mirar a las Fuerzas Armadas Revolucionarias que son las que controlan la economía, y a las personas que están detrás de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, a los que dirigen GAESA, a los que dirigen CIMEX, porque de alguna manera ellos van a querer quedarse con ese poder económico que tienen, y que también es poder político en la sombra. Entonces ¿van a cambiar a Díaz-Canel?, ¿van a poner a un militar joven?, ¿van a poner a alguien de GAESA, al director de GAESA?, ¿qué van a hacer? Yo creo que la muerte de Raúl va a provocar cambios. 

El tema es que la sociedad civil cubana y los jóvenes activistas no son políticos, y no están preparados. Quizás hay un momento de transición que puede ser desordenado donde pueden ocurrir enfrentamientos.

Y esto creo que es lo peor que tienen los liderazgos fuertes y carismáticos o no carismáticos. No preparan su sucesión, se creen eternos o te dejan un inútil. Como Perón dejo a María Estela Martínez de Perón, su viuda, que era una mujer que no tenía ninguna capacidad de dirigir un país, o Chávez deja a Nicolás Maduro, ¿Raúl va a dejar a Díaz-Canel? Raúl empezó haciendo muchos cambios económicos, y hubo un momento que creo que quizás se asustó, después de la visita de Barack Obama, porque la visita tuvo un impacto muy fuerte en Cuba, tuvo una repercusión muy fuerte en los ciudadanos cubanos. Encontraron en Obama un presidente de los Estados Unidos que les hablaba de otra manera, pero Raúl no supo aprovechar esa oportunidad para cambiar, más allá de todos los cambios que hizo en términos económicos; después se asustó o retrocedió por otras razones, pero hubo una oportunidad de cambios que la desperdició, y va a dejar el país como lo dejan todos los dictadores hecho pedazos, sin pensar en lo que viene después.

S.A. Laura en este momento en Cuba hay una crisis tremenda, la inflación en límites muy altos, una devaluación de la moneda no vista o no vivida por todas estas generaciones aún incluso en el periodo especial, desabastecimiento, la migración está disparada. Pero al mismo tiempo con toda esta crisis que se está viviendo adentro de Cuba, América Latina está dando un giro hacia la izquierda. El país que más recientemente ha vivido esto es Colombia, que estuvo al margen de esa marea rosa de comienzos de la década del 2000. ¿Tú crees que este pueda ser un tanque de oxígeno? pensemos por ejemplo el caso colombiano una de las puertas que se va a abrir es la negociación de paz con el ELN, que en este momento se encuentra dentro de Cuba, ¿Crees que ese va a ser un tanque de oxígeno desde un punto de vista geopolítico para Cuba, pero también desde el punto de vista de nuevos recursos, entre otros a través de la exportación de servicios como los médicos?

L.T.  En América Latina tenemos líderes que, una vez que llegan al poder a través de elecciones libres, deterioran la democracia. Lo ha hecho Hugo Chávez, Rafael Correa, Evo Morales, Cristina Fernández de Kirchner o Álvaro Uribe. Estos líderes quieren eternizarse en el poder.  Hoy, creo que políticos como Boric o Petro dan cierta esperanza y esperemos que no nos desilusionen como nos han desilusionado tantos. Quiero creer que pueden ser distintos, por ejemplo, Boric está hablando de las violaciones a los Derechos Humanos en Cuba y en Venezuela, y eso es un paso muy importante para la izquierda latinoamericana.  Y ojalá que Petro siga ese camino de condenar a las violaciones de los Derechos Humanos, de hablar de una izquierda que sea democrática y que busque la igualdad de oportunidades, e igualar la distribución de la riqueza y la redistribución de la tierra sin caer en el populismo, sin caer en el clientelismo y sin caer en la corrupción, y sin desprestigiar ni deteriorar la democracia, muy especialmente, el balance de poder entre el poder ejecutivo, el poder legislativo y el poder judicial.

Si está marea rosa es distinta de la anterior, es una marea rosa democrática bienvenida sea. Cuba fue muy importante para Colombia porque todos los diálogos del proceso de paz se dieron en La Habana.  En ese sentido Colombia podría ayudar a promover procesos de diálogos entre la nueva sociedad civil cubana y el gobierno.

 

S.A. Laura y finalmente el tema de los militares, que es el tema que precisamente han convocado tanto tú como Rut, ¿Cómo ves  el rol de los militares en cualquier posible transición y particularmente el rol de López Calleja,  una figura bien particular, que está al frente de GAESA que es quién concentra la mayor parte de los recursos del régimen cubano. De forma muy reciente entra a ser diputado de la Asamblea Nacional, hace parte del buró y al mismo tiempo digamos que no podría llegar a ser presidente por la limitante de la Constitución porque ya tiene más de 60 años. ¿Cuál es esa ruta de esta figura de López Calleja y qué rol tienen los militares en términos de estos cambios? no sé si transición, pero al menos los cambios que se puedan avecinar para Cuba.

L.T. López Calleja es una figura clave. Creo que por su trayectoria no va a ser la cara de la transición, es una persona que siempre se ha mantenido en la sombra, que tiene mucho poder pero que no es una persona que aparece en la mesa redonda, en los distintos programas de televisión de la televisión cubana. Sin duda alguna los militares que tienen todo el poder económico serán actores clave. 

Es, entre los militares, donde se va a producir la lucha por el poder. Debilitar a las Fuerzas Armadas va a ser muy complicado, va a ver que negociar su poder económico. Asimismo, son también las que encarnan el mito revolucionario:  no han perdido en ninguno de los conflictos que han actuado fuera de Cuba. Por otra parte, en las entrevistas la mayor parte de los cubanos nos decían que las Fuerzas Armadas Revolucionarias no iban a reprimir al pueblo. Hemos visto que sí, que pueden reprimir sin ningún tipo de problema.

Sin duda, van a hacer el actor clave. Un tema es quién va a ser el actor que está enfrente de ellos para negociar: ¿el Partido Comunista? Yo pienso en el ejemplo de las transiciones latinoamericanas o la española: el dilema era entre perdonar y olvidar o juzgar y condenar. En la Argentina por el tema de los desaparecidos, pero sobre todo por el tema de la guerra de las Malvinas fue necesario, y fácil, juzgar y condenar. Muchos terminaron presos y murieron en prisión.  Todavía hoy hay juicios pendientes y todavía hoy se siguen buscando a los nietos robados, porque las fuerzas armadas se fueron muy desprestigiadas.

En el caso de Chile es distinto: Pinochet murió como un hombre inocente más allá de qué estuvo preso en Inglaterra, pero sólo con prisión domiciliaria. Son como los dos casos opuestos, los chilenos no pudieron hacer mucho respecto de las violaciones a los Derechos Humanos, los argentinos pudieron juzgar y condenar porque los militares salieron derrotados.

Las Fuerzas Armadas Revolucionarias tienen esta imagen de qué nunca fueron derrotadas militarmente pero el país está destrozado, o sea que no hay ningún logro actual que puedan decir “nosotros merecemos seguir adelante”. Eso es algo que la oposición tiene que empezar a pensar: cómo negociar esa transición con las Fuerzas Armadas Revolucionarias, porque son los que tienen el poder económico de la isla de Cuba.

S.A. Bueno Laura muchísimas gracias por la entrevista, era un recorrido muy general desde tus primeros acercamientos a Cuba, tu trabajo sobre Cuba en la actualidad y por supuesto lo que viene. Quisiera cerrar esta entrevista pidiéndote que nos cuentes una anécdota con la que tú quisieras cerrar esta entrevista de lo que ha sido tu trabajo sobre Cuba. Algo que hayas vivido durante alguna de tus visitas a Cuba, de tu primera estancia, de tu trabajo ya estando en Madrid, algo que quieras compartirnos para cerrar y que resulte significativo en relación con tu trabajo.

L.T. Bueno, la verdad es que las entrevistas han sido muy enriquecedoras para mostrar la realidad cubana, pero te voy a contar algo que pasó en Madrid hace muy poquito, no voy a nombrar (la verdad es que quizás soy muy cautelosa, o hasta miedosa, ni siquiera quise nombrar a López Calleja lo nombraste vos primero) se ve que me ha afectado eso de qué me anden siguiendo por la calle. Mira, hace muy poco aquí en Madrid fui a la lectura de una poeta cubana que está en el exilio que la desterraron hace muy poco. Estábamos ahí en una librería en Madrid y había muchos cubanos jóvenes. El libro de ella se llama “Uranio Empobrecido” y cuenta que la autora nació y vivió en la ciudad nuclear, yo realmente no sabía esto, que hubo un emprendimiento de hacer una especia de central nuclear como Chernóbil y que después la fueron desarmando. Y ella cuenta en este libro “Uranio Empobrecido” a través de sus poemas lo que era vivir en esa ciudad. Ahí estábamos escuchando, yo escuchaba sus poemas y la veía a Katherine Bisquet, joven con una sonrisa hermosa.  Yo pensé: “¿a estos chicos les tienen miedo?”, a Katherine la desterraron a Polonia junto con Hamlet Lavastida. ¿Por qué les tienen miedo? ¿Qué frágil es el gobierno cubano para tenerles miedo? ¿Qué ha hecho el gobierno cubano para que una persona que escribió poemas hermosos sobre un proyecto que no funcionó les provoque tanto miedo que la tengan que desterrar? Yo escucho a estos jóvenes cubanos que ahora están aquí en Madrid y me pregunto: “¿Cómo pueden tenerles miedo a estos jóvenes”?

Me quedo con eso, me quedo con la imagen de una poeta cubana leyendo poemas en una librería de Madrid, porque la desterraron de Cuba por sus poemas. Y eso es la ridiculez y la estupidez, y el desparpajo de violaciones de Derechos Humanos que tiene Cuba, a pesar de qué hay muchos que todavía creen que el mito de Fidel y el Che ha logrado una revolución. Creo que sólo lograron lo que cuenta Katherine en Uranio Empobrecido.

S.A. Una bonita imagen yo estuve ahí en esa presentación de ese libro y quisiera complementarte esa imagen con algo que también me pareció muy interesante, y es dos generaciones contrastadas. La generación de Antonio José Ponte comentando a Katherine y la generación de Katherine precisamente narrando en primera persona esas vivencias desde su propia narrativa. Y, ese posicionamiento de Antonio José Ponte reconociendo todo lo que esta generación ha hecho, que a su mismo juicio ha sido muchísimo más de lo que habían logrado ellos. Laura muchísimas gracias por esta entrevista, de verdad que creo que este diálogo entre las personas, entre académicos, entre periodistas, entre intelectuales, personas desde la cultura y demás, que trabajamos con la sociedad civil cubana es importantísimo y no seguir trabajando todos por separados y sin ningún tipo de articulación.

L.T. Si eso es muy importante.  Te agradezco mucho ha sido un placer conocerte aquí en Madrid y sigamos conversando: “estamos conectados” como dice Luis Manuel.

[1] Entrevista transcrita por Valentina Bohórquez Polo

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