FORO CUBANO Vol 4, No. 38 – TEMA: PROPUESTAS PLURALES PARA UNA TRANSICIÓN EN CUBA–
El otro periodismo en Cuba
Por: Reinaldo Escobar Casas[1]
Noviembre 2021
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El artículo presenta una visión sobre la realidad del periodismo independiente en Cuba, resaltando los múltiples retos a los que se enfrenta en un entorno represivo que dificulta cualquier tipo de progreso.
La historia del periodismo en Cuba es larga y merece estudios rigurosos en los que habrá que perfilar los medios usados, las tendencias de líneas editoriales y las dificultades que la profesión ha encontrado en épocas de falta de libertad de prensa.
Los inicios del periodismo independiente cubano en la etapa de la historia nacional conocida como “la Revolución” se remonta a aquellos boletines reproducidos a mano que circulaban clandestinamente en las prisiones de la Isla en la década del 60 y para ser justos desde el mítico año 1959. De entonces a la fecha ha ocurrido una evolución en la que se observa la intención de mantener la denuncia combinada con pretensiones de objetividad en la que el periodismo de investigación ocupa el escalón más elevado.
El periodismo independiente se define en Cuba como una forma de romper el monopolio de los medios oficiales dirigidos por el aparato ideológico del Partido Comunista. La principal campaña de descrédito que ha sufrido ese periodismo se ha concentrado en que es anticubano porque es antigubernamental, y que es mercenario porque encuentra sus medios de subsistencia financiera –en la mayoría de los casos- en fuentes tenidas como enemigas del gobierno.
Los retos que ha tenido que salvar y que tiene por delante el periodismo independiente cubano se pueden definir en siete aspectos comunes: 1) Los riesgos que conlleva realizar una labor informativa en un entorno represivo; 2) la dificultad para encontrar colaboradores; 3) los obstáculos para acceder a fuentes y acreditaciones oficiales; 4) los inconvenientes para llegar a los receptores finales del contenido; 5) el difícil camino para el financiamiento; 6) los conflictos de definición de roles donde se oscila entre el activismo con una agenda partidista opositora y el profesionalismo periodístico; y 7) La ausencia de una estrategia a largo plazo que defina líneas editoriales.
1. Los riesgos son conocidos y son un tema recurrente. Para resumirlos habría que empezar por la existencia de leyes que pueden llevar a prisión al que ejerce este tipo de actividad; la posibilidad de ser sometido a lo que se ha dado en llamar “el fusilamiento de la reputación”, cuyo principal objetivo es convertir a la persona atacada en un sujeto radiactivo al que nadie quiere acercarse; perder vínculos laborales en centros de trabajo estatales; quedar temporalmente inhabilitado para viajar al exterior; ser víctima de detenciones arbitrarias, despojo de medios de trabajo, interrogatorios y diversas formas de acoso orquestados por la Seguridad del Estado, como visitas amenazantes a familiares y amigos.
2. La búsqueda de colaboradores es uno de los quebraderos de cabeza más compartido por los medios independientes. Se trata de encontrar personas con un dominio aceptable del uso del idioma, con conocimientos básicos de las herramientas del medio, que sepan apartar sus opiniones a la hora de elaborar una información, que sean confiables y que no se acerquen a la redacción con el único objetivo de ganar méritos para emigrar como refugiados políticos.
3. A diferencia de los periodistas que trabajan en medios oficiales, los que ejercen en medios independientes nunca lograrán ser acreditados para conferencias de prensa, eventos culturales o actividades académicas. No contarán con la oportunidad de participar en cursos de capacitación ni tendrán la más remota posibilidad de presentarse ante una institución oficial con el propósito de obtener información. Su condición de “sujeto radioactivo” hace que sean pocos los artistas, deportistas, científicos, funcionarios o ciudadanos comunes y corrientes que se atrevan a concederles una entrevista o a responderles alguna pregunta. Esta es la causa de que se tenga que apelar con frecuencia a la fórmula del anonimato para ofrecer el testimonio de quienes se atreven a hacer alguna declaración.
4. Como si todo esto fuera poco, se vuelve algo muy difícil de alcanzar el principal objetivo de todo comunicador, que es llevar el mensaje a un mayor número de receptores. En el país no hay forma de acceder a medios de impresión capaces de reproducir material periodístico impreso. No hay manera de adquirir por vías legales papel ni tinta y, desde luego, está prohibido imprimir y mucho más distribuir lo impreso. No hay un camino legal para acceder a estaciones de radio o canales de televisión y menos aún para montar uno independiente. En este hostil terreno la salida que ha tenido más éxito ha sido apelar a los recursos que se encuentran en Internet, bien a través de blogs personales o de sitios alojados en servidores extranjeros. La apelación a este camino tiene el inconveniente añadido de los enormes precios que hay que pagar por la conectividad y la censura digital, lo que no solo afecta la emisión de contenido sino también la recepción por parte del público.
5. Crear un modelo de negocio o un plan económico que permita a un medio de prensa sostenerse y costear la labor de periodistas y editores es una de las aristas más difíciles que enfrenta la prensa independiente cubana. Las autoridades criminalizan toda fuente de financiamiento exterior, mientras que la posibilidad de que los reporteros hallen sustento material entre los negocios privados, emprendedores u organizaciones locales es prácticamente imposible por la ilegalidad de unos y el temor de otros. Se debe entonces apelar a fondos provenientes de entidades extranjeras o crear una arquitectura económica a través del crowdfunding, los programas de membresía, la publicidad y los fondos de fundaciones y entidades regionales centradas en el sector periodístico. Si para cualquier medio de prensa a nivel mundial es complicado lograr algo así, para los independientes cubanos resulta prácticamente imposible, aunque en los últimos años hay ejemplos bastante estables de que se puede alcanzar un modelo mixto de ingresos.
6. Debido a la desinformación generalizada que afecta a la mayoría de los ciudadanos en torno al quehacer de la oposición política, activistas de la sociedad civil y periodistas independientes es frecuente que a todos se les englobe como “defensores de los derechos humanos”, lo cual si bien es elogioso resulta inexacto.
Los teléfonos de contacto de los periodistas independientes parecen estar anotados en los muros de todas las cárceles del territorio nacional. Constantemente se reciben denuncias imposibles de confirmar donde se relatan atropellos a los presos (comunes o políticos) desde golpizas, negación de servicios médicos, suspensión arbitraria del derecho a recibir visitas o a realizar llamadas telefónicas. Cuando las organizaciones dedicadas a registrar estos eventos logran confirmar las denuncias, suele ocurrir que ha transcurrido tanto tiempo que deja de ser noticia para ser historia. Otros hechos de injustas confiscaciones de propiedades, despidos de centros laborales o expulsión de centros docentes en la mayoría de los casos solo se presentan con la versión del afectado en las que el periodista está expuesto a reportar un hecho falso o distorsionado.
7. Hoy la prensa independiente está necesitada de planificar sus estrategias informativas a largo plazo para realizar tareas impostergables entre las que se encuentra: Cuestionar el pensamiento oficial, rellenar los agujeros de información y revisar los acontecimientos más importantes de la historia reciente.
En lo que concierne a cuestionar el pensamiento oficial habría que mencionar:
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Aspectos de carácter teórico y filosófico sobre la invocación al marxismo-leninismo como guía de acción para conducir el país.
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La apelación al ideario martiano para justificar el partido único o la enemistad con Estados Unidos.
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El uso de lemas vacíos de contenido como “Somos continuidad” o “Pensar como país”.
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La gobernanza digital como futuro para la democracia.
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La inserción de Cuba en el mundo globalizado vísperas de la cuarta revolución industrial.
Los agujeros de información que hace falta rellenar son:
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Accidentes, desastres, fracasos económicos, actos represivos, destituciones de funcionarios, violencia, pandillas y otros flagelos sociales que hoy se “barren bajo la alfombra informativa”.
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Protestas pacíficas que tienen evidencia gráfica.
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Avances tecnológicos ocurridos en los países democráticos.
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Real situación de los grupos vulnerables, como ancianos, población afrodescendiente y comunidades rurales.
La revisión de la historia reciente implica:
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Revisar la narrativa de los hechos: golpe de Estado de 1952, asalto al cuartel Moncada, asalto al Palacio Presidencial, guerra de guerrillas, grupos terroristas urbanos, participación de otros movimientos ajenos al M 26-7 que lucharon contra la dictadura de Batista.
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Revisar las biografías de los protagonistas de los hechos anteriores.
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Primera y segunda ley de Reforma Agraria, confiscaciones y nacionalizaciones.
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Ofensiva Revolucionaria de 1968.
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Participación del gobierno cubano en las guerrillas latinoamericanas.
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Misiones Internacionalistas en África.
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Los hechos de Granada.
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Evolución de las relaciones de Cuba con la URSS y con China.
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Investigar en la papelería en los países exsocialistas sobre lo relacionado con Cuba.
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Investigar las relaciones con la izquierda latinoamericana, Chávez, Lula, Evo Morales, Correa y Kichsner.
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El actual apoyo a regímenes antidemocráticos como los existentes en Venezuela, Nicaragua, Corea del Norte, Bielorrusia, China y Rusia.
En la bibliografía sobre este tema se destacan las propuestas que se realizaron en 2018 con mayor profundidad y precisión en el VI Informe del Centro de Estudios Convivencia[2] dedicado a los medios de comunicación social (MCS) y las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones (TICS).
No obstante, todas las proyecciones sobre el futuro del periodismo en Cuba o mejor aún sobre el periodismo en el futuro de Cuba llevarán necesariamente las cicatrices que deje el indispensable proceso de transición a la democracia, sin el cual no será posible transformar los patrones de conducta de esta profesión.
[1] Reinaldo Escobar Casas (Camagüey, 1947) es un periodista con más de 50 años de experiencia y es Jefe de redacción del diario digital cubano independiente 14ymedio. Actualmente vive y trabaja en La Habana, Cuba.
[2] Disponible en: https://centroconvivencia.org/wp-content/uploads/2017/05/VI-INFORME-CEC-MCS-Y-TICs-25-mayo-2018.pdf