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FORO CUBANO Vol 4, No. 30 – TEMA: SOCIALISMO LATINOAMERICANO. REVISIÓN CRÍTICA–

Perspectiva crítica de la izquierda en América Latina

Por: Daniel Vélez

Marzo 2021

Vistas

El autor precisa conceptualmente los términos de izquierda y derecha destacando las virtudes y defectos de dichas ideologías, además, aborda las condiciones que han llevado al fracaso de las políticas de izquierda en América Latina

En América Latina es fundamental entender que tanto perspectivas de derecha como de izquierda son necesarias para del desarrollo. Más que un pragmatismo ciego, se requieren adoptar posturas ideológicas en el momento adecuado y de la manera adecuada.

El concepto de izquierda y de derecha 

El mayor reto que existe en América Latina al hablar de la izquierda y la derecha es que, en su gran mayoría, pocos sabes que es “izquierda” y que es “derecha”. Ambos términos han sido desdibujados por los discursos populistas, en donde se presenta a la “izquierda” como el enemigo interno que quiere esclavizar al pueblo y acabar con el sistema productivo, y a la “derecha” como la élite que manipula a las masas para seguir explotándolas. Nada más lejano de la realidad, por lo menos desde un punto de vista académico.

Hablar de la izquierda en América Latina requiere primero de una precisión conceptual. La izquierda, técnicamente hablando, es el conjunto de ideologías que buscan aumentar la inversión pública en políticas sociales por medio de una mayor intervención del Estado en la economía. La ideología clásica de izquierda es el socialismo, pero también puede haber muchas otras variantes, como lo son la socialdemocracia, el ecologismo y, en su versión extrema, el comunismo. Por su parte, la derecha hace referencia a las ideologías que buscan fortalecer el libre mercado a partir de la propiedad privada. La ideología clásica de la derecha es el liberalismo económico (o capitalismo), y esta también cuenta con diversas variantes, como lo son el neoliberalismo, el capitalismo de Estado, y, en su versión extrema, el fascismo.

La izquierda no es el problema, tampoco la derecha

Según la experiencia internacional en los últimos 200 años, tanto la derecha como la izquierda pueden tener efectos tanto positivos, como negativos. Esto depende del contexto histórico en que esté cada país.

Por ejemplo, en el caso de Estados Unidos, las perspectivas de izquierda prevalecieron durante la Era Dorada de la economía norteamericana, desde 1945 hasta 1973, cuando la planificación de la economía y el Estado de Bienestar eran la regla. Desde finales de los años 70´s hasta la actualidad (por lo menos antes de la pandemia), han prevalecido perspectivas de derecha, en donde se hace énfasis en el libre mercado y en la aplicación de un Estado Mínimo.

Así mismo, en la actualidad hay países muy desarrollados que son de izquierda, como Suecia, y países de izquierda muy pocos desarrollados, como Chad. La misma lógica aplica para la derecha. Hay países de derecha muy desarrollados, como Singapur, y países de derecha muy poco desarrollados, como la República Democrática del Congo.

En este sentido, el problema no radica en la ideología que se adopte, sea de izquierda o de derecha. Depende, más bien, del cuándo y del cómo se apliquen estos enfoques ideológicos. 

La aplicación adecuada de perspectivas de izquierda

Para lograr que la adopción de perspectivas de izquierda sea exitosa, se deben cumplir con una sería de requisitos que son indispensables. El primero de ellos es tener un sistema productivo bien desarrollado. Esta lógica viene desde el propio Marx. Se requiere primero de un desarrollo del capitalismo para la generación de riqueza. Es cuando ya se ha logrado esta riqueza inicial que es posible empezar a invertir en políticas sociales para mejorar el bienestar de la población. Esto es lo que ocurrió en los grandes países europeos en la época en que reinaban los partidos laboristas, en especial en Francia y en el Reino Unido.

El segundo de estos requisitos es construir un Estado robusto. La aplicación de políticas de izquierda requiere de una institucionalidad fuerte, para evitar la corrupción y para ejecutar de manera adecuada la intervención del Estado en la economía y en la sociedad. Así mismo, se requiere el desarrollo de una burocracia meritocráticamente seleccionada, que responda de la mejor manera posible a los problemas sociales particulares que surgen en cada territorio de una nación. Esto es lo que ha ocurrido en China, en donde ha sido posible aplicar efectivamente políticas sociales robustas a partir de una burocracia eficiente.

El tercero de los requisitos es lograr un consenso nacional a la hora de adoptar la perspectiva de izquierda. Esto, en sociedades históricamente recientes como las latinoamericanas, es solo posible por medio de la democracia. Es con un sistema que permita escuchar voces de diversos sectores de la sociedad que se puede tomar de manera adecuada medidas de izquierda que sean efectivas. Este pluralismo democrático es la característica fundamental de los países escandinavos, que cuentan al día de hoy con los mejores Estados de Bienestar del planeta.

Condiciones de fracaso de la izquierda

Cuando los requisitos previamente mencionados no se cumplen, la perspectiva de izquierda puede llevar a un rotundo fracaso. Y eso es lo que se ha visto en muchos países de Latinoamérica, que en su afán de lograr los niveles de bienestar de las economías occidentales han intentado saltarse muchos pasos esenciales, con consecuencias nefastas.

Uno de esos casos es Venezuela. A pesar del boom petrolero, el sistema económico aún estaba subdesarrollado. Había poca diversificación, una alta dependencia a materias primas y un PIB per cápita relativamente bajo. Sin estas condiciones iniciales básicas que permitan generar riqueza, la aplicación de una perspectiva de izquierda fue contraproducente, y llevó a la destrucción del sistema productivo y del sistema monetario. Para el 2021 su PIB se contrajo en un −25,0% y la hiperinflación llegó al 4300%.

Resalta también el caso de Bolivia. Aunque se ha querido aplicar políticas que desarrollen en el país el Socialismo del Siglo XXI, la débil institucionalidad ha hecho esto una misión hasta ahora infructuosa, lo cual ha dejado relegado al país en términos de desarrollo humano y desarrollo económico.

Finalmente, está el caso de Cuba. La ausencia de voces que permitan escuchar a todos los sectores de la población ha llevado al despotismo de una élite que se niega a escuchar las voces que buscan un cambio en la isla. El problema no es, de nuevo, la izquierda. La necesidad de escuchar al pueblo también aplica para la derecha. En ambos casos, la imposición de un sistema no es nada más que la explotación de una élite, sean burguesas en el caso de la derecha o burocráticas desde la izquierda. En este orden de ideas, la izquierda puede llegar a ser deseable y necesaria en América Latina. Pero, se requiere primero de un sistema productivo desarrollado, una institucionalidad fuerte y un sistema político fundado en el pluralismo. Sin estas cosas, la izquierda llevará solo a un ciclo de pobreza e injusticia en la región.

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