
FORO CUBANO Vol 8, No. 71 – TEMA: Crisis de derechos sociales y económicos en Cuba
Otra Cuba Es Posible: Entrevista a Elaine Acosta
Por: Zharick Maciel Gómez Becerra
Febrero y marzo de 2025
En un momento de grave crisis económica y social en Cuba, las bajas tasas de natalidad, el incremento de la diáspora migratoria y la precarización en la provisión de servicios públicos ha impacto negativamente el bienestar de las personas mayores. En tal marco, Cuido60, un observatorio independiente de envejecimiento, cuidados y derechos en la isla ha sido un referente en la investigación y visibilización de las problemáticas que afectan y vulneran los derechos de las personas mayores.
Zharick Gómez: Hoy nos acompaña, Elaine Acosta, directora ejecutiva de Cuido60, a quién agradecemos su tiempo y la oportunidad de dialogar sobre los impactos de la crisis en los derechos económicos y sociales de las personas mayores y las perspectivas futuras del sistema de cuidados en la isla. Para iniciar, ¿podrías presentarnos tu trayectoria y trabajo en Cuido60? y ¿qué adaptaciones ha tenido la misión y visión de la organización desde sus inicios hasta hoy, teniendo presente los desafíos actuales de la isla?
Elaine Acosta: Mucho gusto. Mi nombre es Elaine Acosta y soy la directora ejecutiva de Cuido60 desde sus inicios, desde su fundación en mayo del 2021 hasta la fecha. Como su nombre lo indica, Cuido60 es un observatorio cuya visión es monitorear las diferentes realidades del envejecimiento en Cuba, cómo se experimenta la vejez o más bien las vejeces en la isla. Al mismo tiempo, buscamos monitorear las políticas y programas, la política pública en general y los programas que específicamente están dirigidos a las personas mayores y también a las personas cuidadoras en Cuba.
Nos interesa también, como parte de la misión, sensibilizar a la comunidad en su conjunto sobre las distintas áreas, realidades y problemáticas relacionadas con el envejecimiento y la vejez en Cuba y especialmente también con la crisis de cuidado.
Y como un tercer aspecto importante a destacar de la misión de Cuido60, es nuestro interés en formar, capacitar de manera permanente y actualizar conocimientos, metodologías, herramientas para la intervención con personas mayores en la isla. Existe un déficit importante en esta área, por lo que es un desafío poder preparar a los profesionales, técnicos y cuidadores y, sobre todo, capacitarlos en el tema de los derechos, que trabajen con un enfoque de derechos y bajo una perspectiva de género y también intergeneracional.
Por último, y en línea con el punto anterior, hemos incrementado nuestra labor en los últimos años, teniendo en cuenta los desafíos actuales del agravamiento de la crisis estructural que tiene la isla. Al respecto, hemos aumentado también nuestra misión de denuncia y visibilización de las diferentes vulneraciones de derechos a los que están siendo sometidos tanto las personas mayores como las personas cuidadoras.
Y eso es lo que hemos hecho básicamente a través de diferentes tipos de productos, tratando de transferir el conocimiento, la investigación aplicada a las diferentes problemáticas sociales, que atraviesan las personas mayores en la isla. No debemos dejar de mencionar que también nos interesa la mirada comparativa, o sea, analizar la realidad cubana también en el contexto del envejecimiento acelerado que está experimentando la región, dado que, América Latina es la región que está envejeciendo más rápidamente en el contexto mundial. Entonces nos interesa el diálogo y la apuesta en relación de los desafíos que tiene la región en la misma materia.
Zharick Gómez: Perfecto, una gran misión. Ahora, adentrándonos en la materia, en los informes de Cuido60 se menciona la interrelación entre la crisis económica nacional y el aumento de la pobreza de los hogares de las personas mayores. ¿De qué manera la inflación y el desabastecimiento han afectado el bienestar y desarrollo de la población mayor en Cuba?
Elaine Acosta: Bueno, la afectación ha sido bastante intensa y justamente mayor en la población de más de sesenta años. Es la única población que crece en Cuba. En la actualidad estamos hablando de que alrededor de un cuarto de la población es mayor de 60 años. También es la población que depende prácticamente en la mayor proporción, o sea, aproximadamente un 80%, depende únicamente de sus pensiones.
Unas pensiones que han visto deteriorar su valor adquisitivo de manera sostenida tras el agravamiento de la crisis y particularmente tras el aumento de la inflación, a partir de la medida de política pública que se llamó “Tarea de Ordenamiento.” Es decir, aun cuando se había hecho una reforma de las pensiones y se había aumentado el monto de las pensiones para las personas mayores, justamente debido a la “Tarea de Ordenamiento” y en el periodo postpandemia se incrementa la inflación y aumenta el desabastecimiento, provocando que el poder adquisitivo de las pensiones se deteriore rápidamente.
También, hay políticas y medidas que han afectado no solo los ingresos, sino en general la capacidad adquisitiva de la población mayor porque se ha disminuido la presencia de algunos servicios que eran vitales para las personas mayores. Estoy pensando en el servicio de alimentación que ofrece el sistema de atención a la familia. Este servicio, posterior a la “Tarea de Ordenamiento”, encarece significativamente sus precios y les impide a muchas personas mayores usar este servicio que tenían básicamente como único recurso para, aunque de mala calidad, contar con una alimentación caliente diaria. Esto, sin hablar de las dificultades para trasladarse hacia estos lugares, la crisis de transporte y demás situaciones que les dificultan a la población mayor acceder a los escasos servicios disponibles.
Además de un aumento de los precios, lo que se ha visto es un uso mucho menor de estos servicios por las razones que te he mencionado. Entonces, el deterioro progresivo del valor adquisitivo de las pensiones, junto con el desabastecimiento no solo de alimentación, sino también de medicamentos, cuestiones básicas y fundamentales en esa etapa de la vida, como es la vejez, han empeorado significativamente la calidad de vida de las personas mayores, en su gran mayoría, te insisto, porque muchos de ellos no tienen otra fuente de ingresos que no sea exclusivamente esta pensión, aunque algunos reciben remesas, es un porcentaje reducido de esa población.
Y adicionalmente, muchos de ellos se encuentran solos o con escasas redes familiares. El alcance que tienen los programas sociales que siguen vigentes es muy limitado, o sea, la oferta pública de asistencia para las personas mayores es absolutamente deficitaria, ya que, el incremento de la demanda de necesidades ha hecho que tengamos un panorama muy complicado de deterioro progresivo del bienestar en este grupo poblacional.
Zharick Gómez: Has mencionado varios puntos importantes. Primero, me gustaría profundizar en el tema de pensiones. La organización ha documentado en diversos momentos la insostenibilidad de la pirámide demográfica y el sistema pensional en la isla. Entonces, ¿de qué manera impacta la desactualización de los montos y la insuficiencia de las pensiones a las personas mayores y sus hogares?
Elaine Acosta: El impacto es negativo y preocupante, porque esta insostenibilidad no viene solamente del deterioro del valor adquisitivo de la pensión. En general, la pensión básica es de 1.528 pesos, que al tipo de cambio actual ronda los cinco o seis dólares aproximadamente. Además hay una disminución significativa de la canasta básica y múltiples irregularidades en las entregas de los alimentos subsidiados. Es decir, no solo hay una disminución de lo que se entrega, sino también irregularidades en lo que se entrega.
A eso súmale los cortes de electricidad que han aumentado significativamente en los últimos dos años, todo lo cual complica el panorama para una persona mayor y especialmente para las personas mayores que viven solas y no tienen más asistencia. La crisis de las pensiones o la insostenibilidad de las pensiones es algo que se viene documentando hace tiempo, porque para el actual escenario demográfico de Cuba y su escenario futuro, impactado especialmente por el tsunami migratorio que hemos experimentado en los últimos años, hace que tengamos una mano de obra y una fuerza laboral insuficiente para poder aportar al sistema previsional.
Entonces, con esa mano de obra insuficiente, obviamente los costes que puede tener ese sistema previsional son mayores en la medida en que aumenta la población mayor. Ese es el escenario que vamos a tener de aquí al 2050, donde se espera que un poco más de un tercio de la población sea mayor de 60 años, y en consecuencia se hace insostenible el modelo, porque son menos las personas que van a contribuir al sistema de pensiones y más los gastos.
Lamentablemente, no se aprecia una política pública que esté diseñada para poder atender a los desafíos mencionados, porque no hay un modelo de desarrollo en Cuba. Actualmente, no hay una política económica adecuada que fomente el desarrollo productivo del país, genere mayores ingresos y dinamice la productividad. Por lo tanto, lo que ingresa a las arcas del sistema previsional va a ser cada vez menor, frente a una demanda cada vez mayor. Y a eso es a lo que me refiero con la insostenibilidad del sistema de pensiones en Cuba.
Zharick Gómez: Junto a la insostenibilidad del sistema previsional, la precarización del sistema de salud ha dificultado el acceso a medicinas e insumos indispensables para la población mayor. ¿Qué derechos se han visto vulnerados y qué riesgos deben asumir las personas mayores para suplir sus necesidades básicas?
Elaine Acosta: La crisis del sistema de salud viene a agravar el panorama de vulneración de derechos que están experimentando las personas mayores, porque si al menos en estas circunstancias de déficit alimenticio, con todos los problemas de salud que eso puede generar, sumado a las enfermedades y otros padecimientos que se puedan presentar durante esta etapa de la vida, lo que se tiene es un sistema de salud cada vez más debilitado en su atención, el panorama es gravísimo para las personas mayores. Muchos de ellos tienen enfermedades crónicas y no están pudiendo recibir sus medicamentos en forma sistemática y regular. Además, la atención en los hospitales y en los centros asistenciales en general se ha visto colapsada por falta de insumos, falta de personal, las malas condiciones de higiene y un largo etcétera.
Nosotros hemos estado trabajando en los últimos meses en un informe sobre las condiciones actuales del sistema de salud y cómo están afectando a las personas mayores. Nos hemos percatado que si una persona mayor no tiene una red familiar que pueda acompañarle y asistirle ante un problema de salud, autogestionarlo es muy complicado. Hay que tener en cuenta que el sistema de salud cubano, aunque universal y gratuito, se ha ido mercantilizando en los últimos años, es decir, la atención está teniendo costes cada vez mayores, desde la compra de medicamentos en el mercado informal hasta pagos no declarados por los servicios en el hospital, por ejemplo, tener una mejor cama y llevar una serie de insumos para poder tener una operación, ya que muchas veces esos insumos no están disponibles en los hospitales.
Por más que haya una buena voluntad del personal de salud para atender, que muchas veces tampoco está, va a haber preferencias por personas que cuentan con esos recursos, mientras que las personas que no los tienen, llevan las de perder. Por lo tanto, el escenario es muy complicado para garantizar el acceso a la salud. El derecho a la calidad de vida en la dimensión de salud física y bienestar emocional está siendo cada vez más vulnerado. Aquí, hay que tener en cuenta algo que muchas veces no se dice o se pasa por alto, que tiene que ver con el bienestar emocional de las personas mayores, porque experimentar la vejez en estas condiciones de crisis puede ser angustiante y desesperanzador.
Para la gran mayoría de las personas mayores la crisis se vive con una sensación de desesperanza muy grande. En el caso cubano, estamos hablando en particular de una generación que apostó y entregó buena parte de sus esfuerzos a construir un proyecto que le prometió una mejor vida en el futuro, pero lo que encuentran ahora es absolutamente lo contrario.
Entonces vivir la vejez con esa sensación de desesperanza y en algunos casos de traición al esfuerzo entregado, desde el punto de vista emocional, es bastante tensionante. Esto está generando también sentimientos de angustia, frustración y depresión. Aunque muchas veces no tenemos los datos cuantitativos sobre este particular, contamos con innumerables testimonios gracias al monitoreo que realizamos desde Cuido60 que confirman este malestar entre las personas mayores.
Zharick Gómez: Entiendo, ahora me gustaría abordar el tema migratorio, un aspecto que ha afectado en general a toda la sociedad cubana y principalmente a las personas mayores. ¿Qué impacto ha tenido la diáspora en el tejido social y las redes familiares de la población mayor de la isla?
Elaine Acosta: Ha sido un impacto devastador para muchas de las personas mayores que han visto, justamente en la etapa final de la vida, partir a algunos o todos sus hijos y a muchos de sus nietos, sino todos sus nietos. Obviamente quedar de manera abrupta en esta sensación de soledad o incremento de soledad en esa etapa de la vida es complicado, especialmente por el contexto de mayor fragilidad y crisis en el que están viviendo.
A los sentimientos asociados de pérdida, aislamiento y dolor que trae cualquier proceso migratorio en cualquier parte del mundo, en el caso cubano tienes que sumarle además las condiciones difíciles en las que estas personas quedan porque muchas veces no tienen otro sustento o apoyos. El Estado se ha retraído de buena parte de la protección social que proporcionaba a las personas mayores y las redes comunitarias están absolutamente debilitadas también por la crisis en la que se vive.
Igualmente, se han incrementado los fenómenos de violencia y delincuencia que están directamente relacionados con una situación de crisis generalizada. Entonces, esto ha provocado una mayor sensación de aislamiento y en algunos casos abandono de las personas mayores. Por lo tanto, hay un aumento de la vulnerabilidad a la que pueden estar expuestos, ya sea por maltrato de otras personas o por negligencia institucional. Por otra parte, también muchos hijos y nietos, desde el lugar al que han migrado, siguen ayudando a las personas mayores que están en la isla, ya sea a través de las remesas en dinero o de la compra de alimentación y otros útiles necesarios e indispensables para el hogar.
Pero la compañía física, diaria y cotidiana, que muchas veces se necesita cuando uno es una persona mayor, se pierde con la migración, por más que la familia siga en contacto. A ello hay que sumarle todas las dificultades que existen en Cuba, partiendo por las abundantes barreras físicas, de transporte y servicios que hacen más complicada la sobrevivencia cotidiana. Incluso, aun teniendo la ayuda y asistencia de sus familiares en el extranjero, muchos ven restringida su autonomía económica y su autonomía en todo sentido. Entonces, el impacto negativo en la población mayor ha sido bastante considerable.
Y luego hay que sumar también otro fenómeno que ha tenido menor visibilidad y es que muchas de las personas mayores también han sido protagonistas de la reciente ola migratoria. Por lo tanto, hay que considerar lo que significa migrar siendo una persona mayor, insertarse en una nueva sociedad, dejar toda tu vida atrás, dejar todos tus lazos, tus conexiones de amistad, entorno social y entorno barrial y llegar a insertarte en una nueva sociedad en la vejez. Entonces, ese es otro factor que también hay que considerar dentro de esta nueva realidad migratoria.
Zharick Gómez: Muy interesante, dado que el tema de la migración de las personas mayores realmente no se ha mencionado y visibilizado lo suficiente. Para puntualizar el aspecto de las remesas, me gustaría preguntar ¿qué papel han jugado las remesas en la subsistencia de los hogares de las personas mayores que tienen apoyo familiar en el extranjero? y ¿qué afectaciones específicas tienen las personas mayores que no reciben dicho tipo de apoyo?
Elaine Acosta: El papel de las remesas ha sido vital para la subsistencia de todas las personas mayores que las reciben. Tengamos en cuenta, como te expliqué anteriormente, que la gran mayoría de las personas mayores en Cuba, un poco más del 80%, tiene como única fuente de ingreso la pensión. Ahora, hay un porcentaje que puede rondar entre el 10 y el 20%, que recibe remesas. Sin embargo, no contamos con un dato exacto. Si existe, no son estadísticas públicas, aunque suponemos que haya aumentado el número de personas mayores que reciben remesas.
Las personas que reciben remesas en algo alivian sus condiciones de vida en la isla. Especialmente, las remesas que llegan en forma de combos de comida, paquetes de medicamentos y equipamiento para la cocina y la casa. En este instante, ese tipo de remesas están siendo incluso de mayor utilidad que las propias remesas en dinero, porque gestionar dinero en Cuba para una persona mayor es altamente complicado por las múltiples barreras que el gobierno cubano ha estado imponiendo, particularmente, por la digitalización de muchos de los servicios y la utilización de tarjetas bancarias para retirar dinero. En la actualidad, deben hacer tremendísimas colas hasta para recibir su pensión.
También, imagínate lo que significan los trámites bancarios para una persona mayor. Entonces, esto ha sido vital para un mejoramiento relativo de sus condiciones de vida, siempre digo relativo, porque en medio de la catástrofe humanitaria que se está viviendo en Cuba, al final, aunque la familia le envíe una planta eléctrica, los apagones están siendo de tantas horas y tan sostenidos, que es muy difícil que lo puedan solventar todo. En definitiva, es complicado e insuficiente.
Ahora, para quienes no reciben estas remesas, la situación es de una precariedad absoluta. Absoluta, porque sencillamente la pensión que reciben o los ingresos complementarios que puedan conseguir por la venta informal de algo y algún trabajo adicional que consigan, sencillamente, no les alcanza para la subsistencia cotidiana, no les alcanza. Y, por lo tanto, se ven precarizadas de manera sustantiva sus condiciones de vida y la dignidad básica para sostener las actividades de la vida cotidiana, desde la alimentación, pasando por los medicamentos y todo lo demás.
De hecho, olvidémonos acá de ciertos lujos que tengan que ver con la recreación, el esparcimiento y el conjunto de otras actividades vinculadas al bienestar social. Estamos hablando de necesidades muy básicas y esas demandas no se están cubriendo por las fuentes regulares que uno esperaría que se existieran en un país normal, porque una cosa es la pobreza y el empobrecimiento de la población por un menor nivel adquisitivo, a la pobreza multidimensional y estructural que estamos viviendo en Cuba. Se trata de no poder acceder a bienes elementales y básicos que van desde la energía eléctrica hasta la alimentación.
Además, sabemos que en edades avanzadas puede ser más complicado preparar los alimentos, especialmente si no se cuentan con las condiciones básicas para ello. En Cuba, hay problemas graves con el suministro de gas, agua y electricidad. Entonces, imagínate a personas mayores cargando agua, cocinando con leña, entre otras labores muy complicadas y riesgosas para preparar alimentos. Estamos hablando de estas cuestiones básicas que la gran mayoría de los cubanos en este minuto no tienen resueltas, por el contrario, presentan graves problemas cotidianos. Piensa ese escenario para una persona mayor, que además no recibe ningún tipo de remesa, es muy grave. En consecuencia, lo que hemos visto es un aumento de las personas mayores viviendo en situación de calle, un aumento de la precarización de sus condiciones de vida, ya sea viviendo en situación de calle o teniendo que sencillamente que vivir de la dádiva pública para poder alimentarse y sostenerse, ya que sus pensiones y sus limitados recursos no se lo permiten.
Zharick Gómez: Y atendiendo a todas las dificultades que actualmente padece la población mayor en Cuba, me gustaría abordar, desde una perspectiva de género, la siguiente pregunta, ¿la crisis en el sistema de cuidado impacta de manera diferencia a mujeres y hombres en la isla?. ¿Por qué?
Elaine Acosta: En efecto, nosotros hemos venido documentando hace varios años que la crisis de cuidados impacta de manera diferenciada a mujeres y hombres, sobrecargando significativamente de tareas, responsabilidades domésticas y reproducción de la vida a las mujeres, en particular a las mujeres mayores, que además son las más pobres dentro de los pobres, porque buena parte de sus ingresos previos y sus pensiones se han visto afectados por las interrupciones en la vida laboral, justamente en razón del cuidado de sus hijos. Muchas de estas mujeres mayores también están cuidando de otras personas mayores, porque en Cuba la población mayor de 80 años, lo que se llama la cuarta edad, ha aumentado. Por lo tanto, frecuentemente, hay personas de 60 años y más cuidando a personas de 80 y 90 años.
Entonces estamos hablando de una doble vulnerabilidad de los cuidados, dado que son personas que no pueden trabajar remuneradamente y viven exclusivamente, en este caso, por ejemplo, de dos pensiones y sin mayor asistencia pública. En este sentido, por eso se precarizan más las mujeres versus los hombres.
De hecho, hay estudios y hay datos que lo han demostrado oficialmente, por ejemplo, la última encuesta nacional de igualdad de género documentó la diferencia significativa de trabajo no remunerado en horas, ya que, en términos generales, las mujeres cubanas dedicamos más tiempo al cuidado de los hijos y a las tareas domésticas versus los hombres. La diferencia es significativa. Y esas diferencias se reproducen y aumentan con la edad. Además, las mujeres mayores son mayoría, eso es un dato que es mundial y en Cuba obviamente se repite, pero a su vez son las que tienen mayores problemas de salud y las que reciben menos ingresos. Definitivamente, la sobrecarga de cuidado les afecta más.
Zharick Gómez: Perfecto, muy bien. Ahora, ante el deterioro general de la provisión de servicios públicos en materia de salud, alimentación, energía, agua potable y transporte, las ONG han asumido un rol asistencial y proveedor. Entonces, ¿de qué manera se ha transformado el rol de las organizaciones independientes en la atención de las personas mayores? y ¿qué marco legal y jurídico respalda sus operaciones y sostenibilidad en el tiempo?
Elaine Acosta: Hemos visto que frente al aumento de la gravedad de la crisis han emergido en los últimos años un conjunto muy diverso de organizaciones de la sociedad civil independiente que han implementado diversas acciones en la asistencia y el cuidado de personas mayores, pero también en la promoción, la capacitación y un conjunto de otras tareas relacionadas a la atención de las personas mayores.
Nosotros en Cuido60, hemos estado haciendo un mapeo de esas organizaciones de la sociedad civil independiente que, junto con las oficialistas, asisten y apoyan a las personas mayores, lo que ha demostrado la agencia de la sociedad civil. Sin embargo, y aquí vienen los pero, lamentablemente muchas de ellas operan en un contexto legal muy frágil y precario. No tenemos una ley de asociaciones actualizada. Se ha estado pidiendo y exigiendo al Estado actualizar esa ley de organizaciones de la sociedad civil que permita que buena parte de quienes están operando hoy, en el filo de las posibilidades legales, puedan hacerlo en plenitud y en igualdad de condiciones que otras organizaciones, porque, desafortunadamente el marco jurídico actual no permite que exista más de una organización para los mismos fines. Una situación absurda, pero propia de un régimen autoritario.
Por eso hablamos de organizaciones oficialistas e independientes en el caso cubano. Además de eso, muchas de las organizaciones de la iglesia han encaminado su labor en estas áreas y justamente por la necesidad creciente que existe, estas organizaciones, pueden tener un respaldo jurídico mayor como entidades no gubernamentales, dado que están bajo el amparo de las iglesias ya sean católicas, protestantes o de otras denominaciones.
Pero hay otros grupos de la sociedad civil, que pueden ir desde personas que se agrupan porque se conocen de la universidad, son ambientalistas o grupos de promoción de los derechos y la igualdad de género, en fin, un grupo muy diverso de organizaciones, que sí tienen muchas dificultades para operar, porque además, ante la falta de un marco jurídico, el Estado cubano criminaliza y ha venido criminalizando sistemáticamente el activismo social. No sólo el activismo político, sino también el activismo social.
Aunque sabemos que toda intervención social es y tiene un carácter profundamente político, en Cuba significa que cualquier problemática que ellos atiendan podría relevar un problema o una deficiencia en el accionar del Estado cubano y eso el Estado cubano no lo va a permitir, no lo quiere permitir. Sin embargo, lo que se requiere es un accionar mancomunado de todos los actores posibles para mejorar la situación actual. En ese sentido el escenario es bastante problemático, porque además experimentan serios problemas de financiamiento, no pueden acceder a fondos internacionales u otros fondos de cooperación, dado que no cuentan con este marco jurídico y eso los hace también ser en muchos casos poco sostenibles.
No obstante, estas organizaciones han estado agenciándoselas de maneras muy creativas y han contado con el apoyo de las personas comunes y corrientes para asistirlos y, en ocasiones, algunas instituciones oficiales tienen buena voluntad y cooperan. En fin, se han estado ensayando diversas formas de agenciamiento de la sociedad civil, pero en un contexto, no hay que olvidar, muy frágil, inestable y vulnerable, lo que hace que su funcionamiento y que su impacto sea menor.
Zharick Gómez: De acuerdo. En definitiva, la labor que ha desempeñado Cuido 60 ha tenido una gran importancia y ha generado un impacto significativo. Por ejemplo, en informes recientes, Cuido60 ha determinado que las políticas sociales y los recursos destinados a atender las necesidades de las personas mayores son inadecuados, insuficientes y limitadas. Entonces, ¿qué medidas son urgentes para mitigar el impacto de la crisis económica y social en la población mayor de Cuba?
Elaine Acosta: Lo primero que hay que decir es que, como se trata de una crisis estructural y sistémica, uno puede dar un conjunto de medidas paliativas, pero aquel conjunto de medidas no va a resolver el dilema más profundo que atraviesa Cuba en la actualidad, porque sus causas son estructurales. Por lo tanto, se requiere un rediseño del modelo de gobernanza en general de Cuba y principalmente del modelo social, político y económico que tenemos en el presente. Sin ese cambio macro, todo lo que podamos decir aquí y ahora son medidas, digamos, de carácter más bien paliativo. No obstante, en lo que ese cambio más estructural se produce, hay un conjunto de medidas que se pueden ir realizando y amplificando, porque las necesidades sociales son urgentes.
De partida, hay que reorientar el diseño de la política social. No puede ser que en condiciones de mayor necesidad, estemos en un escenario de mayor recorte de las prestaciones sociales. Eso necesitaría, de manera urgente, reconsiderarse. Yo sé que desde la perspectiva de la política de Estado, te van a decir, no tenemos los recursos para ello, pero evidentemente hay recursos que se están orientando hacia sectores que no son los adecuados. Es decir, se está priorizando, por ejemplo, mecanismos y recursos de inversión en el sector turístico, cuando se ha demostrado que no va a dar frutos, ya que la llegada de turistas ha disminuido. Entonces, si uno mira el presupuesto del Estado, va en una dirección de profundización de la crisis versus una trayectoria de alivio y mejora. Eso es lo primero, porque sin recursos es poco lo que podemos hacer.
Lo anterior, implica también liberalizar las fuerzas productivas de manera que podamos tener, al menos, alivio a la situación económica que hoy vivimos. Mientras sigamos con las restricciones actuales y con liberalizaciones puntuales a ciertas Mipymes, no vamos a salir del escenario de grave crisis económica en el que estamos, incluyendo el déficit de alimentación, medicamentos y transporte. Por lo tanto, hay que liberalizar la producción y el agro para que esos recursos lleguen a la población. Y, sobre todo, hay que permitir que la ciudadanía pueda emprender y pueda tener libertad para ejercer su autonomía económica. Eso no lo tenemos en la actualidad y, por lo tanto, es muy difícil poder imaginar una mejoría vía una ayuda internacional, ya que no la vamos a tener.
Luego, habría que permitir también la colaboración y el apoyo de la sociedad civil cubana transnacional. Permitir que podamos operar, ayudar y asistir de una manera legal y libre a nuestra sociedad. Estoy segura que muchísimos cubanos y muchísimas organizaciones fuera de Cuba podrían ayudar, por lo menos, en un principio en la asistencia humanitaria y luego también en el desarrollo social y económico de Cuba, tal como se ha estado ensayando hasta el momento por algunas organizaciones. Esto requiere también un cambio en la mentalidad y en los marcos legales.
Lo otro es que necesitamos, es preparación de la mano de obra y de las fuerzas productivas en general respecto de la nueva realidad demográfica de la isla. Actualmente, se está gobernando en Cuba para un país que no existe. Y eso requiere también una inversión, fíjate que no te digo un gasto, una inversión en recursos humanos que puedan ser preparados para esta nueva realidad demográfica y todos los desafíos que eso trae.
Adicionalmente, corresponde que capacitemos, informemos y sensibilicemos sobre la nueva realidad. Esto significa también que hay que aumentar los servicios y las prestaciones para las personas mayores y aprovechar todas las oportunidades que en el mundo se están desarrollando respecto, por ejemplo, de la economía plateada. Lo que se denomina autonomía plateada o “Silver Economy”, pudiera estarse desarrollando en Cuba, porque casi siempre, cuando abordamos los temas del envejecimiento, lo consideramos como un problema y un gasto que tiene que asumir el Estado. Sin embargo, hay un conjunto de oportunidades de desarrollo, servicios y emprendimientos para la nueva realidad demográfica de Cuba que deberíamos estar ejecutando y mejorando. Pero estamos atrasados en ese sentido, entonces, hay otra área de trabajo que habría que implementar.
Y en el ámbito jurídico, por supuesto, hay que promover un nuevo marco jurídico de protección de derechos de las personas mayores. Y por último, hay que promover con urgencia una nueva ley de asociaciones que permita que podamos operar en igualdad de condiciones que el resto de las organizaciones. Ahí te menciono algunos de los desafíos y posibilidades, pero insisto, la primera y más importante de todas es que Cuba requiere ser democratizada en todo sentido. Y sin eso va a ser muy difícil que podamos cambiar el estado de cosas actual.
Zharick Gómez: Para finalizar, desde tu perspectiva y trayectoria en el rol de mujer cubana y directora ejecutiva de Cuido 60, ¿cómo visualizas el futuro del sistema de cuidados y la garantía de los derechos de las personas mayores en Cuba?. Específicamente, ¿crees que es posible revertir la situación actual?
Elaine Acosta: Es absolutamente una situación que podría modificarse y cambiarse. Yo, en ese sentido, no puedo ser pesimista. Pero para que esa situación cambie, tenemos que transformar la manera en cómo se está dirigiendo a la sociedad cubana. Tenemos que democratizar la sociedad cubana, tenemos que proveer y permitir la agencia de la ciudadanía, de manera que podamos co-construir un futuro y propiciar el desarrollo de nuestro país, al mismo tiempo que, la crisis actual de cuidados y la nueva realidad demográfica, la transformemos en una oportunidad y no en la amenaza que está siendo hoy.
Hoy es una amenaza y un problema justamente porque estamos en medio de un régimen autoritario que no permite que esa situación sea transformada y que toda la diversidad de actores de la sociedad civil cubana sea considerada en igualdad de condiciones. Empezando por las propias personas mayores que no tienen voz frente a lo que quieren y cómo querrían vivir su vejez, pasando por las organizaciones de la sociedad civil, los actores estatales, las empresas privadas y llegando a todos los actores de la sociedad cubana. Que todos podamos decir algo, proponer algo y ejecutar acciones que propendan al desarrollo de nuestro país y valorar la democracia como la única alternativa posible para cambiar el estado de cosas actual. Con el régimen autoritario que tenemos hoy no es posible que voces disidentes puedan expresar otros caminos alternativos para la realidad que tenemos.
Pero lo seguiremos haciendo, seguiremos diciendo que otra Cuba es posible, si lo hacemos en democracia. Es decir, la crisis de cuidados no es irreversible, el envejecimiento demográfico de la población no es una mala noticia; lo es por las circunstancias actuales en que vivimos, pero esas condiciones pueden ser transformadas, y en ese sentido, podríamos otorgarle el bienestar y la dignidad que se merecen nuestras personas mayores y que se merecen quienes les cuidan.
Zharick Gómez: Totalmente de acuerdo, otra Cuba es posible, si hay democracia. Agradecemos a Elaine Acosta por su tiempo y valiosas reflexiones sobre la crisis económica y social que atraviesa Cuba. El rol y la labor que has desempeñado desde Cuido60 nos ofrece una perspectiva alternativa y global para analizar los desafíos que amenazan el bienestar de las personas mayores, ampliando el debate y motivando vías de acción en favor de los más vulnerables.
Elaine Acosta: Muchas gracias. Gracias a ti Zharick por las preguntas, muy bien pensadas y articuladas, así que gracias.