
FORO CUBANO Vol 8, No. 71 – TEMA: Crisis de derechos sociales y económicos en Cuba
Las cifras son contundentes: Entrevista a Pavel Vidal sobre la crisis económica y social en Cuba
Por: Ángela Mariottiz Acuña
Febrero y marzo de 2025
Pavel Vidal Alejandro representa una perspectiva única en el análisis de la economía cubana: la de quien conoce el sistema desde adentro y ahora lo estudia desde la distancia académica. Doctor en Ciencias Económicas por la Universidad de La Habana, Vidal trabajó directamente en las entrañas del aparato económico cubano como investigador del Centro de Estudios de la Economía Cubana de esa misma universidad y como analista especializado en la División de Política Monetaria del Banco Central de Cuba. Esta experiencia le otorgó un conocimiento privilegiado sobre los mecanismos de control económico que sustentan el régimen autoritario cubano. Desde 2012, como profesor de la Pontificia Universidad Javeriana en Cali, Colombia, ha podido desarrollar una mirada crítica sobre los procesos de reforma estructural en Cuba, analizando cómo las políticas monetarias y macroeconómicas impactan directamente en las condiciones de vida de los ciudadanos cubanos.
Su trabajo académico, enriquecido por estancias como investigador visitante en prestigiosas universidades como Harvard y Columbia, se ha centrado en desentrañar las contradicciones de un sistema económico que, según sus análisis, perpetúa la falta de libertades y oportunidades para el pueblo cubano. Su colaboración con organismos internacionales como el Banco Mundial, la Brookings Institución y el Atlantic Council le ha permitido conectar sus investigaciones sobre Cuba con los debates globales sobre desarrollo económico, democratización y derechos humanos en contextos autoritarios.
En 2025, fue entrevistado por Ángela Mariottiz, coordinadora del Programa Cuba, a propósito de la crisis social y económica en la isla. Su experticia en el Observatorio de Monedas y Finanzas de Cuba y visión analítica basada en cifras actualizadas, permiten comprender un panorama mucho más técnico de la coyuntura económica cubana.
Ángela Mariottiz (A.M.): En medio de los diversos análisis sobre la economía cubana, donde actores señalan una pluralidad de indicadores para explicar la situación, mientras otros niegan la existencia de una crisis o la atribuyen al embargo: ¿qué indicadores y datos específicos consideras que permiten afirmar con certeza que Cuba enfrenta actualmente una crisis económica estructural? ¿Existen metodologías particulares para medir con precisión la crisis económica en contextos donde el acceso a información oficial puede ser limitado?
Pavel Vidal (P.V.): Los datos disponibles permiten afirmar con certeza que Cuba atraviesa una crisis económica estructural, profunda y prolongada. Entre los indicadores más relevantes se encuentran: una caída significativa del PIB en los últimos cinco años; un déficit fiscal que se ha mantenido por encima del 10 % del PIB; una inflación persistente de tres dígitos desde 2021; el colapso del salario real; y una contracción continua de las exportaciones de bienes y servicios desde 2015. A esto se suma el colapso del sistema eléctrico y el deterioro sistemático de sectores clave como la agricultura y la industria manufacturera, con diez años consecutivos de retroceso productivo.
La inestabilidad cambiaria ha sido otro reflejo visible de la crisis: la depreciación constante del peso cubano en el mercado informal y la creciente dolarización parcial incluso en su forma institucional están fragmentando el tejido empresarial y ampliando las brechas entre actores con y sin acceso a divisas. La crisis no responde a un shock coyuntural y no se debe solo a las sanciones, sino a los prolongados desbalances y distorsiones en los fundamentos macroeconómicos.
En un contexto de limitada transparencia, se vuelve indispensable recurrir a metodologías alternativas. La minería de datos, el monitoreo de precios paralelos y las herramientas econométricas permiten reconstruir el comportamiento de variables clave como la inflación, el tipo de cambio y el poder adquisitivo de los ingresos.
Esta crisis también tiene manifestaciones graves en términos de pobreza y desigualdad, pero no es posible cuantificarlas con precisión porque la Oficina Nacional de Estadística e Información no publica indicadores sociales suficientes. Tampoco hay un número preciso sobre el impacto migratorio de la crisis. En cuanto a los indicadores macroeconómicos disponibles, tanto la CEPAL como The Economist Intelligence Unit, así como múltiples análisis independientes de economistas, coinciden en señalar las mismas tendencias centrales.
(A.M.): Desde tu graduación, en la Universidad de la Habana, hasta hoy, ¿cómo evalúas la evolución del panorama económico cubano y qué cambios fundamentales identificas?
(P.V.):Desde principios de los años noventa hasta la actualidad, el panorama económico cubano ha estado marcado por ciclos de apertura parcial y recentralización, con avances limitados hacia una economía más diversificada. La crisis de los 90 obligó a introducir reformas que permitieron cierta recuperación a partir del turismo, las remesas y la inversión extranjera, pero estas reformas nunca llegaron a consolidarse en un nuevo modelo de desarrollo. En lugar de institucionalizar los cambios, a inicios de siglo se produjo una reversión paulatina hacia mecanismos de control central y economía de comando.
A partir de 2008, se intentó reimpulsar el proceso reformista con una mayor apertura al sector no estatal, la descentralización de funciones empresariales y la expansión de nuevos mercados. Sin embargo, muchas de estas reformas quedaron incompletas o fueron implementadas con contradicciones, lo que ha limitado su impacto estructural. La pandemia del COVID-19 y las sanciones intensificadas por EE.UU. agravaron las vulnerabilidades existentes. El deterioro reciente también se explica por errores de política interna como el mal diseño e implementación de la reforma monetaria en 2021, el continuo subsidio de empresas estatales irrentables y las camisas de fuerza que persisten sobre el sector privado.
A pesar de este contexto restrictivo, un cambio estructural que ha ido emergiendo ha sido el crecimiento del sector privado de pequeña escala. Aunque aún enfrenta múltiples limitaciones regulatorias y financieras, su presencia es hoy mucho más visible en sectores como los servicios, el comercio y la producción agrícola. Más allá de su peso cuantitativo, lo relevante es que ya existe una base instalada: hay capital, redes, inversiones y formas de funcionamiento que operan en paralelo a la economía estatal. Cuando exista la voluntad política para impulsar una transformación profunda del modelo, ya no se partiría de cero. Las iniciativas privadas representan el embrión de lo que pudiera ser un cambio estructural más amplio.
(A.M.): En varios de tus artículos has señalado que el mercado informal de divisas en Cuba funciona como un ”termómetro preciso”para medir la crisis económica. ¿Podrías explicar por qué este indicador es tan relevante frente a las estadísticas oficiales? ¿Qué señales está enviando actualmente este mercado sobre el estado real de la economía cubana?
(P.V.): El mercado informal de divisas se ha convertido en uno de los indicadores que mejor describe la situación de los desequilibrios monetarios, la inflación y la pérdida de poder adquisitivo de los hogares. A diferencia de la tasa oficial, la tasa del mercado informal refleja con inmediatez la relación entre oferta y demanda de divisas en la economía cotidiana. Su valor se ha vuelto esencial para fijar precios, convertir remesas, planificar inversiones privadas y medir el poder adquisitivo real de los ahorros y los ingresos de la población.
Además de su utilidad como referencia contable y financiera, la tasa informal tiene un valor analítico importante porque ofrece señales en tiempo real sobre las expectativas económicas. La tasa informal reacciona a los anuncios de política económica como ocurrió con la propuesta de bancarización forzada, las regulaciones a las importaciones privadas o a los anuncios de una posible tasa de cambio oficial flotante, mostrando cómo perciben estos cambios los actores económicos. Funciona, por tanto, como un indicador de la credibilidad en las decisiones gubernamentales.
En 2024 y en lo que va de 2025, la tasa de cambio informal ha seguido depreciándose, pero de manera más gradual en comparación con los ritmos acelerados de años anteriores. Hay señales que indican una desaceleración de la inflación: los desequilibrios fiscales y monetarios persisten, pero se observan algunos ajustes en el déficit fiscal y en la emisión de dinero. También viene ocurriendo un vaciamiento del poder adquisitivo de salarios, pensiones y ahorros lo que imprime moderación a los precios y a la tasa de cambio a pesar de que se mantiene la escasez de productos y divisas.
(A.M.): El Programa Cuba publicó hace algunos años el libro ”Formas de sobrevivencia en Cuba”, que documenta estrategias cotidianas de los cubanos para enfrentar las dificultades económicas. Desde tu experiencia analizando sistemas económicos en transición, ¿cómo influyen estas economías informales y estrategias de supervivencia en los indicadores macroeconómicos tradicionales?
(P.V.): Las economías informales siempre han existido en Cuba, pero en esta década se han expandido, sofisticado y digitalizado. Las empresas e importadores del Estado perdieron la confianza de sus proveedores y acreedores al incumplir el pago de sus deudas. Ello ha llevado a que los mercados estatales de consumo ya no sean el canal principal de abastecimiento de la mayoría de los bienes para los hogares. La mipymes privadas han ganado protagonismo en el comercio de bienes importados y en otros mercados.
En adición, muchas personas comenzaron a depender casi exclusivamente de redes informales intercambio, revendedores, importaciones por vías no oficiales para satisfacer necesidades básicas de consumo y para adquirir divisas. Todo ello ha desplazado de forma significativa el centro de gravedad del consumo hacia un circuito económico que opera fuera del control estatal y que escapa de las formas tradicionales de medir los indicadores económicos.
Las metodologías para calcular el PIB, la inflación o el ingreso promedio no se han actualizado y por tanto no reflejan con precisión la realidad económica. La existencia de múltiples tasas de cambio, de monedas y de controles de precios complica mucho más los registros de los valores económicos.
En este contexto, la economía informal no solo es un mecanismo de adaptación, sino también una fuente de transformación económica. Representa un orden paralelo que redefine las relaciones económicas, la distribución del ingreso y la función de la moneda. Comprender su impacto requiere nuevos instrumentos analíticos y de registro que integren este nivel de informalidad en los marcos de evaluación económica.
(A.M.): Sabemos que el Observatorio de Monedas y Finanzas de Cuba está desarrollando una herramienta para analizar y pronosticar el comportamiento del mercado informal de divisas. ¿Podrías detallarnos la metodología que están implementando para obtener datos fiables en un entorno tan volátil? ¿Qué desafíos técnicos y prácticos han enfrentado en este proceso?
(P.V.): El Observatorio de Monedas y Finanzas de Cuba (OMFi) utiliza datos de la economía informal de divisas que se capturan mediante el procesamiento de lenguaje natural (NLP). Esta técnica de Inteligencia Artificial permite recolectar y analizar, en tiempo real, anuncios de compraventa de divisas publicados en plataformas como Telegram, WhatsApp y Facebook. Se identifican y se clasifican las ofertas, se filtran datos atípicos, y se calculan diferentes métricas estadísticas para la evaluación y pronóstico de las tendencias del mercado informal de divisas.
Los desafíos no solo han sido técnicos sino también políticos. Medios de prensa al servicio del gobierno cubano ha intentado desacreditar la iniciativa, acusando a los medios independientes de influir en el mercado. En ocasiones se han fomentado campañas coordinadas para intentar manipular el tipo de cambio publicado anuncios falsos. Para enfrentar esto, El Toque y el OMFi han desarrollado filtros para excluir usuarios nuevos o poco frecuentes en períodos críticos, entre otros recursos.
A pesar de las campañas oficiales para afectar la confianza en tasa de cambio informal publicada por El Toque esta se ha seguido consolidando como la principal referencial del mercado. Es habitual entre los cubanos y los negocios privados usar la aplicación de las tasas de El Toque para consultar los valores de las divisas. Su validez no proviene de una autoridad formal, sino de su consistencia y coherencia con la realidad económica. En su trayectoria histórica la tasa informal se ha movido de forma lógica y guarda estrecha relación con los desequilibrios económicos, la tendencia inflacionaria, las variaciones de la liquidez en pesos y los anuncios de política económica.
(A.M.): Has analizado lo que llamas ’El divorcio entre remesas y tasa de cambio en Cuba’. ¿Podrías explicar este fenómeno y las implicaciones que tiene esta desconexión para la estabilidad económica de las familias cubanas y para el sistema financiero del país?
(P.V.): Las remesas, junto al turismo, son una fuente esencial de dólares para el mercado cambiario informal. Lo que ha venido ocurriendo es una transformación en los canales y las formas en que estos flujos llegan a las familias en Cuba y eso influye en la manera en que se manifiesta en la tasa de cambio.
Los canales oficiales para enviar y recibir remesas en Cuba como Western Union, los bancos estatales y diversas plataformas perdieron relevancia por dos razones principales. Primero, porque estuvieron operando con la llamada Moneda Libremente Convertible (MLC). En este formato, no se entrega dólares físicos a los destinatarios, sino un valor acreditado en cuentas bancarias restringidas a compras en tiendas estatales en MLC. Con el paso del tiempo, la MLC ha perdido buena parte de su valor de uso dado que las tiendas en MLC están cada vez más desabastecidas. La MLC ha perdido valor frente al dólar y al peso cubano en el mercado informal, debido a las dudas sobre su futuro y permanencia como medio de pago.
Segundo, porque los canales oficiales de remesas aplican el tipo de cambio oficial de 120 CUP por dólar, muy por debajo del valor real que refleja el mercado informal, que actualmente ronda los 370 peso. Esta dualidad cambiaria disminuye el incentivo para usar vías institucionales, ya que implica una pérdida directa para quien envía o recibe dinero. Todo esto explica que el mercado de divisas ya no depende directamente del volumen de remesas que se canaliza por vías formales.
Otras transformaciones que han ocurrido con las remesas y su impacto en la economía tienen que ver con el hecho de que no se destinan únicamente al consumo, sino que también son fuente de capital para inversiones en pequeños negocios privados. Otro cambio relevante es que muchas familias han sustituido el envío de dinero por compras virtuales: los remitentes adquieren productos desde el exterior y los hacen llegar directamente a sus familiares mediante plataformas de comercio electrónico, lo cual reduce aún más el uso de canales bancarios y limita el flujo de liquidez en divisas en la economía interna.
(A.M.): El turismo ha sido históricamente un sector clave para la economía cubana. ¿Qué espacio existe actualmente para iniciativas turísticas autónomas o de gestión privada? ¿Cuáles son los principales obstáculos regulatorios, financieros o estructurales que enfrentan estos emprendimientos?
(P.V.): Actualmente, el espacio para iniciativas turísticas de gestión privada en Cuba existe pero es extremadamente limitado. Aunque el sector privado ha mostrado capacidades para generar servicios turísticos de calidad (alojamiento, gastronomía, transporte), enfrenta serias barreras regulatorias. Entre ellas, destacan: la ausencia de un mercado mayorista funcional, las restricciones para importar directamente insumos, la discriminación en el acceso a créditos bancarios y divisas, y la exclusión de plataformas internacionales de reserva como Booking o Airbnb debido a sanciones externas.
La estrategia estatal prioriza grandes inversiones turísticas administradas por conglomerados militares y empresas extranjeras. Esto ha dejado al sector privado en una posición subordinada y marginal, sin posibilidad real de competir o integrarse plenamente a las cadenas de valor. Además, los apagones prolongados y el deterioro de la infraestructura pública afectan directamente la calidad de los servicios turísticos liderados por los emprendimientos privados. El sector privado en la actividad turística sufre además los mismos límites que enfrenta la micro, pequeña y mediana empresa en general: solo se permite un máximo de cien trabajadores por empresa; una misma persona no puede ser dueña de varios negocios; y los cubanos residentes en el exterior no tienen derecho a ser propietarios o inversionistas. Esto restringe seriamente el acceso a capital, a innovación y bloquea la posibilidad de articularse con cadenas nacionales e internacionales de valor.
(A.M.): En uno de los últimos libros publicados por el Programa Cuba titulado ”¿Cuál es el impacto de las sanciones de EEUU sobre Cuba y Venezuela?”, en el que también tuve la oportunidad de participar como coautora de uno de los capítulos, su contribución ”Las sanciones económicas y el emergente sector privado en Cuba.ofrece un análisis detallado sobre cómo las sanciones afectan al sector privado emergente. ¿Podrías compartir las conclusiones más relevantes de tu investigación? ¿Has identificado algún impacto diferenciado de las sanciones en distintos sectores de la economía cubana?
(P.V.): En el capítulo se examinó la trayectoria de los flujos de comercio, visitantes y remesas entre EEUU y Cuba en los últimos treinta años. Se estudió la coincidencia entre los últimos giros en las sanciones bajo las administraciones de Obama, Trump y Biden y el visible impacto que ha tenido en la confianza empresarial y desenvolvimiento del sector privado cubano.
Las estimaciones econométricas confirman el impacto negativo de los cambios en las políticas de sanciones en el crecimiento económico cubano. Sin embargo, los datos de este período sugieren que este impacto en el PIB está más concentrado en el componente del consumo de las familias y el sector privado. El resultado sirve como llamado de atención sobre los costos, fallos y efectos contraproducentes de tales políticas.
Se encuentra que en un contexto de intensificación de las sanciones se produce un efecto de desplazamiento (‘crowding out’): se minimiza la importancia del sector privado en la economía y se incrementa la presencia del Estado a través del gasto fiscal. También se señala que las remesas son el canal más importante de transmisión del impacto de las sanciones.
El sector privado no solo sufre por sus efectos macroeconómicos de las sanciones, sino también por sus efectos microeconómicos, por ejemplo, al no poder acceder a plataformas de pago, financiamiento y comercio electrónico.
(A.M.): En tu capítulo ”Las sanciones económicas y el emergente sector privado en Cuba.abordas la situación de los pequeños empresarios. ¿Cómo describirías el actual panorama del emprendimiento en Cuba considerando las sanciones internacionales? ¿De qué manera la coyuntura global (conflicto en Ucrania, tensiones en Medio Oriente) está impactando adicionalmente en estas iniciativas privadas?
(P.V.): El sector privado cubano queda particularmente expuesto a los efectos de las sanciones internacionales debido a su fuerte dependencia de las remesas familiares y su escaso acceso a fuentes alternativas de financiamiento. Como se indica en el capítulo, las remesas representan el 68 % del valor agregado generado por el sector privado, mientras que solo representan el 8 % en el sector estatal.
Esto implica que cualquier perturbación en el flujo de remesas afecta con mucha más intensidad a los pequeños empresarios. Sin embargo, al igual que en otros aspectos de la crisis económica cubana, no se puede atribuir toda la responsabilidad a las sanciones. El entorno doméstico también impone severas limitaciones. El sector privado ha tenido que emerger bajo la figura de mipymes en un escenario de extrema escasez de insumos, inflación de tres dígitos, y sin acceso formal a divisas, lo que lo obliga a operar sobre la base de un mercado informal muy volátil. Tampoco cuenta con acceso formal a financiamiento bancario o inversión extranjera.
En un contexto global de mayor incertidumbre, aumento de aranceles y desaceleración del comercio internacional el sector privado tiene que enfrentar otros obstáculos. Aumentan los desafíos logísticos para mover las mercancías, se encarecen las importaciones y se reducen las redes de abastecimiento. Pero es clave entender que la principal limitación del sector privado cubano es resultado de un modelo económico que lo mantiene subordinado y precarizado.
(A.M.): La pandemia del COVID-19 marcó un punto de inflexión para economías de todo el mundo. ¿Cómo ha evolucionado la situación económica en Cuba desde entonces? ¿Qué cifras o indicadores demuestran si ha habido una recuperación o un mayor deterioro en los últimos tres años?
(P.V.): La irrupción de la pandemia sobre una economía ya debilitada provocó una contracción del PIB del -10.9 % en 2020, sin que luego se lograra una recuperación sostenida y suficiente. La crisis económica actual se fue gestando desde mucho antes del impacto de la pandemia. Desde 2015 comenzaron a caer las exportaciones, las importaciones, las producciones nacionales y se ampliaron los déficit en las finanzas del Estado.
Entre 2020 y 2023, el PIB mostró una variación promedio anual de -2.6 %, mientras que sectores como la agricultura (-14.3 %) y la industria manufactu- rera (-10.6 %) registraron caídas alarmantes.
El impacto también se evidenció en el sector externo. Las exportaciones de bienes y servicios pasaron de un promedio de 14,033 millones USD (2010–2015) a 7,542 millones USD (2020–2023), mientras que las importaciones cayeron de 10,191 a 7,928 millones USD. Esto transformó el superávit comercial en un déficit promedio de -386 millones USD anuales. El turismo que en 2023 apenas recuperó el 60 % de los niveles prepandemia y el deterioro fiscal (déficit promedio de -13.5 % del PIB) generaron un entorno de alta inestabilidad. Los datos más recientes reafirman la continuidad del período de colapso económico que comenzara en 2020, pero que se remonta a un deterioro macroeconómico que abarca ya diez años.
(A.M.): Si bien para conocer detalles actualizados del Observatorio de Monedas y Finanzas de Cuba los espectadores deben suscribirse al newsletter, ¿podrías compartirnos los puntos más críticos del escenario económico cubano identificados en su último análisis? ¿Qué tendencias o indicadores deberíamos observar con especial atención en los próximos meses?
(P.V.): En sus últimos boletines, los análisis del OMFi han hecho énfasis en la profundización de la dolarización parcial institucionalizada. La estrategia monetaria del Gobierno cubano sigue priorizando el dólar. No se conoce la fecha en que se van a implementar las anunciadas transformaciones en el mercado cambiario oficial ni parece existir claridad en el necesario programa de estabilización macroeconómica para recuperar la confianza en el peso cubano.
La dolarización crece mediante el aumento de las tiendas estatales que solo aceptan la divisa estadounidense como medio de pago y mediante los llama dos “esquemas cerrados de autofinanciamiento en divisas”. Estos esquemas permiten a entidades estatales en sectores seleccionados como biotecnología, tabaco, turismo y negocios con inversión extranjera retener parte de las divisas que generan para financiar sus operaciones, sin necesidad de canalizar todos los fondos a través de los mecanismos centralizados.
La dolarización parcial genera brechas y fraccionamientos en el tejido empresarial. La ampliación de mercados de consumo en dólares junto a la dependencia de productos importados hace que crezca el efecto negativo que tiene la depreciación del peso en el mercado informal en el poder adquisitivo de los salarios y las pensiones. Un salario medio mensual de 5.839 pesos cubanos, al tipo de cambio informal de 370 CUP por dólar, equivale a apenas 15,78 USD, mientras que la pensión mínima, de 1.528 CUP, se traduce en solo 4,13 USD. La dolarización, al igual que la inflación, restringe el acceso al consumo de los grupos sociales con menores ingresos, profundizando las desigualdades.
(A.M.): ¿Cuál es tu visión sobre el panorama económico cubano hacia 2026, considerando el escenario global cada vez más punitivo con altas medidas arancelarias? ¿Qué factores crees que serán determinantes para la evolución económica de la isla en los próximos años?
(P.V.): Si el gobierno cubano continúa evitando reformas estructurales y opta por una estrategia basada en la emisión monetaria, el control de precios y el financiamiento del déficit mediante un impuesto inflacionario sobre los hogares, el deterioro económico persistirá. Esta situación ya ha producido la pulverización del poder adquisitivo de los ingresos en pesos cubanos, una pobreza creciente, y un ajuste que recae de manera asimétrica sobre las familias. El costo de no hacer nada es un empobrecimiento social acelerado, la emigración masiva, y la pérdida de capital humano que compromete el futuro del país.
Para revertir esta trayectoria, la prioridad debería ser la reestructuración del sistema empresarial estatal altamente irrentable. Tal reforma permitiría reducir el déficit fiscal, contener la inflación, recuperar la credibilidad financiera y abrir espacio al sector privado, cuya expansión es crucial para absorber la fuerza laboral desplazada y aumentar la productividad. Una estrategia de recuperación tendría que incluir también la unificación cambiaria, una reforma fiscal integral, y un marco legal favorable al desarrollo del sector privado. Solo así se podrá recuperar algo de credibilidad financiera, atraer inversión extranjera y enfrentar de forma realista los desafíos de una economía en retroceso.