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FORO CUBANO Vol 5, No. 43 – TEMA: EL PÉNDULO DE LAS DICTADURAS EN AMÉRICA LATINA–

Las resistencias estudiantiles: el movimiento estudiantil uruguayo

Vistas

Por: Valentina Bohórquez Polo

Abril 2022

De luchas y resistencias, de la organización y esperanzas; el movimiento estudiantil ha sido el meollo del pensamiento del cambio y de la colectivización de los sentires individuales. En la extensa historia de América Latina, los movimientos estudiantiles han representado la organización del sueño por la transformación y los pensamientos de cambio por la liberación de las opresiones. Así, la presencia de dictaduras que pasaban por encima del pensamiento oprimía cualquier tipo de organización y simplificaba la universidad a un centro de exportación del conocimiento como un producto. Sin embargo, las normativas que simplificaban el que hacer estudiantil no pudieron callar las voces de jóvenes y pensamientos de estudiantes incansables que buscaban un cambio, pero que sobre todo concibían la universidad como el espacio para reflejar colectivamente la realidad social soñada. Por lo que, al movimiento estudiantil se le debe parte de las grandes transiciones y cambios enmarcados por la búsqueda de una transformación social, política y económica de América Latina. 


Uruguay no ha sido la excepción, transcurrido el año 1967, con la llegada de Jorge Pacheco Areco al poder luego de la muerte de Gestido, su gobierno fue tomando las acciones de represión del pensamiento y de las libertades individuales. No obstante, estas acciones no se consideraron acciones deliberadas e incoherentes, puesto que a partir de este año la situación interna se vestía de colores distintos y dividía a la sociedad enarbolando ideas contrarias. Con este cambio del poder se realizó la clausura de dos medios de prensa y se produjo la disolución de partidos que se consideraran de ideología izquierda siguiendo como ejemplo la lucha contra la izquierda en América Latina en marco de la guerra fría (Markarian et al., 2008). A raíz de las diferentes acciones represivas, en lo concerniente a la educación, para el año 1968 la autonomía universitaria había quedado relegada a lo establecido desde el ejecutivo, y seguido a esto el Ministro del Interior Eduardo Jiménez de Arénchaga ordena el allanamiento de la Universidad de la República ya que se creía que dentro de la universidad se encontraban panfletos contra gobierno. 

La violación a la autonomía universitaria condujo a que los estudiantes se manifestaran y organizaran diversas movilizaciones sorpresivas en contra de la violación a los centros de enseñanza, para lo cual la Federación de Estudiantes Universitarios Uruguayos (FEUU) desarrolló actividades de compartimiento de reivindicaciones estudiantiles y peticiones sobre la libertad universitaria. Dentro de esta movilización de estudiantes convocada en agosto de 1968 la policía hirió al estudiante de odontología y militante comunista Líber Arce. El fallecimiento del estudiante el 14 de agosto fue el inició de los grandes levantamientos estudiantiles, al considerar su muerte como la expresión viva de la represión de las reivindicaciones sociales, la transgresión del pensamiento estudiantil y la violación de los derechos que el gobierno ocasionaba. Las movilizaciones estudiantes siguieron con la fuerza necesaria para combatir la represión generada, y a solo un mes después dos estudiantes cayeron por la violencia policial, Hugo de los Santos (perteneciente a la carrera de Ciencias Económicas) y Susana Pintos (perteneciente a la Universidad del Trabajo) quien también era militante de la Unión de la Juventud Comunista (UJC). Líber, Hugo y Susana se convirtieron en los mártires estudiantiles, sus muertes contagiaban la rabia de un estudiantado aprisionado por la represión dictatorial de los años 60, sus muertes demostraban que los estudiantes comprendían la universidad como un espacio de construcción en colectivo, sus muertes fueron los símbolos de las siguientes generaciones del movimiento estudiantil. Tanta fue su influencia, que incluso al día de hoy, el 14 de agosto se reconoce como el Día de los Mártires Estudiantiles. 


Las acciones represivas se extendieron para toda expresión de libertad, acciones que se perpetuaron con la llegada de la dictadura cívico-militar en 1973. La inspiración del centro de las ideas de la dictadura ponía en contrariedad las ideas de los movimientos sindicales, obreros y estudiantiles, e incluso bajo la persecución a las guerrillas urbanas, se censuró cualquier expresión que se saliera de lo establecido, ergo que se confundiera con la izquierda. La Federación de Estudiantes se fortaleció con la llegada de la dictadura, y condujo sus acciones a las movilizaciones en las calles acompañando a las organizaciones sociales, los sindicatos y los grupos de izquierda. Los centros de estudio siempre han significado una amenaza al control estatal represivo, por lo tanto, el control de la producción de la enseñanza y lo que se producía en sus centros se encontraba visible desde la entrada a algún claustro académico hasta los contratos de acusación a compañeros que se encontraran en contra del gobierno. 

 

Los años de la dictadura dejaron rupturas claras y marcadas en la sociedad y la comunidad estudiantil. No obstante, el movimiento estudiantil jugó un papel determinante dentro de la transición a la democracia en la década de los 80´s. A partir del año 1983 el movimiento estudiantil inició a concretar objetivos que permitían la unión a las organizaciones políticas, socioculturales y de Derechos Humanos que propendían por el fin de la dictadura (Inetti Pino, 2020). La unión permitió que a largo plazo se crearan acciones que enmarcaran la lucha en la defensa de la autonomía, de la libertad de cátedra y la libertad de asociación dentro de las universidades. Esta unión estudiantil permitió que a partir de una organización clara estudiantil se destacaran nuevas agendas de defensa de derechos que permitía contribuir a las reivindicaciones por una democracia, por la defensa de las libertades y ser un puente dentro de los reclamos de la sociedad civil. De tal manera, que dentro de esta transición los estudiantes condujeron a la organización de agendas y a la instauración de la educación como punto central dentro de las transformaciones de un nuevo aire político. 


La lucha de las reivindicaciones estudiantiles no termina con la transición, de hecho, el movimiento estudiantil se nutre con las nuevas agendas políticas, económicas y sociales para construirse como un movimiento social activo dispuesto a participar de manera transversal en las coyunturas políticas. La lucha y la resistencia incluso al día de hoy se toman los movimientos estudiantiles capaces de ser quienes colectivizan sentires individuales, unifican propósitos y resaltan la labor de construcción social a partir de la universidad y dejan de lado la concepción de educación como única y exclusivamente la obtención del producto del conocimiento. Al día de hoy, la lucha dentro de las universidades no se puede callar con simples prisiones de violencia, la lucha dentro de las universidades trasciende desde el pensamiento de cada estudiante que se piensa una transformación desde la esperanza. 

 

Referencias

 

Inetti Pino, X. S. (2020). El movimiento estudiantil uruguayo en 1983: Memorias, miradas y discursos en clave de derechos humanos. Universidad de la República. http://repositorio.cfe.edu.uy/handle/123456789/871


Markarian, V., Jung, M. E., & Wschebor, I. (2008). 1968 La insurgencia estudiantil. Universidad de la República.

 

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