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FORO CUBANO Vol 6, No. 52 – TEMA: LECCIONES PARA EL SOSTENIMIENTO DE LA DEMOCRACIA

Las cucarachas no deberían ser las únicas verdaderamente libres.

Vistas

Por: Ángela Mariottiz  y Alejandra Urrego  

Enero 2023

Hablar de democracia puede parecer algo sencillo, pero en realidad no lo es, pues nos atrevemos a afirmar que, en algunas partes de Colombia, se han normalizado factores como las elecciones libres, con un rango de oportunidad, y amparadas por la ley, pero también con todos y cada uno de los vicios que rodean este acto. 


Por lo anterior, el subconsciente está acostumbrado a la idea de elegir, de participar, y de expresarse libremente, panorama que le hace honores a las posiciones en las que se encuentra el país en los indicadores de democracia, que no es considerado el país más democrático, pero tampoco posee los peores puestos. Sin embargo, muchos de los que hemos nacido en contextos democráticos o parcialmente libres, quizá no hemos tenido la preocupación o el interés de preguntarnos por qué es importante la democracia y, en consecuencia, no nos tomamos el tiempo de analizar cuáles son las implicaciones de la misma, en especial, cuál es la importancia de la libertad. La explicación del escenario anteriormente descrito, conduce a creer que estas actitudes de normalización de la democracia, pueden ser producto de la poca experiencia dictatorial que ha tenido el país.

 
Éste artículo de categoría reflexiva, pretende esclarecer la importancia de uno de los factores fundamentales de la democracia, la libertad; para esto se tendrá como base la vivencia obtenida en la primera edición del Congreso sobre Democracia y DD. HH. en América Latina, llevado a cabo en Colombia el pasado 2 y 3 de febrero, específicamente sobre el proyecto “Realidad Helicoide” (@realidadhelicoide), una experiencia de realidad virtual que muestra la verdad del centro de tortura más grande de Venezuela.  Con esta experiencia y con un debido análisis que nos permitirá generar una relación entre ambos escenarios, se demostrará, que entender la importancia de la democracia, la libertad y la cultura política, es una de las lecciones más importantes para lograr el sostenimiento de la democracia. 


En un primer momento, para el proyecto “Realidad Helicoide”, por medio de un visor de realidad virtual pudimos apreciar, casi vivir, la historia que hay detrás de este centro de tortura. Iniciamos con un contexto histórico, donde  nos detallan como el helicoide ubicado en el centro de Caracas, en Venezuela, pretendían que fuera un centro comercial con una superficie de 60.000 m2, que iba a contar con helipuerto, un hotel, tecnología de punta, un gran domo en la parte superior, y más de 300 tiendas y ascensores fabricados en Viena; pretendiendo así, que esta gran estructura fuera un símbolo de movilidad social, prosperidad, desarrollo y modernidad (Velandia, 2019). No obstante, nunca se terminó su construcción debido a problemas de financiamiento, actualmente, es la sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional SEBIN, lugar en el cual los presos políticos son cruelmente torturados. 


Siguiendo con el recorrido, pasamos a las celdas, un espacio de concreto, reducido, en el cual la luz es prácticamente inexistente, las personas abundantes, y las condiciones en las que se encuentran precarias, esto a tal grado, que es preferible quemar la basura a desmayarse por el olor que emanan los desechos que tienen que hacer en los empaques en el que les entregan un poco de comida, que además se encuentra en mal estado. En el recorrido por las celdas, nos cruzamos con una en la cual el requisito para ingresar es ser cruelmente torturado, para luego compartir ese estrecho espacio con otros 50 prisioneros; allí, las cucarachas se convirtieron en un animal sagrado, digno de envidiar, pues en el helicoide las cucarachas son las únicas que gozan de libertad. 


Es inevitable sentir miedo, sentir que no hay salida, sentir como se eriza la piel con cada paso que se da. De allí, pasamos a un mural en el cual se encontraban tallados algunos nombres de mujeres y hombres que fueron injustamente apresados y que por supuesto pasaron los peores años de su vida: después de escuchar algunos testimonios, un frío intenso recorre nuestro cuerpo, pues al dar la vuelta, notamos que hay un hombre mirándonos fijamente señalando la “salida”; al pasar por su lado, llegamos al museo, donde se encuentra expuesto el desechable en el que reciben sus alimentos, la bolsa plástica en la que tienen que hacer sus necesidades, el teaser paralizador, la soga, el arma con la que los torturan, entre otros. En el siguiente pasillo se encuentran las obras de arte realizadas por aquellos sobrevivientes al infierno, obras de arte que pretenden plasmar lo que en este lugar sucede y que el mundo desconoce; la siguiente parada, el corredor de la tortura, compuesto por esculturas que representan los diferentes tipos de tortura a los cuales son sometidos los prisioneros en el helicoide, en este punto el sentimiento de injusticia, e impotencia, son inevitables.


Al quitarnos los visores de realidad virtual, entendimos que el mundo era otro, la realidad era otra, incluso, aquí y ahora, durante la redacción de este artículo entendemos que las palabras se quedan cortas para expresar lo que allí se vive, una experiencia que está prohibido olvidar.


Este Congreso sobre Democracia y DD. HH. en América Latina, fue la llave que nos permitió abrir una puerta, en la que conocimos la cruda realidad en la cual se ve sometida actualmente América Latina; en este espacio la burbuja del privilegio reventó, y nos permitió ver cada una de las problemáticas allí expuestas desde un panorama más amplio y realista. Esta experiencia, marcada por los testimonios reales de víctimas de la tortura dentro de un autoritarismo, víctimas del silencio forzado, de la manipulación psicológica, del encierro, de las malas condiciones laborales y educativas, entre las muchas otras formas de apresar a un individuo, nos llevaron a cuestionarnos varias cosas, entre ellas: de acuerdo con la aplicabilidad ¿hay algún derecho más importante que otro, y si fuese así, ¿cuál sería y por qué?


Sin duda, es una pregunta conflictiva, porque todos los derechos surgieron de una necesidad y no por un simple capricho de quienes negociaron la Declaración de los Derechos Humanos. Esto no quiere decir que, si se encontrara un derecho más importante que los demás sea posible ‘homologarlos’ por la aplicación del primero, por el contrario, el primer punto para establecer si es posible considerar la existencia de un derecho más importante que otro, es ver la relación entre ellos mismos y decretar cuál es determinante para el correcto desenvolvimiento y aplicación de los demás. Tras enunciar esto, muchos dirían que el derecho a la vida es el más importante, no obstante, para efectos de este artículo y partiendo de la pregunta principal basada en el vigor de los derechos, tendremos el supuesto de que los individuos que hacen uso de los derechos, son aquellos que ya poseen el derecho a la vida.


Aclarado este aspecto, consideramos que el derecho que tiene mayor incidencia en los demás, así como en la aplicabilidad de los mismos, es el derecho a la libertad, pues sería obsoleto hablar del derecho a la dignidad si no hay un previo contexto de libertad, sería irracional considerar el derecho al voto, a la protesta o a la libre expresión, e incluso, se puede considerar incoherente hablar del derecho a la vida, si el individuo no posee libertad. Pues ¿de qué sirve el derecho a la protesta?, si la detención arbitraria es la respuesta inmediata a ello², ¿de qué sirve hablar de libertad de expresión?, si la libertad es la condición necesaria, y es inexistente, y ¿de qué sirve hablar sobre el derecho a la vida?, si una vida sin libertad es una vida sin sentido.


La libertad en este contexto no solo les da coherencia a los derechos políticos, sino a todo el conjunto de derechos: los económicos, sociales, civiles y, en consecuencia, al mismo individuo en su relación con el Estado, es por esto, que el sencillo hecho de que la inexistencia o restricción de la libertad condicione todos y cada uno de los demás derechos, genera una importancia evidente. En palabras de Karl Popper “[...] ésta [la libertad] es una condición indispensable para vivir al menos humanamente.”


Para promover la sostenibilidad de la democracia, se debe propagar la preocupación en torno a la libertad tanto propia, como de la sociedad como un todo. De la mano con la preocupación, también un sentido mínimo por defenderla y para ello deben existir razones, estas no pueden ser dadas a las personas para que las repitan, debe ser cada uno quien decida por qué para sí mismo, es importante su libertad. Porque quien defienda la libertad, defenderá la democracia. Ahora, si no podemos darles las razones a las personas para defender la democracia, ¿entonces qué es lo que sí podemos hacer?


Para que este proceso de entendimiento sea efectivo y realmente interiorizado, debe ir de la mano con la cultura democrática. Cuando nos referimos a ella no solo hacemos referencia a campañas acerca de la importancia de la democracia, por el contrario, debe ir mucho más allá de un lema repetitivo acerca del voto o la representación, fomentar la cultura democrática implicaría permitir una participación activa y que conscientemente vaya desde la vida política a lo cotidiano en una persona, debe propagarse un sentido de vida basado en el compromiso voluntario con la democracia y por lo tanto, una exigencia a participar en cada uno de los procedimientos y espacios que derivan de la misma. Es crear una postura crítica porque se quiere, y no por estar obligados a ello; es defender la democracia por vocación, y no por necesidad.


Todo lo anterior, puede llegar a ser un panorama ilusorio teniendo en cuenta los obstáculos a los cuales se enfrenta la sociedad, es decir, se tiene presente que crear y promover la cultura democrática significa encontrarse con varias limitaciones e impedimentos, provenientes en algunas ocasiones por parte del propio Estado, como lo pudimos apreciar en el caso presentado en este artículo, en el cual, aunque un pueblo abatido por el hartazgo de vivir en medio de un régimen dictatorial, alza la voz por un cambio, por el retorno a la democracia, y en respuesta, el Estado se empeña en silenciar dichas peticiones. Sin embargo, somos plenamente conscientes, de igual manera, en que no es imposible hacer uso de la cultura democrática, pues si así lo fuese, este artículo, e incluso esta revista, serían proyectos impensables, y utópicos, que jamás se podrían llegar a realizar. 


Aun así, la tarea va no solo para quienes poseen una posición en el Estado o con poder e influencia sobre una gran masa, esta labor es algo mucho más individual. Todo aquel que sea consciente de que en muchas partes del mundo hay personas que carecen de libertad, les pedimos ser sensatos ante ello, para que usen su voz y clamen por la libertad de aquellos que se encuentran privados de la misma. Para que al final, no solo sean las cucarachas las realmente libres. 


Por último, las lecciones que deja esta experiencia son abundantes, entre ellas, que la libertad es vital en nuestra existencia, es vital para el sostenimiento de la democracia, y, por lo tanto, es necesario protegerla, defenderla, y aprender a apreciarla, de la mano con la cultura democrática como herramienta, además para fomentar la importancia del pensamiento crítico en torno a la libertad, podríamos generar un aporte esencial para el sostenimiento de la democracia, en el que se busque conservar el derecho más importante entre todos, la libertad.


Referencias 


Realidad Helicoide. (s. f.). Recuperado el 11 de febrero de 2023 de https://www.instagram.com/realidadhelicoide/


Velandia, K. (2019, enero 25). El Helicoide: El centro comercial de Venezuela que se convirtió en un sitio de torturas. BBC News Mundo. https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-46978545
 

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