FORO CUBANO Vol 6, No. 56 – TEMA: COMIDA E IDEOLOGÍA EN CUBA: LA ALIMENTACIÓN CON FINES POLÍTICOS
Las colas del hambre y la infelicidad de un pueblo
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Por: Food Monitor Program
Mayo 2023
El discurso oficial en Cuba presenta al pueblo cubano como un ejemplo de dignidad, de resistencia, de orgullo. La prensa oficial ha afirmado que “Cuba es el país de mejor desarrollo sostenible del mundo”. [1] Por su parte, las descripciones de todo turista de regreso de la isla coinciden en que el cubano es amistoso, abierto y jaranero. Las academias europeas y norteamericanas se interesan por los esquemas de éxito mostrados por el gobierno cubano para alcanzar la soberanía alimentaria. Entonces, ¿es el pueblo cubano un pueblo satisfecho y feliz?
Un rasgo poco estudiado de la inseguridad alimentaria está vinculado con la depauperación del bienestar, los efectos emocionales y psicológicos que causan la incertidumbre, la depresión y la ansiedad, y que por último pueden conducir a la inseguridad social. No por gusto la salud mental y el bienestar se encuentran como el indicador n0. 3 de los Objetivo de Desarrollo Sostenible. Para su cumplimiento, la seguridad alimentaria es una condición crucial porque a mayor prevalencia de hambre la satisfacción con la vida es menor.
Los economistas miden el bienestar principalmente a partir del impacto en los hogares, por ejemplo, en la pérdida de acceso a alimentos, en el cambio de los precios, en la disponibilidad, entre otros factores administrativos. En Cuba, el Periodo Especial en Tiempos de Paz, la Coyuntura, la Continuidad, la Tarea Ordenamiento han sido eufemismos para anticipar medidas que han limitado cada vez más el bienestar del pueblo cubano. La desesperanza, la inflación, la migración, la criminalidad han sido sus consecuencias inmediatas.
Un ejemplo palpable de esto son las colas del hambre a lo largo del país. El 2 de noviembre un anciano falleció en una cola en el municipio capitalino de Luyanó esperando por comprar comida. Los testigos aseguraron que llevaba varios días a la espera.[2] No es un hecho aislado, el 23 de diciembre de 2020 una señora falleció en el Vedado producto de una riña en una cola[3], en enero de 2021 un joven murió a causa de golpes propinados por la policía en una cola en Pinar del Rio, en octubre de 2022 un señor amaneció muerto en Guanabacoa tras pasar la madrugada en otra cola.[4] Este no es un fenómeno reciente único en Cuba, sino también en otros gobiernos autoritarios y desinteresados como en Venezuela, donde se documentan desde hace años las muertes en colas por riñas, inanición, asfixia o avalanchas.[5]
En Cuba, estas personas fallecieron esperando comprar comida o aclarar trámites burocráticos, por no haber consumido alimento por largas horas o por luchar por la posibilidad de comprarlos. Muchos otros incidentes ocurren diariamente en colas que acumulan las horas de vida de los cubanos, por fortuna no siempre con desenlaces tan lamentables. Podemos decir que las colas en Cuba son síntoma del hambre, pero además son los espacios donde el cubano pasa la mayor parte de su tiempo de vida, y donde a veces también les llega su muerte.
Este drama tiene muchas aristas que confluyen en la profunda pérdida de bienestar del pueblo cubano. La espera en las colas del hambre no es placentera; es un espacio físico donde las personas aguardan con tensión, atentas a cualquier infracción de la misma, agarradas a la poca esperanza que les queda, de conseguir un producto básico como aceite, pollo, café. Las personas faltan al trabajo, pierden salario, madrugan o no duermen, no comen, con tal de avanzar en la cola según su turno hasta el objetivo esperado, a veces en vano. En la mayoría de las ocasiones las personas que esperan son mujeres, encargadas de suministrar la comida del hogar según los rezagos machistas en el país, incluso madres con sus hijos por no tener con quién dejarlos, también son los jubilados y los ancianos que según patrones similares “no tienen nada que hacer”.
La preocupación de los cubanos por garantizar una comida diaria no solamente ha crecido en el último año, como indica el informe del Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH) [6], sino que ocupa la gestión principal en el día a día de la sociedad, algo señalado también por el Mapa de Hambre en Cuba elaborado por Food Monitor Program (FMP)[7]. Los grupos de Whatsapp y Telegram concertados para avisar sobre el suministro de productos por vecindario, y que FMP monitorea, comienzan a activarse a las 4 y las 5 am de la madrugada con el único propósito de conseguir qué comer, además la mayoría de los usuarios son mujeres.
En Geopolítica del Hambre, Josué de Castro explica que ningún factor exterior hiere tanto al hombre como el alimentario: “El hambre deshumaniza, un hombre que tiene hambre no puede ser un hombre libre (…) El comer siempre lo mismo explica la pérdida de ambición, la falta de iniciativa, la tristeza de las poblaciones en situación de socio-segregación alimentaria”. La naturalización de la precariedad, la aceptación de la ansiedad y la depresión como sentimientos inherentes a la vida cotidiana del cubano no hacen más que deshumanizar a una sociedad que cada vez encuentra menos vías emocionales de escape. En un esquema más general, estas condiciones provocan un entorno político inestable. Las sociedades insatisfechas tienen más probabilidades de involucrarse en conflictos civiles y protestas políticas. En consecuencia, la pérdida de bienestar es un síndrome grave en el desarrollo de un país. Si no se comprenden sus impulsores puede tener graves consecuencias en la sociedad, en la identidad nacional, y en la política tanto a corto como a largo plazo.
[2] https://www.14ymedio.com/cuba/anciano-tienda-Luyano-destapaladrones_0_3416058369.html
[3] https://www.asere.com/muere-cubana-durante-pelea-luego-de-criticar-al-gobierno-en-una-cola/
https://www.abc.es/internacional/20150828/abci-mujer-muere-aplastada-cola-201508282216.html