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FORO CUBANO Vol 6, No. 52 – TEMA: LECCIONES PARA EL SOSTENIMIENTO DE LA DEMOCRACIA

La urgencia de liderazgo social, colaborativo y servicial en Cuba

Vistas

Por:  Micaela Hierro Dori

Enero 2023

Tras 64 años de incumplimiento de una promesa de revolución social, económica y política, y la ausencia fúnebre del líder responsable del fracaso, los cubanos se preguntan quién podrá sacar a Cuba de la quiebra no sólo económica, sino de la quiebra de una sociedad, que hipotecó sus valores y su cultura por el progreso de un hombre nuevo que nunca fue.

La sociedad civil independiente, miembros del movimiento artístico, periodistas independientes e intelectuales, han procurado unir esfuerzos para generar el cambio tan esperado por la población, han colaborado y contribuido al mismo fin: iniciar el proceso de democratización en Cuba. Sin embargo, estos esfuerzos quedan truncos, sea por la represión, falta de recursos, de estrategia o de diálogo entre las partes.

La ciudadanía demanda, en un contexto de crisis humanitaria y económica, un liderazgo de un grupo de personas que contribuyan a sacar el país adelante, con un perfil servicial, que esté pendiente de las necesidades de los demás. En definitiva, un liderazgo más social que político, colaborativo con los demás actores de la disidencia y no unipersonal, y sobre todo, al servicio de la ciudadanía y el bien común, más que a los intereses propios.

En el marco de una investigación, donde se han entrevistado a 42 miembros de la sociedad civil independiente de Cuba, entre ellos periodistas, artistas, escritores, políticos, y activistas de derechos humanos, surge una serie de reflexiones que nos lleva a declarar la urgencia de un liderazgo social, colaborativo y servicial en función del proceso de democratización de Cuba. El grupo de entrevistados cuenta con una considerable representatividad equitativa tanto de género (38,1% mujeres y 61,9% hombres) como intergeneracional (38,1% iniciaron su activismo en la década de 1990, 28,6% en los 2000, 9,5% en la década de 2010, y 23,8% en 2020), y geográfica (52,4% residentes en Cuba, 21,4% exilio histórico y un 26,2% exilio de los últimos 5 años). 

En primer lugar, es de destacar que un liderazgo social por parte de los miembros de la sociedad civil independiente parece ser la tendencia, y lo que pareciera empatizar más con la realidad del cubano de a pie. Considerando el contexto actual, en el cual existe mayor conexión a internet, facilita que la ciudadanía conozca cada vez más a los miembros de la sociedad civil cubana independiente. 

Se conocen así, a aquellos referentes que denuncian los abusos de poder y la negligencia del Estado, entonces se les hace un reconocimiento del liderazgo a los periodistas que no tienen un perfil político necesariamente, pero que dicen lo que el cubano de a pie piensa.  Los que ayudan a visibilizar, la crisis humanitaria y crisis económica, tal como denunciar el desabastecimiento de medicina y alimentos, alto desempleo, inflación, entre otros,  rompiendo los mitos del bloqueo económico y evidenciando el fracaso de la tan mentada revolución cubana. 

Teniendo en cuenta a su vez, las consecuencias de seis décadas de régimen autoritario con un daño antropológico como lo define Dagoberto Valdés, o falta de un tejido social mínimo para la convivencia social y política, y una gran desconfianza de las instituciones, y del otro, es decir, del vecino, colega, familiar, o amigos, lo que dificulta los proyectos comunes, o iniciativas sociales que una a los distintos actores, hay que considerar otro factor, que es el hecho que Cuba no está exenta de la indiferencia política que viven los jóvenes, que no buscan involucrarse en temas políticos, como en el resto del mundo, pero que está agravada por la crisis humanitaria por la cual los jóvenes piensan especialmente en emigrar. Ya no existe esa misma adhesión al PCC como lo hubo al principio de la revolución. Los que participan, incluso confiesan que lo hacen para tener mejor posición, y privilegios.

Entre las observaciones hechas durante el desarrollo de la investigación, surge el hecho que los nuevos referentes y voces que denuncian los derechos humanos, no se reconocen como activistas. Los periodistas, ejercen el periodismo, los artistas se consideran por naturaleza contestatarios y que ejercen su libertad de expresión, y aunque hagan activismo no se reconocen activistas. En los hechos, ejercen un liderazgo, porque influyen y son reconocidos por la ciudadanía, aunque no se reconozcan como tal.

Por otro lado, en los últimos años ha habido un cambio de estrategia comunicacional por parte de las iniciativas de los disidentes o por parte del activismo, pasando de un perfil político a lo social. Las organizaciones de la sociedad civil han ampliado su enfoque de denuncia al régimen, hablando no sólo de los derechos civiles, como ser elecciones libres y justas, derecho de reunión o manifestación, sino también se incluyen los derechos sociales, ambientales, y culturales, denunciando el desabastecimiento, la falta de acceso a la salud, en definitiva, denunciando en sentido amplio la crisis humanitaria que sufren hoy los cubanos en la isla. 

A su vez, los partidos políticos que afloraron en los años noventa esperando que Cuba siguiera la ola democratizadora de los países de Europa del Este y del bloque soviético, perdieron su impulso, cedieron protagonismo a otras iniciativas como la de los medios independientes, proyectos artísticos, sindicalistas independientes y organizaciones de cuentapropistas, grupos de derechos de distintos grupos poblacionales, como las mujeres, jóvenes, LGTBI, afrodescendientes, entre otros.

En segundo lugar, en cuanto a un liderazgo colaborativo, de apertura al diálogo, se puede mencionar las 36 iniciativas documentadas en el libro “Memoria y Cultura por la Democracia en Cuba” (Hierro, 2022), de las cuales se concluye que hubo una tendencia de buscar colaboración entre los distintos actores; buscaron una unidad de propuestas, un consenso y llegaron a acuerdos en las demandas al régimen, aún con estrategias variadas a lo largo de las últimas tres décadas. 

Entre las respuestas de los entrevistados cuando se les preguntó sobre su apertura de dialogar con otros miembros de la oposición, más del 90% afirmaba que sí, casi sin dudarlo. Las excepciones tenían que ver con hacer salvedades como: “no todos están dispuestos a trabajar conjuntamente”, o “hay muchos egos”. Una de las razones de diferencias u obstáculos de unión entre la oposición son las razones ideológicas, diferencias de posturas políticas, no con las diferencias en cuanto a lo que buscan con referencia al país: Libertad, democracia republicana con división de poderes y elecciones libres, libertad para los presos políticos. 

 La cifra que puede ser sorprender, es que el 76,2% de los entrevistados manifestó estar abierto a dialogar con el régimen, aunque ese sí incluía comentarios como “el tema es lograr presionar lo suficiente como para que el régimen necesite sentarse a dialogar con uno”, o “uno está dispuesto, son ellos quienes no están dispuestos a sentarse porque eso significa que ya están de salida”, o “con condiciones que se cumplan previamente como la liberación de los presos políticos”.

En tercer lugar, un líder servicial que priorice las necesidades de la ciudadanía y de la nación. Y para ello, la capacidad de escuchar al otro, de empatizar y que reúna ese perfil de liderazgo social y dialoguista desarrollado en los puntos anteriores. Ante la consulta de dialogar con la ciudadanía, algunos perfiles más políticos lo tenían planteado en sus estrategias, la capacidad de movilizar, y acercarse a la ciudadanía. Sin embargo, aquellos que son artistas, escritores o periodistas, responden positivamente, pero se ven más sorprendidos con la pregunta, quizás porque se ven a sí mismos como ciudadanos comprometidos y como parte de la “ciudadanía”. 

Cuba necesita concordia cívica, reconciliación nacional tras seis décadas de dolor y división entre los que piensan de una manera y otra, de los que viven dentro o fuera de Cuba. Cuba necesita de un grupo de ciudadanos, miembros de la sociedad civil independiente que representen dicho liderazgo social colaborativo y servicial, de una impronta humanista, que no polarice, sino que respete al otro y a sus ideas. 

Referencias.

Hierro, M. (2022). Memoria y Cultura por la Democracia en Cuba: Documentación de Iniciativas de la Sociedad Civil Independiente. Cultura Democrática. Obtenido de https://cuba.cultdemocratica.org/
 

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