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FORO CUBANO Vol 6, No. 65 – TEMA:  EL FANTASMA DEL AUTORITARISMO EN LA REGIÓN Y LAS NUEVAS FORMAS DE GOBIERNO

La necesidad de un cine de memoria en Centroamérica 

Por: Jhon Ciavaldini
Febrero y marzo 2024

Como punto de partida quisiera tomar la frase del cineasta comprometido Patricio Guzmán:  “Un país sin cine documental, es como una familia sin un álbum fotográfico”, podemos así preguntarnos por el cine de un país en particular, de los álbumes de las familias que alberga en sus territorios, de los documentos de memoria que den cuenta de parte de la historia de ese país. 

 

Existe una necesidad exacerbada al observar la historia reciente de países de nuestra región y las nuevas formas de autoritarismo. ¿Nos hemos preguntado por el cine que se está realizando bajo los procesos políticos de los últimos años en países como Nicaragua, Venezuela o Cuba?, ¿Cómo se vería este álbum de fotos del país basado en su cinematografía? ¿Qué narrativas predominan en sus obras? y ¿quiénes y cómo salvaguardan este álbum de fotos del país? 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fotograma de La Asfixia (2018). Ana Bustamante frente a fotos de desaparecidos. 

La ponencia presentada: “El cine de memoria de una generación: Tres documentales en primera persona de directoras centroamericanas y sus contextos políticos.” (Ciavaldini, 2023). Pone la lupa en un fenómeno sui generis en tres países vecinos de Centroamérica, tres mujeres nacidas bajo las guerras civiles de sus países nos comparten sus historias, hijas del trauma de toda una generación, compartiendo lo privado y haciéndolo público, trayendo consigo discusiones pendientes, son heridas recientes y aún abiertas.  

 

Los ofendidos de Marcela Zamora Chamorro (2016) por El Salvador, Heredera del viento de Gloria Carrión (2017) por Nicaragua y La asfixia (2018) de Ana Bustamante por Guatemala. Las tres obras hacen una revisión de su historia reciente desde un cine documental independiente y comprometido que nos permite pensar en la necesidad de esta región de tener un cine de memoria. Ellas indagan sobre los eventos históricos que moldean hasta el día de hoy a sus sociedades, y mostrando así el destino de sus países y la manera en que sus gobiernos han lidiado con estos eventos desde las guerras civiles que azotaron a sus países. 

 

Un poco de cine: 

 

Estas obras no son un hecho aislado, no podemos dejar de lado la creación documental con contenido político, más aún en latinoamérica y su uso como herramienta de transformación social y dejar saber que cineastas comprometidos tienen el ojo puesto en sus sociedades. 

 

Esta herencia incluye obras como La hora de los hornos (1968) de Solanas y Getino, hito del cine militante hecho en la clandestinidad, La Batalla de Chile (1975) de Patricio Guzmán sobre el golpe de Estado a Salvado Allende, estrenada durante la dictadura de Pinochet.  

 

Esto no quiere decir que no se hayan hecho películas en esta región, varios cineastas  hicieron películas durante los años de conflictos armados, como la obra de la directora estadounidense Pamela Yates en Guatemala, destacando Cuando tiemblan las montañas (1983), siendo la figura central una jovencísima Rigoberta Menchú. El alemán Werner Herzog pasó por Nicaragua a filmar La Balada del pequeño soldado (1984) o la primera película producida en el régimen sandinista es a su vez la obra más celebrada de su cinematografía, Alsino y el Cóndor (1982) dirigida por el cineasta chileno exiliado Miguel Littin. 

 

La primera persona y el cine de memoria 

 

Michael Renov, teórico de cine expone: “El discurso autobiográfico es condicional, contingente a su ubicación dentro de una matriz social explícita” (Renov, 2004, p. 179) 

 

Con el pasar de los años las producciones documentales en primera persona han aumentado, realizadores traen a la esfera pública historias privadas que contienen a su vez la historia heredada de los procesos de sus países. Es destacable la experiencia del cine de memoria argentino de los años 2000s, realizado por hijos de desaparecidos de la última dictadura militar, con importantes obras dirigidas a su vez por otras mujeres como Los Rubios (2003) de Albertina Carri y Papá Iván (2004) de María Inés Roqué.  

 

Ana Ama quién ha estudiado el fenómeno de esta época nos dice de la necesidad y valor de estas obras en sociedades que han sobrellevado hechos traumáticos cuyo contenido  “solicita ser percibida como capital histórico” (Amado, 2005, p. 224). 

 

Los ofendidos, de Marcela Zamora Chamorro (El Salvador, 2016) 

 

Luego de 12 años de guerra civil (1979-1992) El Salvador tomó la vía de la amnistía con la Ley de Reconciliación Nacional en 1992 que apuntaba al perdón absoluto, un empate que sabe a derrota a las víctimas y sobrevivientes, por la impunidad de los crímenes y la falta de reparaciones. En 1993 se creó una Comisión de la Verdad que realizó un informe 3, que no era de carácter judicial, daba un panorama de la escala del conflicto, calculando alrededor de 75.000 víctimas entre muertos y desaparecidos. 

 

Esta es la generación de Marcela Zamora, viene de una familia que participa de la política de su país, su padre fue candidato presidencial en 1994, en las primeras elecciones luego de los acuerdos de paz. Ella estudió periodismo y cine y se desarrolló en este ámbito trabajando en el equipo del medio de comunicación independiente El Faro1 dónde produjo películas que indagan en la memoria reciente de su país. 

 

En Los ofendidos se abren capítulos de la historia que El Salvador quiso olvidar oficialmente con la amnistía, tomando en cuenta que el Estado salvadoreño fue el principal ejecutor de la violencia y creó escuadrones de la muerte que persiguieron, torturaron y desaparecieron personas. 

 

Ileana Rodríguez observa que “el propósito explícito del film es oír hablar y filmar cómo se llevó a cabo la tortura de la época de la guerra” (Rodríguez, 2020, p. 39) para eso entrevista a un torturador de la S2, uno de estos escuadrones de la muerte, y a la vez que se apoya en el “libro amarillo” creado por los militares con personas que eran consideradas enemigas, aquí se encuentra el nombre de Ruben Zamora, padre de la directora, torturado por 33 días. El testimonio de su padre se suma al de otros civiles también torturados que hacen explícitas sus penurias, creando este capital histórico.  

 

 

 

 

Fotograma de Los Ofendidos (2016) torturador miembro de la S2 

Luego del estreno en su país la película llamó  a la consciencia colectiva siendo la primera vez que se hacía masivo el tema. Zamora tardaría 5 años en hacer otra película dado lo oscuro de la experiencia. Su última película El sentido de las cuerdas (2022) fue estrenada a puerta cerrada en su país y la directora atribuye esto a la presión del presidente Bukele y el régimen de excepción en vigor desde marzo de 2022. 

Heredera del viento, de Gloria Carrión Fonseca (Nicaragua, 2017) 

 

En Nicaragua triunfó la Revolución Sandinista (1976-1990), una guerra que estuvo dividida en dos partes: la revolución antisomocista y la contrarrevolución antisandinista. 

 

Luego de la victoria quedó la tarea pendiente de políticas de verdad, memoria y justicia, no hubo comisiones de verdad o informes, el Estado nunca han publicado cifras, comisiones independientes estiman estas cifras alrededor de 30.0002 muertes pero no se sabe el número real de víctimas. 

 

Los padres de Gloria Carrión se unieron a la lucha anti-somocista bajo los ideales de esta revolución y fueron militantes activos, ella creció viendo a sus padres como héroes, ya adulta  con una carrera establecida decide hacer cine, para contar cómo vivió el surgimiento y la caída del sueño revolucionario. 

 

La obra deja de lado completamente la tortura que sufrieron sus padres, Carrión considera inenarrable ese horror. A su vez decide darle voz a Los Contras, los enemigos en la primera etapa de gobierno de la revolución, en su testimonio dan cuenta de la violencia de los sandinistas en el poder, contra la el campesinado y minorías étnicas disidentes, obligados a tomar las armas para defenderse.  

 

La película busca dar herramientas para la reconciliación partiendo del diálogo, un diálogo generacional que denotaba un malestar mayor, ya que 6 días después de un exitoso estreno en cine estalló la primera rebelión cívica en 40 años. 

 

 

 

Afiche de Heredera del Viento en barricadas del levantamiento cívico de 2018 

El gobierno de Daniel Ortega mostraría su cara represiva en el levantamiento de 2018, dejando más de 300 muertos y el deterioro en materia de derechos humanos. La persecución política se intensificó y el clima empeoró para personas con voces disidentes como la de Gloria, quien fue acusada de recibir dinero de la CIA, y tanto ella como miembros de la fundación dónde trabajaba fueron perseguidos, llevándola al exilio, ante el aumento de presos políticos. 

 

Gloria Carrión llevaría consigo el germen de su siguiente película, unas entrevistas que realizó a mujeres que participaron en el levantamiento y fueron encarceladas, Hojas de k (2022) recurre a la animación para contar estas historias manteniendo su anonimato, como parte del equipo técnico, para proteger sus identidades. 

 

La asfixia de Ana Bustamante (Guatemala, 2018) 

 

Guatemala tuvo la guerra más larga, luego de 36 años de devastadora lucha (1960-1996), masacres, levantamientos y dominio militar en el poder, el Estado llegó a unos Acuerdos de Paz con los movimientos revolucionarios armados, suponiendo una derrota simbólica para estos, dónde el status quo de los militares se ha mantenido. 

 

En 1994 se creó de la Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CEH) que redactó un informe que da cuenta de las atrocidades cometidas, aunque no eran de carácter procesal penal, y da la cifra de 160.000 ejecuciones y 40.000 desaparecidos, entre ellos el padre de Ana Bustamante. 

 

La asfixia es su ópera prima. Una hija en una búsqueda detectivesca sobre los acontecimientos que llevaron a la desaparición de su padre, en una sociedad posguerra donde aún persiste el silencio y miedo de hablar del tema. Es la única que habla desde la ausencia de un familiar.. 

 

Esta obra no posee testimonios con aquellos que ejecutaron la represión, es decir, militares, torturadores o posibles responsables. La situación política en Guatemala es un factor para esta decisión, ante la impunidad, el miedo y el silencio, particularmente de los militares (el único militar que se contacta rechaza ser entrevistado escondiéndose en la enfermedad). 

 

Las fechas de realización de la película también es un factor debido a lo que estaba ocurriendo paralelamente en la sociedad guatemalteca, se había anulado la sentencia a Efrain Rios Montt por los cargos de genocidio y crímenes de lesa humanidad. Existen varios acusados pero no hay sentencias o procesos, muchos siguieron en la vida política y económica del país, sobre todo personas del ámbito militar, incluso han salido a la luz casos de corrupción como el caso del ex-presidente Otto Pérez Molina. 

 

La directora, en su rol detectivesco, hace preguntas claras y concisas a funcionarias de la Unidad de casos especiales del Conflicto Interno, exponiendo lo privado de su búsqueda y haciéndola pública, ella es parte de los afectados que reciben el mismo discurso en su búsqueda por el paradero de sus desaparecidos y los responsables. Las trabas burocráticas en el sistema son evidencia del secretismo que mantienen los militares sobre el conflicto. 

 

No es de extrañar que de las películas seleccionadas esta sea la que menos se ha visto en su país, el miedo ha sido clave para limitar la distribución dentro del país. Sin embargo una nueva generación de cineastas viene cuestionando aquello que les vino dado de antemano. Recientemente esto es visible en su cine, películas como La Llorona (2019) de Jayro Bustamante o El Silencio del Topo (2021) de Anais Taracena, ambas exitosas en circuitos internacionales, que muestran una necesidad desde el cine guatemalteco de hablar de su memoria. 

 

Y no solamente en Guatemala, sino en toda la región, de tener discusiones sobre Memoria y Justicia que los Gobiernos no están atendiendo debidamente. 

 

Bibliografía

 

Amado, A. (2005). Las nuevas generaciones y el documental como herramienta de historia. Historia, género y política en los ‘70, 1. 

Ciavaldini, J. (2023). El cine de memoria de una generación: Tres documentales en primera persona de directoras centroamericanas y sus contextos políticos. La Cifra Impar. Revista de estudios de audiovisuales, 2. https://doi.org/10.58180/lci.2.2023.33 

Renov, M. (2004). The subject of documentary. University of Minnesota Press. 

Rodríguez, I. (2020). Réquiem. Escribir el afecto: El estremecimiento de lo propio y lo ajeno Marcela Zamora. Los ofendidos. Modalidades de memoria y archivos afectivos: Cine de mujeres en Centroamérica, 5(1). 

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