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FORO CUBANO Vol 4, No. 38 – TEMA: PROPUESTAS PLURALES PARA UNA TRANSICIÓN EN CUBA–

Envejecer y emigrar en Cuba: transición demográfica y desafíos

Por: Jennifer Portelles[1]

Noviembre 2021

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El artículo relaciona la realidad de las personas mayores, la emigración de los más jóvenes y la crisis de cuidado profundizada con la pandemia, destacando que la calidad de vida y el derecho a una vida decente son cuestionables en un país que no ha creado las condiciones necesarias para un envejecimiento saludable.

Cuba, un país con una transición demográfica avanzada, ha tenido una creciente ola migratoria antes y durante la pandemia por la crisis social, económica y política por la que está atravesando. Dicha emigración tiene un gran impacto en el cuidado familiar y específicamente en el cuidado de las personas mayores. También es fuente de alivio económico, pues la mayoría de los que emigran es la población económicamente activa, que entre sus motivaciones tiene la de ayudar al sustento de su familia en la isla.

Es en este contexto, con una presencia elevada de personas mayores y con más jóvenes que desean emigrar, que me planteo la pregunta sobre qué país estamos construyendo en medio de una “tarea de ordenamiento monetario”, cuyos impactos son leídos como una vuelta al llamado Periodo Especial de los 90, donde se dolarizó el país y los artículos de primera necesidad se conseguían solo si se tenían monedas extranjeras para comprarlos.

¿Qué país construimos cuando nuestros ancianos viven con la preocupación real de un futuro incierto, inseguro, donde las pensiones no alcanzan para nutrirse dignamente, donde los procesos de búsqueda de alimentos son complejos y extenuantes, además de la enorme cantidad de trabas burocráticas o la falta de acceso a las nuevas tecnologías digitales? ¿Y qué queda para los jóvenes cuyos márgenes de crecimiento profesional y personal están cada día más limitados? El presente análisis pretende poner en relación la realidad de las personas mayores, la emigración de los más jóvenes y la crisis de cuidado profundizada con la pandemia.

La emigración constituye un fenómeno endógeno y endémico de la sociedad cubana, con profundas raíces históricas en el orden político y económico, las cuales se profundizaron y ampliaron a partir del proceso revolucionario que triunfó en enero de 1959 (Aja et al., 2017).

 

Según investigaciones más recientes, en Cuba las migraciones de los últimos años responden cada vez más al comportamiento migratorio regional y global, tendencialmente a los desplazamientos temporales y a una necesidad de incorporarse a un mercado laboral en los sectores de los servicios, la construcción y el comercio, empleos más fáciles donde los más jóvenes comienzan a iniciarse e insertarse en la economía capitalista.

Muchos jóvenes renuncian a las profesiones y a las capacidades ejercidas en Cuba por una necesidad de expansión económica y de realización tanto personal como profesional; muchas de ellas limitadas en su mayoría por una baja capacidad de ahorro, de crecimiento económico y de la acumulación de capital, causa de gran peso para la decisión de emigrar. Envejecer o vivir en Cuba es una dificultad para los que piensan en prosperidad económica, en condiciones de vida confortables, en una salud y políticas públicas de mayor eficiencia y calidad, en tener acceso a los productos de primera necesidad o contar con una vejez digna que muchas veces ni siquiera llega a plantearse pues se decide emigrar antes.

Sin embargo, muchos no cierran la puerta de regreso a Cuba por los lazos afectivos y económicos. Algunos reinvierten sus recursos y sacan ventajas de la devaluación de la moneda cubana a través de la venta de productos en divisas en el mercado negro y de un mercado desabastecido de productos debido a un modelo económico que no puede producir los bienes y servicios que necesita la población para satisfacer sus necesidades básicas. Cabe mencionar que, se espera que el PIB caiga un poco más de 8% en 2022 (Albizu-Campos, 2021).

La mayoría de esos retornos son coyunturales, temporales, pues una buena parte de esas personas regresan para no perder la ciudadanía cubana y acogerse a las oportunidades de conservación de derechos de propiedad, establecer negocios, entre otros, al amparo de las oportunidades que ofrece la nueva legislación migratoria. Poco después salen nuevamente y protagonizan una migración más bien de tipo circular (Rodríguez et al., 2017).

La transición demográfica en Cuba es un proceso marcado por dos factores fundamentales, una reducción de la fecundidad y de la mortalidad, lo que ha conllevado a un proceso de envejecimiento de la población, con la reducción simultánea de la proporción de menores de 15 años y el incremento sostenido del peso relativo de la población en la tercera edad. Así, el resultado final del proceso de transición demográfica cubana ha sido dar paso a la instauración y desarrollo de un acelerado envejecimiento de la población.

La migración es uno de los factores que más peso tiene en la composición demográfica de la población cubana. Según pronósticos, los próximos 20 años se producirá una reducción del número de habitantes y continuará el índice de envejecimiento hasta llegar al 30% de la población, lo que puede conllevar a un incremento en el gasto económico en los servicios de cuidado, salud y seguridad social para la tercera edad y aquellos que están entrando en ella, teniendo un gran impacto el desarrollo socioeconómico de Cuba.

La selectividad de la migración, en la que se prefiere los estratos jóvenes y adultos en edades económico-productivas, fortalecerá su rol como factor de aceleración del envejecimiento de la estructura por edades de la población. Aunque la emigración en términos de tamaño y estructura aún no ha sido medida en toda su magnitud, existe un evidente rejuvenecimiento y feminización de las migraciones, lo que tiene un evidente impacto en que los niveles de fecundidad continúen disminuyendo, que la población económicamente activa se reduzca,  así como en la disminución de los cuidadores familiares o institucionales -siendo coherente con que los roles de cuidado siguen recayendo en las mujeres en Cuba y América Latina- y por tanto una posible gran crisis en los sistemas y programas públicos de atención a la tercera edad (Acosta, 2021).

El patrón de actividad económica de la población ha disminuido drásticamente por la incapacidad del modelo económico cubano de aprovechar el capital humano, además de la pérdida de la capacidad de reemplazo de la población económicamente activa, observándose la reducción más importante del nivel de actividad económica de la población que ocurren en las edades jóvenes, de 20 a 45 años. Sumado a esto, el promedio de vida activa de las mujeres cubanas disminuye rápidamente a medida que avanza la edad (a partir de los 30 años) y una razón plausible tiene que ver con su salida prematura del mercado de trabajo para dedicarse al cuidado de otras personas, notablemente de personas de edad avanzada, en la medida en que deben suplir la insuficiencia institucional en esa actividad (Rodríguez et al., 2017).

Una creciente ola migratoria de mujeres jóvenes en edad productiva y reproductiva, unido a un posible no retorno, conlleva una recarga al sistema de cuidados y un gran impacto en la economía cubana, debido a que comenzará a llegar una serie de remesas al país para pagar los servicios de cuidado sin estar creada una plataforma de cuidados y asistencia para la población adulta que en 10 o 15 años estará entrando en la etapa de la vejez y algunos aún más envejecidos. ¿Cómo replantearse un país con semejante situación demográfica, un modelo económico disfuncional que no genera ofertas de empleo, que solo exige a las mujeres en edad fértil que se reproduzcan con unas condiciones económicas y materiales escasas? Un sistema económico que tiene además muy baja productividad del trabajo, un bajo poder adquisitivo de los salarios, una creciente polarización de la riqueza, un proceso de desruralización y una escasez de alimentos y muy poca autonomía alimentaria.

¿Por qué las mujeres queremos emigrar más que los hombres, qué desventajas tenemos en un país como Cuba? Algunas pueden haber renunciado al empleo estatal o no desear emplearse en este sector por ausencia de servicios de apoyo y cuidados, lejanía de los centros de empleo, insatisfacción con las condiciones de trabajo y desmotivación por los salarios y sueldos. Las mujeres cuentan con menos recursos para el empleo no estatal: propiedades, capital financiero, entre otros. La mayor morbilidad la tienen las mujeres con respecto a los hombres, unido a que el 36,4% de las mujeres cubanas mayores de 15 años tienen como actividad principal los quehaceres del hogar según datos de la ONEI del 2012 (Alfonso et al., 2020). Dichos datos confirman que la juventud puede estar renunciando a los modelos y estereotipos de género que ven en las generaciones de mujeres mayores y cuidadoras, no deseando así, seguir reproduciendo dichos roles y uno de los modos para superarlos es emigrando y buscando otras alternativas de vida.

Para las mujeres sobrevivir en dicho contexto se hace doblemente difícil si es que se quiere envejecer dignamente. La calidad de vida, el bienestar humano y el derecho a una vida decente son cuestionables en un país que no tiene expectativas de mejoramiento del bienestar ni ha creado las condiciones necesarias para un envejecimiento saludable. Los desafíos siguen siendo múltiples, quiénes cuidarán a nuestros ancianos, ir o quedarse, envejecer joven o darle juventud a la vejez, todas dicotomías de un país en crisis permanente.

Referencias

Acosta, E. (2021). Migration and Elderly Care When Women Leave, Who Cares for Older Adults? A Case Study of Cuba, en Mora, C. and Piper, N. (Eds.). The Palgrave Handbook of Gender and Migration, Palgrave Macmillan, p. 167-183. 

Aja, A., Ofelia, M., Orosa, R. y Albizu-Campos, J.C. (2017). La migración internacional de cubanos. Escenarios actuales. Revista Novedades de Población, Vol. 13 No. 26, La Habana.

Albizu-Campos, J.C. (2020). Una mirada a la población económicamente activa. Novedades en la Población, Cuba.

Alfonso González, G., Lara Junco, T., Romero Almodóvar M., Echevarría León, D. Proveyer Cervantes, C. (2020). Los Cuidados en la Ruta hacia la equidad en Cuba. Editorial Filosofía, La Habana.

CEDEM, ONE y MINSAP (1995). Cuba. Transición de la fecundidad. Cambio social y conducta reproductiva.

Rodríguez, G., Albizu-Campos, J.C., y Alfonso de Armas, M. (2017). Bono de género. Aproximación a Cuba. Universidad de la Habana, Centro de Estudios Demográficos. 

 

[1] Jennifer Portelles es socióloga e investigadora visitante en el Observatorio de envejecimiento, cuidados y derechos CuidO60.

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