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TEMA: COVID-19

Entrevista a José Raúl

Abril 2020

Vistas

José Raúl Gallego, periodista, profesor e investigador cubano, quien ha liderado varias campañas en pro de las libertades y derechos de los cubanos en la isla, se reunió con Sergio Ángel, director de Programa Cuba, con el fin de contar su experiencia en la isla y su perspectiva sobre la actualidad y el futuro del país. Aquí los apartes más importantes de la entrevista.

Sergio Angel (S.A.): Quiero comenzar esta entrevista con un panorama general de lo que ha sido el último mes, cuéntanos qué ha pasado que resulte de relevancia desde la perspectiva de la última iniciativa que salió a propósito del Decreto 370.

José Raúl (J.R.): Bueno, como sabes, este Decreto 370 viene de 2018, pero entra en vigor a mediados de 2019. Sin embargo, ya desde enero del 2020 se estaba empezando a aplicar a periodistas independientes, a activistas y también se estaba empezando a usar como método para amenazar a las personas. En el último mes, sobre todo, coincidiendo con la situación sanitaria creada por el coronavirus, hemos notado que ha aumentado, que ha estado en alza la aplicación de este decreto a personas; ya sea ciudadanos comunes, periodistas, activistas u opositores, a los cuales trata de controlarse mediante la aplicación de este decreto, el control de las publicaciones que se hacen en internet. Publicaciones que tienen que ver con carácter político o con denuncias de situaciones que están ocurriendo en el país, que pueden ser cosas tan, no sé, banales, como un problema en una cola mal organizada.

Entonces, la preocupación es ver cómo varios países de la región también han aumentado la represión la libertad de expresión utilizando como pretexto la crisis sanitaria, por lo que estamos preocupados viendo que también en Cuba esto está pasando, utilizando el Decreto 370 contra personas que solamente están haciendo su trabajo o cumpliendo su deber como ciudadanos en su derecho de denunciar situaciones que no consideran correctas.

S.A.: Para aquellos que no están familiarizados con la situación cubana y, por supuesto, que no conocen el Decreto 370, cuéntanos un poco en qué momento sale el Decreto, en qué momento entra a regir y en qué consiste.

J.R.: Como te decía, el decreto es de 2018, entra a regir a mediados del 2019, y es un decreto ley, o sea, que no pasa por la Asamblea Nacional del Poder Popular, sino que lo firma directamente el presidente del Consejo de Estado, que, en ese momento, era Miguel Díaz Canel, hoy presidente de la República. Es un decreto muy amplio, un decreto que tiene que ver con la informatización de la sociedad; tiene muchísimas aristas, pero, la que resulta más conflictiva en términos de libertad de expresión, es el inciso i del artículo 68, y te voy a leer textualmente: “difundir a través de las redes publicas de transmisión de datos información contraria al interés social, la moral, las buenas costumbres y la integridad de la persona”. Como te vas dando cuenta, está planteado en términos lo suficientemente vagos como para poder ser aplicado intencionalmente. ¿Quién define cuál es el interés social, la moral?, ¿cuáles con las buenas costumbres? De hecho, está planteado en términos sumamente conservadores, que pareciera hecho por una dictadura de los años 70. Ni siquiera se está hablando aquí de seguridad nacional, de los términos de difusión de noticias falsas o de los términos que evidentemente pudieran ser penados por la ley. Entonces, hablamos de cuestiones que pueden ser aplicadas a cualquiera, porque, ¿quién determina que un post en Facebook atenta contra las buenas costumbres o contra la moral?, o sea, ¿de qué moral estamos hablando? Y, por otra parte, es un artículo que habla de difundir a través de redes públicas de transmisión de datos.

S.A.: Si el Decreto es de hace dos años, más o menos, ¿por qué hay un despertar hasta ahora? ¿Por qué empieza a generarse ese malestar en este momento y no cuando salió?

J.R.: El Decreto se aprueba en 2018, pero no sale hasta que se publica en la gaceta oficial en 2019, a mediados de 2019. En ese momento, cuando salió, sí hubo reacción en los medios independientes e hicieron publicaciones denunciando, no solamente el inciso, sino también el inciso f, que decía que era una contravención hospedar un sitio en un servidor ubicado en países extranjeros, cuando muchos de los medios de comunicación, los blogs y este tipo de publicaciones están hospedadas en servidores extranjeros porque dentro de Cuba no existía esa posibilidad. O sea, en ese momento sí hubo una crítica y sí hubo medios que alertaron desde el primer momento del peligro latente que había con este decreto, sin embargo, la visibilización viene sobre todo en este ultimo mes, precisamente porque ha habido una acumulación de casos de personas que han sido sancionadas. La última fue la periodista Mónica Baró, que trabaja para El estornudo y que fue hace dos días multada por sus publicaciones en Facebook con 3 000 pesos. Eso es importante, Sergio, la pena son 3 000 pesos cubanos, 120 dólares, en un país donde el salario mínimo es 16 dólares. No estamos hablando de una pena menor, cuando en el código penal cubano por manejar ebrio te pueden aplicar una multa de 1 000 pesos o cárcel, y aquí están aplicando 3 000 pesos de multa. Además, es una multa que te la pone el inspector del Ministerio de Comunicaciones, ni siquiera esto pasa por un proceso judicial. Y, también, eso tiene como medida complementaria la confiscación de los equipos. Así que ese inspector puede determinar que se te confisque el celular, la laptop o la PC, desde las cuales consideran que tú hiciste esa publicación que atenta contra el interés social, la moral y las buenas costumbres.

S.A.: José Raúl, si Cuba está catalogada, de acuerdo con Reporteros sin Fronteras, como el país 169 dentro de 180 países, claramente no hay una libertad de prensa ¿cómo crees que las acciones que están llevándose a cabo desde diferentes medios virtuales en rechazo a este Decreto podrían tener efecto si ya, a nivel internacional, Cuba es reconocido como un país donde se restringen las libertades civiles?

J.R.: Mira, siempre es difícil lograr cualquier tipo de victoria en este ámbito en Cuba. Estamos hablando de un país donde no existe Estado de derecho, donde no existe libertad de asociación, donde el derecho de manifestación está totalmente controlado por el Estado y lo que en otro país tal vez se pudiera lograr a través de una campaña más articulada, que genere una presión extra sobre los actores gubernamentales, en Cuba se dificulta mucho más. No obstante, Sergio, en los últimos tiempos ha habido evidencias de que la presión social tiene resultados. Ahí esta el ejemplo del 349, el decreto que atentaba contra la libertad artística y que, precisamente, por la movilización de un grupo de actores, de artistas independientes, lograron darle visibilidad a la causa con la cual se identificaron muchas personas dentro de las propias instituciones estatales cubanas. Y se logró también generar una presión con apoyo internacional, eso es muy importante. Ahí se logró que pararan el Decreto 349, o sea, no está derogado, pero, en este momento, oficialmente tuvo que salir el gobierno y decir que se detenía y que se iban a hacer otras consultas, que se iban a buscar normas paralelas. Nosotros pensamos que con el 370 se puede hacer lo mismo, pero, si nosotros logramos una presión ciudadana fuerte, lograremos que se sumen más personas, independientemente de su orientación política.

Este decreto vulnera la propia Constitución cubana, vulnera la declaración universal de los Derechos Humanos e, incluso, podría interferir en la propia comunicación gobierno-ciudadanía, y logramos también un acompañamiento de la comunidad internacional, que sabe que este articulo esta violando principios elementales de los derechos humanos. Yo creo que se puede generar una presión importante sobre el gobierno cubano para que revise por lo menos este inciso. En la actualidad, tenemos más de 12 personas que han sido multadas, personas a las que se les han decomisado sus equipos, personas que han tenido que pagar 3 000 pesos de multa en un país donde el salario mínimo es prácticamente 10 veces menos que eso. Entonces, es una cuestión para no pasar por alto y, si bien es difícil ir por la vía legal, por ejemplo, acudir a los tribunales para alegar inconstitucionalidad del decreto, sería muy difícil porque no hay separación de poderes en Cuba; la vía puede ser la presión social y como presión social, a lo mejor, si no se deroga por lo menos se hace que se detenga un poco en su aplicación.

S.A.: Tú ya has participado previamente en varias iniciativas. Quizá, la más reciente, tiene que ver con una campaña que se hizo por Change.org a propósito de la censura dentro de las universidades, esa campaña, en particular, tuvo un éxito inusitado sobre todo en el exterior. ¿Cómo catalogarías esa campaña que se dio para la libertad académica y la autonomía universitaria? Y, ¿qué relación encontrarías con esta campaña que se ha emprendido y que también ha sido exitosa en muy pocas horas?

J.R.: Yo creo que aquella campaña fue importante, Sergio, si bien no podemos exhibir resultados concretos de que hubo una rectificación del gobierno respecto a aquellas fatídicas palabras de la vice ministra primera, que decía que el que no fuera revolucionario no merecía estar en las universidades, o algo semejante, sí logramos visibilizar, poner sobre el tapete, el tema de la discriminación ideológica en las universidades; logramos articular un grupo de personas de posiciones políticas diferentes, pero coincidimos en torno al enfoque de la defensa de los Derechos Humanos, independientemente de si estamos a favor o no del gobierno cubano, hay un grupo de principios que deben ser respetados y que no pueden ser aplicables para unos sí y para otros no. Entonces, en ese caso, yo creo que fue importante esa campaña, y creo que, de cierta manera, no voy a decir que se sentó un precedente, sino que se dio un ejemplo de que los cubanos podemos articularnos independientemente de nuestras orientaciones políticas por cosas que son beneficiosas para todos; un poco de ese espíritu se está viendo en esta nueva campaña.

Esta nueva campaña la iniciaron principalmente las personas que fueron perjudicadas con el Decreto 370: las periodistas Camila Acosta y Liliana Hernández han estado acompañando mucho al resto de las personas. Muchas personas que han sido perjudicadas con el 370 son quienes han llevado la voz y, como a manera de respaldo, nos hemos incorporado un grupo de actores pertenecientes a la sociedad civil, a la academia, el arte, hay personas del movimiento San Isidro, y sabemos que no se pueden quedar solas esas personas que han sido perjudicadas y que tenemos que poner todas nuestras redes y nuestro esfuerzo en función de visibilizar algo que es malo para Cuba, para la ciudadanía cubana. En ese sentido, estas personas redactaron esa carta ya puesta en circulación en Avaaz, esta vez no se puso en change.org porque está bloqueada en Cuba. Esa fue una de las enseñanzas que nos dejó la campaña de los profesores, que muchas personas tenían que recurrir mucho a métodos complicados para firmar dentro de Cuba.

S.A.: José Raúl, ¿cómo crees que te miran a ti, y a los que participan de esta iniciativa, desde la oficialidad? ¿Cómo recibirías esa asociación con un “mercenario” o un “contrarrevolucionario”? ¿Cómo lo entiendes tú? Y, ¿qué tipo de semántica se podrían utilizar desde la oficialidad para catalogar este ejercicio?

J.R.: Sí, ya está hecho, Sergio, no va a haber nada nuevo. Muchas de las personas que han sido sancionadas con este decreto ya tienen colgado desde mucho antes el “San Benito” de “mercenario”, de lacayos del imperialismo, y esta campaña también, que es una netamente ciudadana, que surgió desde abajo, que incluso no tiene un foco único. Habían muchas personas desde diferentes lugares trabajando de manera independiente, sin siquiera comunicarse, hasta que empezaron a construir un grupo, que organizaron esta carta que salió firmada ya por muchos otros, pero es una campaña ciudadana, una campaña que puede surgir en tu país, en Estados Unidos, de personas que deciden usar una estrategia de comunicación para visibilizar un problema y tratar de ponerlo en la agenda política. O sea, como funciona en todos los lugares del mundo. Sin embargo, desde el poder, como bien dijiste, ya salió un trabajo del diario oficialista Granma, hablando de la campaña “subversiva” de estrategias de desestabilización. Y, nosotros no queremos desestabilizar nada, incluso muchos de nosotros estamos consientes de que el momento que está viviendo ahora el país lo que más necesitamos todos es ponernos en función de eliminar la crisis y no de crear otra, pero, lamentablemente, lo que está haciendo el gobierno es lo contrario al tratar de ponerle rejas a un conjunto de actores que con su trabajo están también colaborando a identificar problemas.

Yo creo que, de manera general, en la prensa independiente ha habido una postura responsable. Siempre hay noticias alarmistas, siempre hay noticias falsas que circulan, que lamentablemente algunos hacen eco de ellas sin la verificación periodística más rigurosa, pero se está teniendo una postura muy responsable, muy profesional y cívica respecto a esto que está pasando en el país con el coronavirus.

S.A.: ¿Sientes que, de una u otra forma, esto ha empezado a generar una suerte de malestar que pueda conducir a retener el Decreto como sucedió con el 349?

J.R- Sí, yo creo que sí. Yo creo que sí se han sumado personas con mucha visibilidad a la campaña. Se están haciendo diferentes acciones, desde poner una foto en Facebook diciendo que no estas de acuerdo con el Decreto 370. En solo unas horas, la campaña que se sacó ayer a las 8 de la noche y que ya se tienen más de 600 firmas. Está caminando y creo que la expresión más importante de que les está llegando, es este artículo que salió en el Granma. Cuando en los medios empiezan a hablar de algo que va en contra de ellos, es porque ya consideraron que tiene la suficiente visibilidad como para salir al paso.

Entonces, creo que sí, está empezando ahora, está empezando bien y hay que seguirla porque lo que se está pidiendo es justo y hay que seguirla, hay que logar que otros actores se unan, personas de izquierda, personas progresistas, personas defensoras de los derechos humanos, la libertad de expresión independientemente, sin importar de cual sea su condición política.

S.A.: Acabas de mencionar que lo que ustedes defienden no es algo amparado desde una ideología sino en función de los derechos y libertades esenciales que deberían defenderse, independientemente de cualquier ideología. ¿Cómo le dirías a una persona que, estando en otro lugar, en otro contexto, defienda el oficialismo cubano y rechace estas prácticas como expresiones de los vasallos de Estados Unidos?

J.R.: Yo le diría, en primer lugar, que trate de informarse de lo que está pasando en Cuba y no solamente de los medios oficiales. O sea, que le dé una oportunidad, que trate de poner a un lado todo estigma de la Revolución cubana, de todo lo que significo en sus inicios, y que trate de leer desde el lugar de las personas que están dentro de la Cuba que se está narrando, que no es la Cuba que sale en los medios oficiales, y que compare ambas realidades; que por un momento tome este decreto-ley, este inciso, lo ponga en una legislación de su país y que piense si para él sería tolerable que vaya un policía a su casa, que lo lleve para una estación y que le ponga una multa que exceda 8 veces su salario mínimo por una publicación que posteó usted, por una publicación donde expresa su descontento hacia el gobierno, por una publicación donde expresa, donde denuncia que algo no está bien. Esa idea de que las personas que critican al gobierno están pagadas por Estados Unidos no es cierta, en qué cabeza cabe que te van a pagar por poner un post en Facebook o una cosa así, y las personas que, desde los medios independientes, reciben fondos de donaciones extranjeras, son instituciones que también financian medios de los más progresistas en esos países donde ustedes están. Es difícil encontrarse un medio independiente que no reciba fondos de este tipo de instituciones.

S.A.: Tú estuviste mucho tiempo dentro de Cuba, de hecho, es más el tiempo que estuviste dentro de Cuba que el que has estado fuera de la isla, y mientras estuviste en Cuba alcanzaste a ser profesor y también a trabajar en medios cubanos. Cuéntanos un poco sobre eso ¿cómo fue el desencanto?, ¿en qué momento tomas la decisión de salir de estos medios de la oficialidad, e incluso salir también de la universidad, y decidir emprender una vida fuera de Cuba?

J.R.: Mira, en el caso de los medios de comunicación, yo creo que es el proceso que vive la mayoría. Bueno, no voy a decir la mayoría, no me gusta generalizar, pero que viene de muchos jóvenes que se gradúan de periodismo. Por lo menos en la Universidad de la Habana, yo recibí una visión del periodismo de servicio público, de vocación cívica, de defensa de intereses del pueblo, que no es la que uno encuentra al ejercer cuando llegas a un medio de comunicación oficial. Cuando llegas a un medio de comunicación oficial, tú como estudiante llegas con muchos deseos de hacer cosas, de decir, de denunciar, y empiezas a chocar con muchos muros que te impiden hacer trabajo crítico, que en todo momento te están diciendo que no es el lugar ni el momento correcto, que esa no es la forma, que es mejor plantearlo por vías internas al partido. Y, al final, uno es un trabajador de los medios, uno no es un trabajador del partido.

Entones, empieza una especie de desencanto cuando empiezan a decirte que no puedes cubrir determinados temas, cuando entregas determinados trabajos y te los empiezan a pasar con el lápiz rojo, a los elementos que tú consideras más importantes, y empieza el desencanto, Sergio, y eso es lo que hace que muchas personas asuman una actitud totalmente pasiva o se vayan simplemente de esos medios. Ahora tenemos la posibilidad de los medios independientes, que antes no existían. Todavía hay compañeros que creen que pueden lograr ese cambio dentro de los medios y siguen poniendo la piel todos los días allá adentro, y dentro de las limitaciones estructurales a veces logran hacer unos trabajos que tienen su valor periodístico, pero no es la generalidad, entonces, es un momento en el que te desencantas y te sales.

En el caso de la Universidad, yo como profesor, en mis clases, yo decía lo que pensaba y eso lo puedes hacer hasta un momento, hasta el momento en que te identifican, hasta el momento en que te vuelves peligroso y sencillamente se libran de ti como pasó conmigo. De la Universidad yo nunca hubiera querido salir, me hubiera gustado seguir, a mí me gusta dar clases, disfruto ese contacto con el estudiante dentro del aula, siento incluso que me estimula intelectualmente, mucho más que cuando estoy únicamente dedicado a estudiar o investigar, pero lamentablemente en Cuba la educación, sobre todo la educación superior, está muy condicionada políticamente. No existe libertad de cátedra y, también, la libertad de expresión allá adentro está muy condicionada, y llega un momento en que lo que tú estás diciendo no es conveniente, y más en una carrera que en Cuba se identifica como una carrera política, de hecho, que está atendida por el departamento Ideológico. Entonces, ahí es mucho más complicado.

S.A.: ¿Cómo describirías la situación actual?, no solo vista desde la perspectiva de los periodistas, sino en general, la situación que están viviendo muchos cubanos críticos. Por ejemplo, tú tocabas, precisamente, el caso de Mónica Baró, una persona que ganó el premio Gabo, que tiene un reconocimiento internacional y que parecería difícil que el régimen, por algunos precedentes con otros periodistas como Yoani Sánchez, se atraviese a acercarse a ella.

J.R- Es una situación muy difícil, que viene desde antes del coronavirus. No podemos circunscribirla a que está regida por la situación especial, viene desde antes, de hecho, desde finales del año pasado e inicios de este año, muchos de nosotros venimos alertando que Cuba está a las puertas de una nueva primavera negra, como ocurrió en el 2003, o sea, tenemos un periodista preso, Roberto Quiñones, lleva casi 8 meses presp, una persona de más de 60 años, una persona calmada, que padece de hipertensión, de asma, que son condiciones agravantes ante la situación del coronavirus, y ni siquiera así ha sido liberado. Se han liberado otras personas, como la esposa de pastor Rigual, José Daniel Ferrer y tres de sus compañeros. Sin embargo, a Roberto Quiñones, que está preso por hacer periodismo, no ha sido liberado todavía; esa es una batalla que tenemos pendiente todos los periodistas cubanos, que sabemos lo que significa que te metan preso por tu profesión.

La lista de regulados sobrepasa los 200 nombres, y no solamente de periodistas independientes, hay activistas, hay opositores, hay artistas, o sea, se está aumentando la practica de detenerte, de llevarte preso sin decir dónde estás, y tenerte retenido en una unidad 24, 48 o 72 horas. En medio de esta situación que hay con el coronavirus, donde se está viendo a todo el mundo en aislamiento social, donde incluso el transporte publico y privado ha sido suspendido en el país, y la seguridad del Estado continúa citando a periodistas, a los que obliga a ir caminando, sin transporte, hasta una unidad de policía donde son entrevistados, entre comillas, exponiéndole su vida y su seguridad, porque pueden contagiarse tanto en la calle como dentro de la propia unidad de policía.

Además, todo eso se mezcla con un ambiente de precariedad económica, ahora es peor porque la economía mundial está en baja, está en recesión, y Cuba no está exenta de eso. Una de sus principales fuentes de entrada de divisas, el turismo, ahora mismo está en ceros, están cerradas las fronteras y todo eso repercute en la situación que se está viviendo en Cuba. A eso súmale el hecho de que la situación de desabastecimiento hace que las personas no puedan quedarse en sus casas, tienen que salir a buscar comida donde la haya.

S.A.: Quisiera cerrar con una última pregunta. En la actualidad, en muchos de los países democráticos, producto de las medidas de emergencia que se han tenido que tomar por la pandemia, se habla de un riesgo de propensión al populismo, pero también hacia una forma de autoritarismo producto de las medidas de control. ¿Cómo vive esto un régimen autoritario? ¿Qué va a suceder dentro de Cuba? ¿Cómo será la Cuba “post pandemia”?

 

J.R.: Hacer una predicción es muy complejo porque puede haber varios escenarios. Podemos tener un escenario donde se consolide el régimen y sus practicas una vez que esto termine. Para Cuba, nada de esto es nuevo, lo que para otros países están viendo como peligro, lamentablemente para nosotros es el día a día. Entonces, hay un escenario donde puede ser que estas practicas se afiancen, pero, también, hay otro escenario, que no sería descartable, y es que, producto de la tensión de la situación y de la tensión de lo que va a venir después, el gobierno tenga que verse obligado a hacer unos cambios. De hecho, es probable que haga unos cambios de tipo económico, como algunas liberalizaciones en el área de la agricultura. Entonces, ahí entraría la fortaleza de nosotros como sociedad civil de ser capaz de exigir que esos cambios no se queden solamente en movidas económicas que puedan ser echadas para atrás como pasó en otras épocas, como pasó en el 94 cuando abrieron un poco para aliviar la situación económica y luego volvieron a recoger.

Yo creo que estamos en otra situación, estamos en un momento donde la sociedad civil ha ido despertando, ha ido ganando un poco de peso. Tenemos internet, que no lo teníamos antes. Pero, tampoco se puede pasar por alto que hay una parte de la población cubana, producto de la desinformación y de otras cosas, que vería estos cambios como algo sumamente positivo y pensaría que no se debe exigir más porque no es el momento. Yo no lo creo así, yo creo que es el momento de exigir otras cosas, porque son cosas que tienen que ver con derechos. O sea, no estamos exigiendo privilegios, estamos exigiendo derechos que han sido postergados durante décadas y que posibilitarían que Cuba pudiera avanzar realmente hacia un camino democrático.

Entonces, creo que están esos dos escenarios. Hay que ver cómo termina esto. Depende mucho del control que sepa hacer el régimen con el coronavirus. Yo creo que si el país logra controlar y logra que los daños por esta enfermedad no sean sumamente grandes como han sido en otros países, eso puede ser beneficioso para el gobierno, pero vendría después el tema de la subsistencia post crisis, sobre todo en términos económicos, y ahí seria muy importante la movida que sepa hacer el país para tratar de garantizar, al menos en la agricultura, una producción mínima, y también sería importante la posición que asuman los socios comerciales y los países del mundo con respecto a la ayuda que puedan brindar a Cuba y cuáles serían las condiciones de esa ayuda.

E- José Raúl, muchas gracias por esta entrevista. Desde Programa Cuba los acompañamos con esta iniciativa en defensa de la libertad de expresión y en rechazo de cualquier violación a la libertad de prensa, también apoyamos a todos esos periodistas que ya han sido multados y a todos los que podrían resultar multados o sancionados por este Decreto. No solamente por Cuba, sino también por toda América latina y, en general, en defensa de derechos y no de alguna ideología.

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