TEMA: LIBERTADES CIVILES
Entre cultura y derechos, un largo trecho
Por: Walkis González Valdés*
Mayo 2020
Vistas
* Subdirector Ejecutivo de DemoCuba.
Cuba, en su estructura de archipiélago, que refleja a la luz del planeta su semejanza a un caimán dormido, rodeado de exóticas playas y exuberantes paisajes, aún con muchas ciudades coloniales patrimonio de la humanidad -declaradas por la Unesco-, en el transitar de sus calles se escuchan voces con distintas tonalidades al paso del pregonero, haciendo algún tipo de venta informal. En sus amaneceres campestres se mezcla el canto del ruiseñor con otras aves. Así comienza el día, con la motivación del degustar una buena taza de café para emprender una nueva jornada, en la mayoría de los casos, muy poco remunerada, que apenas alcanza para sobrevivir.
El poder político, a lo largo de la historia de la nación cubana, ha defendido su ideología pretendiendo adoctrinar a la sociedad en su conjunto, amparada por un único partido, lo cual la antepone a una premisa esencial de la denominada democracia, que a su vez cercena un derecho elemental ciudadano: el derecho de expresarse libremente. El ser humano necesita asociarse, reunirse, participar, en fin, defender la ideología en la que cree. Vivir en un régimen totalitario priva a sus ciudadanos de participar en elecciones completamente libres, auténticas, de ejercitar los derechos civiles, en este caso, violando el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
"lo cual la antepone a una premisa esencial de la denominada democracia, que a su vez cercena un derecho elemental ciudadano: el derecho de expresarse libremente"
Sin embargo, expresiones de festividades y libertad, acompañadas de buen tabaco y ron, junto a la rumba y el son, se mezclan en la cultura del cubano de hoy, jaranero en toda su dimensión y con buen humor, que comparte lo que tiene en el corazón. Hermosas obras de arte manifestadas a través de la pintura y la arquitectura, el teatro callejero y la danza contemporánea, de un legado cultural ya enriquecido en la evolución y el devenir de las nuevas generaciones de cubanos que expresan lo que sienten con creatividad y dinamismo, pero muchas veces censurados por aparatos burocráticos del sistema de Gobierno.
En la mayor de las Antillas se une el sabor cubano de la cultura culinaria auténtica, con las costumbres y buenos hábitos de la religión, desarrollándose un alto sincretismo religioso donde las tradiciones culturales en su conjunto han venido forjando un concepto de nación. En esa mezcla cultural, autóctona y genuina del cubano de estos tiempos, donde unos defienden su posición de patriotas, otros ideológica o políticamente, algunos con sentido de pertenencia de elevar la calidad de vida desde lo propio y otros con sed de anexión norteamericana, se funden los sentimientos de un pueblo apasionado al deporte y a las expresiones de su folclor. Sin embargo, todos aquellos cubanos que no respaldan la ideología impuesta, ni la política de partido único y totalitario, son excluidos del poder político y empresarial por el propio sistema de empleo como trabajador, muchas veces reprimidos, detenidos, altamente multados y hasta enjuiciados sin pruebas fundamentadas de haber incurrido en algún delito.
En este escenario de simbiosis cultural se encuentra la Cuba de hoy, sumergida en las aguas de una profunda crisis integral y sistémica.
"las nuevas generaciones de cubanos que expresan lo que sienten con creatividad y dinamismo, pero muchas veces censurados por aparatos burocráticos del sistema de Gobierno"
Para nadie es un secreto que la incesante batalla para que se respeten los derechos de cada persona es una actividad de alto riesgo. Los individuos, grupos y organizaciones se asocian, en la mayoría de los casos, para hacer valer a través de fuertes reclamos, informaciones, denuncias, campañas de divulgación, etc., en función de exigir la verdad y poniendo en riesgo su integridad física, su estabilidad y libertad personal y la de su familia, pues, sobre la base de principios éticos y valores se fundamentan sus acciones para guiar procesos de participación ciudadana en la interminable búsqueda de la verdad por encima de cualquier cosa.
Sin dudas, todo esto se convierte en una prioridad para muchas autoridades que arbitrariamente detienen a los ciudadanos lacerando su dignidad, le hacen decomisos de recursos tecnológicos, útiles del hogar y de la familia, afectando mucho a esta última en su integridad; los enjuician mediante procesos sumarios en los tribunales, a través de los cuales se les desprovee de todo lo que con tanto sacrificio han adquirido, con el solo objetivo de silenciar sus opiniones para que no sean escuchadas.
Decía José Julián Martí Pérez que "quien esconde por miedo su opinión, y como un crimen la esconde en el fondo del pecho y con su ocultación favorece a sus tiranos, es tan cobarde como el que en lo recio del combate vuelve grupas y abandona la lanza del enemigo".
Si bien el proceso sumario surge por la necesidad de enfrentar y combatir en el más corto plazo un conjunto de violaciones que, por el momento en el que se cometen y sus circunstancias, pudieran tener un gran impacto social (pues la necesidad de restablecer el orden ciudadano impone la necesidad de un proceso que responda y palee ese tipo de conductas). Es importante destacar que este es un proceso que por sus características deja sin protección al reo. Sus términos impiden una profunda investigación y proposición de pruebas que, en cualquier caso, estarían destinadas a demostrar la inocencia o la culpabilidad del posible infractor, lo cual va en detrimento de un principio de derecho que además es acogido por nuestro sistema de enjuiciar: principio de inocencia.
"los enjuician mediante procesos sumarios en los tribunales, a través de los cuales se les desprovee de todo lo que con tanto sacrificio han adquirido"
Hay que tener en cuenta que es un derecho inalienable e inherente al ser humano el que se va a limitar, el derecho a la libertad. Aún y cuando se presume la responsabilidad o culpabilidad de un ciudadano, ante un hecho en cuestión y que este tiene la responsabilidad de responder ante la ley por su ilícito cometido, ello no exime el derecho a un proceso justo, con independencia de las características o circunstancias del hecho o acto ilícito que se juzga.
También, los delitos que se llevan por procesos sumarios son delitos de muy escasa peligrosidad social, siendo así la causa que los agrava y los hace notorios en el momento y circunstancia en la que se comete el delito. De hecho, uno de los delitos más comunes es el de actividad económica ilícita, muy de moda por estos tiempos. Conocedores del derecho alegan que este delito debió ser eliminado del código penal debido a su escasa peligrosidad social, si tenemos en cuenta que en una de sus tipificaciones o apartados, para que este se configure, tiene necesariamente que haber tenido lugar un ilícito principal o de mayor magnitud. Ese delito más grave al cual hago referencia anteriormente casi siempre tiene su procedencia en el mal manejo de los recursos en manos de funcionarios sin escrúpulos, que contribuyen con su mal actuar al desorden social, al desvío de esos recursos y a la creciente, bochornosa y destructora cadena de la corrupción. Este delito en su modalidad más utilizada tiene su raíz en un sistema empresarial dañado, que día a día da paso a muchos delitos por el poco control interno de sus empresarios y el desvío casi permanente de los recursos puestos a su disposición, poniendo en manos de personas adineradas e individualistas tales recursos.
Esta situación afecta inmensamente a los trabajadores por cuenta propia que no tienen dónde adquirir sus materias primas para sobrevivir y mantener a su familia, y que en su gran mayoría están obligados a comprar recursos de procedencia ilegal, lo cual los coloca en la cadena de infracción de la ley y, por ende, asumen el riesgo de ser procesados y sancionados, todo esto como consecuencia de la carencia de un mercado mayorista que provea la venta de las materias primas que se necesitan para emprender, desarrollar y conservar estable e lícitamente una actividad económica de las previstas por el trabajo por cuenta propia. Es una contradicción casi voluntaria del Estado el reconocer y aprobar el ejercicio de actividades lucrativas, por llamarles de algún modo, y después no asegurar ni garantizar su desarrollo y establecimiento, a pesar de la gran contribución económica y a la seguridad social que representan estas actividades, así como el apoyo ineludible que estas constituyen en la economía y prestación de servicios de comunidades enteras.
A este proceso arbitrario de enjuiciamiento se suma desde el año pasado, pero tan de moda por estos días, el Decreto Ley 370, que, si bien reconoce que el Estado promueve el desarrollo y la utilización de las "Tecnologías de la Información y la Comunicación" para el desarrollo de la sociedad cubana, deja bien claro que se hará con el objetivo de que constituya una fuerza política más sobre la base de su única ideología. Amparada en un grupo de contravenciones asociadas a las TIC, expuestas en su artículo 68 y respaldas a partir de su artículo número 69 hasta el 78 y final, mediante fortísimas sanciones y dando marco legal y jurídico a los inspectores designados por el Ministerio de Comunicaciones y por las administraciones locales del Poder Popular para que tengan la plena facultad de realizar decomisos, auxiliados en sus actuaciones por las autoridades.
"esta situación afecta inmensamente a los trabajadores por cuenta propia que no tienen dónde adquirir sus materias primas para sobrevivir y mantener a su familia, y que en su gran mayoría están obligados a comprar recursos de procedencia ilegal"
Hoy los retos son muy fuertes, estamos involucrados en el cambio de una sociedad que políticamente defiende una ideología de las que muchos no están convencidos, que no se adapta al momento histórico en el que vivimos ni contribuye al desarrollo socio económico y cultural de la nación, pero que marca un espacio de límites en la mentalidad de las personas, por temor y, en muchos casos, por desconocimiento de cómo enfrentar nuevos procesos, otros por interés de no perder el poder y los beneficios detrás del mismo.
Hoy los desafíos nos llevan a estar más informados, más unidos y asociados para poder enfrentar y tejer redes de colaboración, tanto nacionales como internacionales, para lograr objetivos mancomunados en aras de lograr contundentes cambios para consolidar cada día una y más justa democracia.