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FORO CUBANO Vol 5, No. 47 – TEMA: 11J: "A UN AÑO DEL GRITO DE LIBERTAD" –

En Cuba todos los días son 11 de julio 

Por: Ariel Maceo 

Agosto 2022

El estallido social del 11 de julio del 2021 iba a ocurrir de una forma u otra, no había manera de impedirlo, era imposible, sobre todo porque el régimen cubano desde que comenzó a morir el deshielo con los Estados Unidos, se las arregló para tratar de sofocar una rebelión que tampoco vio venir y esa acción tuvo como consecuencia la protesta más grande que se ha visto en la historia de este país. 

El régimen cubano en su ignorancia, o quizás en su prepotencia, se creyó esa mentira que tanto repitió y que se propagó como un cáncer por cada rincón de este planeta donde habitara un cubano: “En Cuba nunca va a pasar nada”. Esa mentira se ancló en la isla y en el exilio, cáncer al fin, y extirparlo costó muchísimo trabajo. Aun hoy, luego de las protestas del año pasado, hay personas que repiten que no ocurrirá nada siendo esto una obra maestra del régimen que fue destruida en la mañana del domingo 11 de julio del 2021 cuando los habitantes de San Antonio de los baños decidieron tomar las calles. Protesta que le llegó al resto del país a través de una directa en Facebook y que accionó una serie de protestas simultaneas por todo el país hasta convertirse en un estallido social.

 

Pero el 11J comenzó a gestarse desde antes, como cuando dos jugadores tienen un encontronazo y el árbitro no lo corta de inmediato. El régimen cubano olió el peligro y por eso trató de aprobar el decreto ley 349 como justificación para controlar la creación artística pero el motivo macabro detrás de esa ley estaba en detener a un grupito de artistas que, en algún punto del 2016, en diferentes partes de la Habana, comenzaron a tensar la cuerda que rodea el cuello de la dictadura más longeva de América. 

Y luego en el 2017 se juntaron para comenzar a tejer una vez más los cimientos de un país que se había quedado deshecho años antes cuando el régimen eliminó a Oswaldo Payá haciendo pasar su muerte por un accidente automovilístico en el 2012, orquestado por la cúpula del poder y ejecutado por la Seguridad del Estado. Sucedió porque Oswaldo Payá y el Proyecto Varela era el cambio real para la Cuba comunista de Fidel Castro, por eso este último lo mandó a matar. Lo jodido es que la muerte del grande de Payá no fue la única, Laura Pollán, Orlando Zapata y otros son algunos de los miembros de la sociedad civil cubana que sucumbieron al terror del Castrismo. Y no solo con la muerte de estos grandes cubanos y cubanas, sino también con la represión desmedida sobre una oposición que contra viento y marea aguantó la embestida de los Castro desde el mismo 1959 y que siempre se las arregló para sobrevivir y emerger en otros actores dentro y fuera de la isla. 

Justo eso ocurrió cuando se armó la campaña contra el 349 por un grupito de artistas a los que nadie les prestaba atención. El 11J comenzó a cocinarse. 

Ya para ese entonces el dictador de turno, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, había sido elegido con el dedo para reemplazar a Raúl Castro. Primero como presidente del Consejo de Estado y de ministros, y luego de la constitución del 2019, como presidente de la Republica y primer secretario del Partido Comunista de Cuba. Todos los poderes de la cúpula militar recayeron en un señor rancio y apático con un marcado mal carácter que no puede ocultar y con una dislexia que le ha socavado su vida política. 

Uno pensaría ¿cómo es posible que, en medio de todo este caos, sin tocar aun el asunto económico ya que Cuba está en una crisis permanente, se gestó el estallido social del 11 de julio del 2021? 

Imaginen por un segundo que el país estuvo más de un año cerrado, en medio de una de las peores pandemias que ha tenido la humanidad y sin los recursos para combatirla. Imaginen que esta isla sin producción, sin bienes y servicios y sin turismo se quedó más aislada que nunca. A esto hay que sumarle la propaganda comunista con la que bombardearon al país repitiendo una y otra vez que eran una potencia médica y que el Covid19 estaba controlado. Hasta que llegó el pico pandémico y el país colapsó. 

La muerte dijo presente cada vez que se pasaba la lista y los cubanos y las cubanas comenzaron a morir de a miles en los hospitales, en las casas, en los hoteles. Cuba se quedó sin respuesta para contener la ola. No tenían máquinas de oxígeno para los pacientes, ni respiradores artificiales ni espacios en los cementerios. Comenzaron a aparecer fosas comunes por todas partes. 

A pesar de que el régimen trató de ocultar la información y de darlas como Fake news a todo lo que iba apareciendo en las redes, la realidad de este estado fallido los golpeó y las fotos y los videos sobre lo que estaba ocurriendo eran terroríficos, aun lo son. 

8000 cubanos muertos por el Covid19, esa fue la cifra oficial que dieron, pero en días recientes el prestigioso periódico The Economist lanzó la cifra de 62 000 fallecidos por la pandemia en Cuba, cifra de la que el régimen no ha hablado pero que formó parte de la masa corpórea que fue el estallido social del 11 de julio. Estallido que en realidad no fue de un solo día, sino que se alargó por varias jornadas a medida que los cubanos sobrevivían a la represión policial y militar. Porque el régimen cubano no tuvo miramientos para disparar, matar, golpear, herir, arrestar a un pueblo que salió a las calles de manera pacífica. 

Una persona asesinada, heridos de balas, personas brutalmente golpeadas, más de mil arrestos y un país fracturado, ese fue el saldo del 11J. Un estallido como cualquier otro en el mundo que tuvo situaciones de vandalismo en el que se asaltaron tiendas y se vieron personas robando comida, sí, comida, como lo leen. Un estallido que fue pacifico hasta que el dictador de Cuba Miguel Díaz-Canel salió en televisión a las cuatro de la tarde de ese domingo y dijo: “La orden de combate está dada, a la calle los revolucionarios”. Luego de eso vino la masacre.  

El Minint, la policía, las fuerzas antimotines, las brigadas de respuesta rápida, los reclutas del Servicio Militar Obligatorio, las fuerzas del Minfar, los agentes de la seguridad del estado, los chivatos arremetieron contra una población desprotegida que solo estaba gritando Patria y Vida y Abajo la dictadura. Atacaron al pueblo con un odio desmedido que hasta esos momentos las nuevas generaciones nunca habían visto, y las viejas generaciones lo habían olvidado. Porque el odio que siente el castrismo contra el pueblo de Cuba es real y quedó plasmado en la historia cuando comenzaron a disparar contra el pueblo, con balas de verdad.  

La orden de combate de Miguel Díaz-Canel generó una ola de violencia nunca vista en la Cuba comunista de los Castro. Este era, según los revolucionarios, un país de justicia social, de todos y por el bien de todos, un país sin analfabetos, sin prostitución infantil, sin racismo, sin pobreza, sin niños en las calles, un país de gente universitaria, de educación gratis y medicina gratis. Un país maravilloso a la vista de la comunidad internacional, pero con una realidad bien distinta y alejada de las playas de Varadero, las mulatas, el tabaco, y Díaz-Canel con su orden de combate terminó por destrozar ese mundo imaginario desatando el infierno sobre los manifestantes. 

Las fotos, los videos y los testimonios iban apareciendo a medida que transcurría el día. Todo eso en medio de un país apagado sin internet, sin servicio de llamadas, mensajería, nada.  

Cuando el pueblo de San Antonio de los Baños, perteneciente a la provincia de la Artemisa tomó las calles provocó un efecto dominó que cruzó todo el país y otro pueblo, Palma Soriano, perteneciente a la provincia de Santiago de Cuba tomó las calles, y Cárdenas en Matanzas, y la Güinera en La Habana. Una a una se alzaron las provincias de Cuba contra el régimen comunista y este cortó la comunicación creando una sensación de terror e incertidumbre sin igual.  

Salvo los manifestantes que ya estaban en la calle y los cercanos que se le pudieron unir, nadie supo nada. La dictadura cortó el internet porque ya había probado su eficacia un año antes cuando cortaron ese servicio para interrumpir en la sede del Movimiento San Isidro y sacar a la fuerza a los acuartelados. Movimiento que surgió de la campaña en la que un grupito de artistas reaccionarios se unió para pelear contra el 349 sirviendo esto para despertar a la isla del letargo. 

Y vaya si lo hicieron porque el 11 de julio del 2021 los cubanos y las cubanas tomaron las calles y se quitaron de arriba los ropajes del silencio como lo dejó plasmada esa señora preciosa a una de las tantas cámaras que filmaron ese día y los que siguieron.

Testimonios que le mostraron al mundo que Cuba es un estado fallido, pero no porque sea esta una frase manida sino porque es una realidad macabra que azota a la isla de punta a cabo dejando al aire sus putrefacciones. 

Cabría preguntarse, ¿Si Cuba es ese país de sueños y conquistas que tanto defienden, porqué su pueblo salió entonces a manifestarse por todo el país en contra del gobierno? ¿Por qué su gobierno los reprimió sin piedad como se puede ver en una búsqueda rápida en internet? 

El régimen enseguida trató de reescribir la historia y comenzó a contarle al mundo exterior que los cubanos que salieron a manifestarse eran unos pocos, luego que eran delincuentes, luego que eran pagados por el gobierno de los Estados Unidos, luego que salieron a protestar por la falta de fluido eléctrico y aquí comienzan a aparecer las paradojas y las incongruencias en el discurso de un régimen que ya no da más porque el comunismo no funciona, y que de buenas a primeras comenzó a hablar de paz como si nada hubiera ocurrido, como sí el 11J fuera solo un viejo recuerdo de un evento que ni siquiera ocurrió en Cuba cuando quedó claro, que la represión desatada no fue peor, porque el pueblo no dio más motivos. 

Si el estallido se hubiera sostenido en el tiempo el régimen hubiera sacado los tanques para la calle, muerto de risa, porque así se maneja el comunismo, a través del miedo que genera el terror que propagan. Y las paradojas derribando puertas y mitos como el de que la manifestación fue financiada por la CIA para que los Estados Unidos intervinieran la isla y no sucedió. Incluso parte de la sociedad civil cubana pidió una intervención humanitaria y nunca sucedió, dejando en ridículo al régimen cubano y destruyéndole uno de los últimos reductos de los que se ha agarrado su comunismo para mantenerse y propagarse por toda la región. 

El 11J iba a ocurrir porque es imposible que los cubanos se pasaran tantos años en la Matrix siendo este un pueblo de mambises y rebeldes. Demasiados años de insurrección contra el opresor de turno en la historia de este país para que no volvieran a rebelarse contra el mayoral. Muy ingenuo fue el régimen creyendo que jamás sucedería, cuando estamos hablando de los mismos cubanos que enfrentaron a los ingleses, y le caían a machetazos a los españoles cuando se acababa la munición y que le prendieron candela a la ciudad de Bayamo para que no cayera en mano de las tropas enemigas. 

 El 11J iba a ocurrir porque acá todos los días son iguales, porque el deshielo y el restablecimiento de las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos no fue más que un trago amargo que dejó en el subconsciente de los cubanos la sensación de que nada iba a cambiar por sí solo porque el sistema mismo lo impide. Además, el dictador Díaz-Canel se armó una nueva constitución para dejar plasmado en ella el carácter irrevocable del socialismo dejando claro que la voluntad política del nuevo mandatario solo reposaba y reposa en los intereses de los Castros y en los suyos propios. 

El 11J iba a ocurrir porque el pueblo cubano siempre ha vivido en la precariedad económica. Porque el demente de Fidel Castro se gastó el dinero del país en proyectos que fracasaron y destruyeron la economía y lo llevaron a anexionarse (entre bambalinas) a la Unión Soviética para poder sostenerse en el tiempo. Fue un mediocre que no pudo garantizar siquiera un vasito de leche para cada cubano y su hermano Raúl Castro, quien, si se tomó en serio lo del vasito, tampoco pudo. El hambre de este pueblo siempre ha estado presente viviendo periodos sombríos y ralentizados por una libreta de racionamiento que existía desde ese entonces para estirar los ciclos de comida. Como si Cuba fuera la Panem de los Juegos del hambre. 

El 11J iba a ocurrir porque Cuba está gobernada por una cúpula mafiosa y militar, que encontró en los fusilamientos un recordatorio constante de lo que podía ocurrir contra el que no estuviera de acuerdo con la revolución cubana. Llegaron los 2000 y Cuba aún seguía fusilando gente. Encima se arma un aparato represivo para contener a todo tipo de disidencias y que fue alimentado, a medida que avanzaba el tiempo, de la KGB y sobre todo de la Stasi, convirtiéndose quizás en uno de los aparatos represivos más eficaces del mundo teniendo en cuenta que llevan más de 60 años en el poder, y que en la última década aumentó exponencialmente la represión contra la sociedad civil. Las violaciones de derechos humanos, los arrestos, las amenazas, los destierros, las regulaciones, los encarcelamientos fueron aumentando en una escalada llevada a cabo por un organismo que opera desde las sombras y al margen de la ley para que Cuba sea la Corea del norte del Caribe.   

El 11J iba a ocurrir porque llegó el Internet. Por alguna razón macabra Fidel Castro lo prohibió y lo postergó todo lo que pudo. En el fondo ese demente sabía que él no era tan querido y Cuba no era tan comunista nada, por eso tuvo al país en un apagón eterno. Incluso trató de impulsar una Intranet para distraer todo lo que pudiera al pueblo de la red de redes, pero no pudo, los cubanos no mordieron ese anzuelo. Así y todo, no fue hasta inicios del 2018 que los cubanos y las cubanas tuvieron acceso al Internet a través de los datos móviles. Pero fue suficiente para comenzar a ejercer la libertad de expresión que tenía y tiene prohibida este pueblo. 

Terminar sumándole al estallido social del 11 de julio, la campaña del #SOSCuba, la cual primero fue #SOSMatanzas debido al colapso sanitario que sufrió esa provincia a causa del Covid19 y que rápidamente se propagó por todo el país hasta que apareció el #SOSCuba como un susurro primero, y como un grito desesperado después. Momento en el que la isla hizo ese clip que suele aparecer en los grandes eventos para movilizar a todo el mundo. Influencer cubanos, memeros, activistas, opositores fueron los que alteraron el algoritmo de Twitter para que una protagonista inesperada, Mia Khalifa, hiciera ese video de buenos días revolucionando las redes y conectando a cientos de actores internaciones y con ellos los artistas favoritos de cada playlist pidiendo auxilio por Cuba.  

Todo esto tuvo su punto máximo un día antes de esa mañana del 11 de julio del 2021 en la que el pueblo de San Antonio de los Baños tomó la calle dejando claro que la valentía, la empatía, la esperanza y el amor por la libertad, seguían en la sangre de los cubanos y las cubanas, firmando un capítulo hermoso en la historia del país y en la lucha en contra del comunismo. Capítulo que no ha cerrado, porque esto no se ha terminado todavía. 

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