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FORO CUBANO Vol 5, No. 43 – TEMA: EL PÉNDULO DE LAS DICTADURAS EN AMÉRICA LATINA–

El monopolio del poder en Latinoamérica: Élites políticas en dictadura

Vistas

Por: Alejandra Suárez y Juliana Tagliaferri

Abril 2022

Las élites políticas han tenido un rol protagónico en los procesos de democratización de América Latina. Nacidas en el seno de la sociedad civil organizada, las élites políticas jugaron un rol fundamental en los procesos de apertura y liberalización de regímenes marcados por prácticas coloniales y no democráticas; desde los procesos revolucionarios, hasta el mantenimiento y la formación del poder ejecutivo en los países, las élites políticas moldearon la institucionalidad de los nuevos regímenes políticos en Latinoamérica. Por ello, algunos autores sostienen, que en América Latina se produjo un diseño de “elitismo democrático reforzado” (Delamaza, 2013), a la par con los procesos de democratización y transición, en donde segmentos de la sociedad civil, que previamente pertenecían a posiciones privilegiadas y educadas, accedieron al poder político. Así, se consolidó una elite tecnopolítica, especialmente en el poder ejecutivo.

Sin embargo, las élites políticas fueron de igual modo relevantes en la consolidación de las dictaduras y los regímenes autoritarios a lo largo del continente. Si bien la consolidación de esta élite se dio de manera diferente, en la medida en que, en la mayoría de los casos, la elite política gobernante se originaba en el seno de la sociedad civil, y no se trataba de la clase privilegiada, las élites militares y políticas eran por lo general grupos de personas desfavorecidas que iniciaban procesos revolucionarios que conducirían, de manera gradual, a la dictadura. A diferencia de las dinámicas de comportamiento de las élites políticas en los procesos de democratización, las élites dictatoriales guiaron procesos de institucionalización de un régimen cerrado, impermeable e inaccesible, en donde el poder era monopolizado, y en el que la manipulación de las instituciones por parte de la élite sería fundamental para la cooptación de todas las ramas del poder y la permanencia del régimen dictatorial en el tiempo.

 

Tanto en democracia como en dictadura, la conceptualización de las élites resulta difícil, y su existencia genera dinámicas de gobernanza complejas en la sociedad. Autores como Delamaza (2013), establecen que en determinadas condiciones institucionales y políticas, el elitismo conduce a la expansión de la tecnopolítica, entendida como un incremento de la invocación de legitimidad técnica para el liderazgo, y el incremento de personas con educación en las ramas del poder: fenómeno que  a su vez, debilita la capacidad representativa de la política, al reducir el círculo de personas que pueden acceder al poder institucionalizado, al igual que reduce el alcance de la dimensión representativa de la política, al retirar asuntos importantes de la esfera de la deliberación pública, confiándolo a especialistas, legitimados por el conocimiento dominante o por sus propios pares. Asimismo, en algunos casos, la dictadura desplaza a la clase política dominante de forma voluntaria y explícita, y se nutre de núcleos anteriormente apolíticos, y de partidos disidentes dinásticos y pocos miembros de la anterior élite, junto con cierta presencia de militares, inapreciable en los sistemas democráticos (Baras, 1991).

Paralelamente, el elitismo termina produciendo altos niveles de conducción empresarial del Estado, dado el rol disminuido de este en materia económica y la progresiva desaparición de su papel como promotor del crecimiento económico en manos de agentes privados. En el caso de las dictaduras en Latinoamérica, el funcionamiento y propósito del elitismo no se separa mucho de la teoría en torno a la democratización. Se trataba de la exclusividad de una élite generalmente militar, producto de una sociedad civil inconforme, que buscaba tener grandes niveles de influencia sobre cada uno de los niveles del Estado, reduciendo significativamente, la participación y la representación de la política. En el caso de los regímenes autoritarios, el elitismo, de la mano con las reformas sociales e institucionales, condujo paulatinamente, a la perdida de los espacios de deliberación y de participación ciudadana, hasta la completa supresión de las libertades individuales en contextos en los que los intereses de pocos, eran antepuestos a las necesidades de muchos. Algunos casos de países de la región reflejan esta realidad. 

Por ejemplo, en el caso de la dictadura cubana, establecida de manera gradual tras la Revolución de 1959 en cabeza de Fidel Castro, se inició un proceso de transformación que pasó de la épica revolucionaria a la instrumentalización del Estado, en el que la capacidad de agencia de estas elites explica la historia política del Estado, independientemente de las intervenciones externas de las que este puede ser objeto (López Ávalos, 2020). En este sentido, se pueden distinguir dos fases dentro de la Revolución cubana: un proceso de insurrección, entendido como la toma del poder político; y la construcción de los mecanismos que permitieron la reproducción de la nueva elite como elite de poder a través del aparato del Estado. En este proceso particular se observa la importancia de un líder carismático como Fidel Castro, quien logra aglutinar a un conjunto de personas en torno de su liderazgo, y quien propició la construcción de esta nueva élite gobernante que perdura en el poder 62 años después del golpe revolucionario. 

 

En los casos de Venezuela y Ecuador, por ejemplo, el elitismo tuvo un profundo vínculo con los movimientos sociales y los líderes populistas, lo cual les permitió permanecer en el poder (Bull, 2020). Los gobiernos de Hugo Chávez en Venezuela y Rafael Correa en Ecuador, dan muestra del liderazgo de dos gobernantes que no eran simplemente dos líderes autoritarios llegados al poder por canales democráticos, sino presidentes populistas que paulatinamente, mostraron una gama de distintas estrategias de relacionamiento con las élites, que les permitió monopolizar el ejercicio del poder y desdibujar las líneas entre las diferentes ramas de poder político. Mientras en el caso de Chávez existió una estrategia deliberada y exitosa de construcción de élites alternativas, tras enfrentar directamente a las preexistentes, el caso de Correa da cuenta de un fracaso en esa dimensión. Esto explica en gran parte que, mientras la “Revolución Ciudadana” de Correa se derrumbó, el chavismo sobrevivió a través de un movimiento político que era cada vez más autoritario bajo el liderazgo del sucesor de Chávez, Nicolás Maduro. Sin embargo, en ambos casos se evidencia la influencia de las élites sobre el sistema populista, que favoreció la concentración del poder económico y político bajo líderes con rasgos dictatoriales.

Por otro lado, en países como Argentina, el surgimiento de las elites se dio durante la época colonial. Inicialmente, se constituyó como un pequeño grupo terrateniente con cierto control económico y social, que de cierta forma imitaba las costumbres de la élite europea. Así, la clase media se fue forjando con el paso de los años, hasta convertirse en una “clase privilegiada” o incluso, una burguesía industrial principalmente, debido a la capacidad de influir en el país en diversos aspectos productivos y económicos, dado su poder financiero. Para el siglo XX, ya se podía hablar de una élite política consolidada, así como de una élite económica e incluso una élite cultural (Bistagnino, 2021). Alrededor del año 1973, Juan Domingo Perón se posesionó en la presidencia argentina, lo cual alertó a la élite conservadora, que concebía a Perón como una figura amenazante al statu quo y como una figura subversiva. 

 

Tras su fallecimiento, y la posesión de la vicepresidenta Isabel Martínez, esposa de Perón, el cuerpo militar vio una oportunidad para derrocar el gobierno. Así, la élite cívico - militar, junto con algunos grupos empresarios y miembros de la iglesia católica, decidieron llevar a cabo en 1976, un “proceso de reorganización nacional”, que consistió en la imposición de un sistema económico neoliberal y la erradicación de cualquier figura subversiva que atentara contra los principios del orden y la institucionalidad argentina. A medida que avanzaba el proceso de reorganización nacional, el concepto subversivo se extendió más allá de grupos al margen de la ley, y alcanzó a estudiantes, artistas, sindicatos, y gremios, que sucesivamente, condujeron a violaciones a los derechos humanos en el marco de una oleada de terror estatal. Durante este periodo, las elites se fortalecieron debido a la estrecha relación que mantuvieron con el régimen. Sin embargo, tras una serie de reveses, como la pérdida de la guerra contra Gran Bretaña y la creciente insostenibilidad del régimen dictatorial, las elites, en cabeza del cuerpo militar, decidieron permitir que, en 1983, el pueblo argentino convocara elecciones nacionales.

En el caso chileno, las élites han estado presentes desde tiempos de independencia. Podría considerarse incluso, que las élites hacen parte de la tradición cultural chilena. Su surgimiento data del siglo XVIII, cuando el vacío de poder del dominio español en Latinoamérica ocasionó indirectamente, que las élites agrarias tomaran el control tanto del ámbito rural como del urbano. Progresivamente, dicho grupo se fue consolidando sobre todo en el sector económico y ganaron peso en los procesos de toma de decisiones en el país, lo cual llevó a que la mayoría de la elite conservadora y algunos miembros de la élite liberal, apoyaran ampliamente el golpe de estado de 1973 liderado por Augusto Pinochet, que terminaría en el surgimiento de un régimen dictatorial (Verdugo, 2019). 

Por otro lado, durante el régimen de Salvador Allende, las élites de corte económico - político vieron en Pinochet la oportunidad de retomar su poder e influencia, además de fomentar de cierta forma, la apertura económica que podría dar a Chile una ventaja favorable en comparación con los demás países de la región. Durante el periodo del autoritarismo, marcado por la barbarie, las violaciones a los derechos humanos y la supresión de las libertades individuales, se evidenció la manera en que las élites políticas legitimaron la toma del poder como un medio para lograr el restablecimiento del orden (Timmermann, 2004). Sin embargo, en los últimos años de la dictadura, tanto elites de izquierda como de derecha, convergieron con el propósito de transformar a Chile y regenerar su sistema político. Con ello, se logró ejercer presión para que el régimen de Pinochet abandonara el poder en 1990. 

De este modo, se evidencia que las élites en América Latina han gozado de una amplia participación en los procesos de toma de decisiones en contextos tanto dictatoriales como de transición democrática, al punto en el que han alterado en numerosas ocasiones, el statu quo, impulsando y derrocando regímenes, cambiando modelos económicos,e influyendo sobre grupos de la sociedad civil. Particularmente, en algunas de las dictaduras de la región, las élites han apoyado, directa e indirectamente, el ascenso de gobiernos autoritarios, en aras de intereses particulares, con motivaciones económicas y políticas. Por otro lado, la consolidación del poder dictatorial se ha dado en gran medida gracias a la construcción de una “nueva élite”, generalmente dirigida por un líder populista y carismático, que se asegura de formar un hermético y selecto grupo de “tecnócratas”, cuya intervención en la economía, la sociedad, y las instituciones del Estado, garantice el mantenimiento del poder, hasta el surgimiento de una nueva élite que procure para sí, el monopolio del poder. 
 

Referencias

 

Baras, M. (1991). Las élites políticas. Revista del Centro de Estudios Constitucionales, 10.
Bistagnino, P. (2021). ¿Qué quieren las élites de la Argentina? Revista Anfibia. https://www.revistaanfibia.com/que-quieren-las-elites-de-la-argentina/


Bull, B., & Sánchez, F. (2020). Élites y populistas: Los casos de Venezuela y Ecuador. Iberoamericana – Nordic Journal of Latin American and Caribbean Studies, 49(1), 96-106. https://doi.org/10.16993/iberoamericana.504


Delamaza Escobar, G. (2013). De la elite civil a la elite política: Reproducción del poder en contextos de democratización. Polis (Santiago), 12(36), 67-100. https://doi.org/10.4067/S0718-65682013000300004


López Ávalos, M. (2020). Élites y poder en Cuba, de la épica revolucionaria a la instrumentalización del Estado, 1959-1965. ÍSTMICA. Revista de la Facultad de Filosofía y Letras, 1(26), 79-94. https://doi.org/10.15359/istmica.26.5


Timmermann, Freddy. «El Factor Pinochet: Elites y Democracia». Revista Chilena De Temas Sociológicos, 2004.


Verdugo, P. (2019). Augusto Pinochet U. y la memoria heroica de la dictadura cívico-mil Open Edition Journals. https://journals.openedition.org/alhim/8210

 

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