
FORO CUBANO Vol 8, No. 71 – TEMA: Crisis de derechos sociales y económicos en Cuba
Cuba Crisis Humanitaria Continuada: Entrevista a Karla Velásquez Figuera
Por: Ángela Mariottiz Acuña
Febrero y marzo de 2025
Por su destacada labor en la defensa de los derechos humanos, Ángela Mariottiz, coordinadora del Programa Cuba, entrevistó a Karla Velásquez Figuera, abogada venezolana y especialista en gestión de proyectos, con experiencia en el análisis de la crisis social y económica cubana.
Ángela Mariottiz (A.M.): Empecemos por conocer sobre tu historia y trayectoria. ¿Cuál ha sido tu experiencia de trabajo con países de regímenes cerrados? Nosotros desde el Programa Cuba hemos buscado fomentar el diálogo entre investigadores, docentes, activistas y artistas cubanos y la academia colombiana. Desde tu participación en distintos proyectos, ¿cuál ha sido el enfoque principal de tu trabajo? ¿Qué aspectos de la situación cubana han sido centrales en tu análisis y activismo?
Karla Velasquez (K.V): Tengo 22 años de experiencia trabajando en el fortalecimiento de capacidades de la sociedad civil para la participación ciudadana y la defensa de los derechos humanos. La experiencia que marcó un aprendizaje importante fue la desarrollada en la propuesta de reforma constitucional en el año 2007, propuesta que en ese momento hiciera el presidente Chávez. Allí se desplegó una labor de incidencia de más de 80 organizaciones de sociedad civil en donde los jóvenes tenían un rol o un liderazgo importante junto a organizaciones tradicionales de la sociedad civil en Venezuela a lo largo del país.
En ese proceso estuvo marcado de aprendizajes importantes en términos de un proceso de incidencia efectivo. De hecho, fue ese proceso el primero que se le ganó al presidente Chávez por la vía electoral. Y podría destacar uno de los elementos más importantes es que había una diversidad de actores con el convencimiento o trabajando alrededor de un solo objetivo. De manera que mis esfuerzos bajo la dirección de una parte de esas acciones se centraron en que la diversidad de actores se reunieran alrededor de un objetivo común, eso es determinante. Valorar las voces no tradicionales que puedan acercarse a grupos que tienen algunas particularidades es una herramienta innovadora que definitivamente genera cambios.
Yo diría que la estrategia o perspectiva que aplico cuando lideró o acompaño procesos de incidencia coincide mucho con esta la forma de trabajar de ustedes.
Se trata de involucrar a los diversos sectores de la sociedad civil, determinando su acercamiento al público objetivo según sus fortalezas y capacidades. Crear redes de colaboración y construir confianza con sectores o actores que no son aliados naturales es vital para lograr cambios, especialmente en sociedades cerradas. La construcción de confianza es un pilar para iniciar acciones efectivas que permitan alcanzar los objetivos, porque lo que está más debilitado en una sociedad cerrada es, precisamente, la confianza. Este proceso de construcción de confianza requiere reunir a diferentes actores y sectores de la sociedad civil, generando espacios de encuentro que permitan fortalecer vínculos y crear condiciones para un trabajo colaborativo y transformador.
Este ha sido un aspecto central en mi trabajo con Cuba, la construcción de confianza, en el que la desconfianza y el recelo hacia el otro ha sido una de las semillas sembradas por el régimen. de modo que los procesos de incidencia en los que he tenido la oportunidad de participar se caracterizan por conformar redes de conocimiento y acción, en donde si lo comparamos con red o malla de pescar los espacios de red se estrechen hasta hacerla mas solida no solo para resistir sino para transformar y proponer.
(A.M.): Como venezolana, ¿qué te motivó a enfocarte en temas cubanos cuando tu propio país atraviesa una crisis tan fuerte? ¿Cuáles son las similitudes entre la crisis socioeconómica en Venezuela y en Cuba?
(K.V.): Trasladar los conocimientos y la experiencia desde un país que, si bien tiene unas condiciones distintas porque la mayoría de los activistas de la sociedad civil y políticos venezolanos hemos nacido en democracia, hacia el caso de Cuba, donde la mayoría de la sociedad civil independiente ha nacido en dictadura, tiene un impacto muy importante. Esto influye profundamente en cómo se acercan a su rol como sociedad civil independiente y cómo se relacionan con el poder.
Tener la oportunidad de transferir la experiencia venezolana en cómo enfrentamos, el cierre de los espacios cívicos, desde una experiencia o conciencia democrática, en un país en el que fuimos siendo testigos del debilitamiento del andamiaje que ofrecía libertades y derechos, la considere no solo una oportunidad importante, sino una obligación para quienes trabajamos en la lucha por los derechos humanos en el mundo. Lo que ha llevado a trabajar también en otros países de la región como Ecuador, Colombia, México y Perú. Definitivamente, hay momentos en la historia de cada país que tienen sus diferencias hablando desde el aspecto socioeconómico.
Hay que distinguir los momentos, porque en el caso de Venezuela, entre 2014 y 2020 aproximadamente, hubo una crisis humanitaria de magnitudes nunca antes vistas en el país. Actualmente, muchos sectores o voces discuten si Venezuela ha salido de la crisis económica profunda o no. Lo que ha ocurrido es que, efectivamente, hay un mayor suministro de bienes y servicios como no lo había en ese momento; sin embargo, siguen existiendo graves problemas, ya que esa recuperación económica está condicionada a una seguridad jurídica que no existe. Por lo tanto, podríamos decir que es una recuperación muy frágil. Hoy en día, hay algunas fuentes de trabajo para quienes permanecen en Venezuela, y en la capital, especialmente, hay un suministro moderado de bienes y servicios. Sin embargo, los salarios continúan siendo muy bajos para cubrir los gastos básicos de un país dolarizado.
La situación socioeconómica que se vive en Venezuela es absolutamente distinta de la que se vive en Cuba. En Cuba, no hay servicios básicos, no hay alimentos, la atención médica es muy precaria, las medicinas son de difícil o nulo acceso. Realmente, lo que viven los cubanos actualmente y que llevan mucho tiempo viviendo, aunque ha recrudecido con el tiempo es una crisis humanitaria continuada. Creo que la región ha normalizado la situación de Cuba, lo cual es realmente muy grave.
(A.M.): ¿Podrías describir la misión principal o el objetivo rector del ‘Programa Cuba’? ¿Qué metodologías o aproximaciones implementaste que, a tu juicio, resultaron eficaces para la consecución de dichos objetivos? Debido a compromisos legales de confidencialidad no puedo responder esta pregunta. Te pediría eliminarla por favor
(K.V): En redes sociales se hicieron virales las denuncias de grupos como las Damas de Blanco, indicando no haber recibido ciertos apoyos económicos. Simultáneamente, se popularizó el debate en torno al enriquecimiento de las luchas de los movimientos contrarrevolucionarios. ¿Cuál es la historia detrás de estas denuncias? ¿Dirías que las ayudas internacionales sí generan un impacto importante para las sociedades en contextos autoritarios, más que todo en contextos de crisis? Esta es una pregunta que tiene varios planteamientos. El primero de ellos es que, francamente, desconozco los detalles sobre ese tema y sobre las denuncias que se mencionan. Yo diría que lo fundamental es concentrarse principalmente en los logros y desafíos a nivel internacional: el hecho de que, gracias al esfuerzo de actores y sectores de todo el mundo, hoy contamos con un sistema internacional de derechos humanos es un avance de la humanidad que hay que mantener y fortalecer.
Es cierto que este sistema tiene fallas y áreas que necesitan mejorar, pero no podemos negar que el mundo es distinto en términos de exigencia de garantías y de respeto a los derechos humanos gracias a la existencia de estos sistemas. Creo que es clave centrarse en la conciencia y el reconocimiento de que contamos con un sistema internacional de protección y defensa de los derechos humanos. Por supuesto, es cierto que la sociedad civil, para actuar no solo en países con sistemas cerrados requieren asistencia y la ayuda más importante es el apoyo del mundo libre, de otros gobiernos y de organizaciones de la sociedad civil de otros países a favor de quienes luchan por sus derechos y por sus libertades dentro en contextos represivos, eso puede cambiar el equilibrio o ayudar a cambiar la ecuación de poder.
De manera que esa ayuda tiene diversas formas de implementarse, pero una de las más importantes son aquellas acciones que toman los gobiernos, líderes de la sociedad civil y otros actores en distintos países para actuar de manera empática y solidaria con quienes están viendo debilitados y violentados sus derechos. Una de esas funciones de apoyo o ayuda es el rol que tiene la Academia. La Academia tiene una voz relevante y una capacidad para asistir en conocimientos a los liderazgos que se enfrentan a los desafíos que supone la defensa de los derechos y las libertades.
(A.M.): ¿Cuáles son los datos más alarmantes de la crisis económica actual en Cuba? ¿Qué sectores están completamente devastados y cuáles siguen en pie?
(K.V.): Pienso que uno de los datos más alarmantes está reflejado en el éxodo masivo que ha ocurrido en Cuba desde el año 2022. Han salido del país más de 850.000 personas y en el mundo hay alrededor de 4 .2 millones de cubanos. Es un país con una población absolutamente diezmada. En una encuesta sobre Inseguridad Alimentaria realizada en el año 2020 por CubaData, ya se reflejaba la gravedad de la crisis que actualmente viven los cubanos. En ese momento, CubaData entrevistó a más de 2,000 personas. Un 53,9 % tenía limitaciones para acceder a alimentos, bien por escasez o por la insuficiencia de lo entregado a través de la libreta de abastecimiento, que aún no había sido eliminada. Actualmente al problema se suman las graves deficiencias del servicio eléctrico, que tiene consecuencias en todos los ámbitos de la vida nacional. Pero quisiera destacar otros datos que yo llamaría más adecuadamente llamativos, más que alarmantes, para el análisis de la situación cubana y que han sido recogidos a través de la metodología de paneles multidimensionales desarrollada por CubaData, específicamente al segundo panel, titulado Explorando futuros posibles para la democratización de Cuba, realizado en el año 2023. En este panel se recopiló la opinión global de aproximadamente 10,248 personas.
Las respuestas reflejan una percepción muy particular, que ayuda a desmontar algunos mitos sobre la supuesta polarización en torno a las protestas en Cuba. Esa polarización, en realidad, no es tal: las protestas no están unificadas por una identidad política o ideológica única, sino que incluyen a personas de diversas posiciones ideológicas. Por ejemplo, de acuerdo al panel antes mencionado, el 74.6 % de las personas no identificadas con ninguna ideología y el 66.5 % de quienes que se consideran liberales o pro-mercado están a favor de las protestas civiles actuales. Esto demuestra que no hay un rechazo general, el cual no está basado en una identidad política, sino un rechazo más amplio a la situación económica y social del país, en particular al acceso prácticamente nulo de bienes y servicios. Otro mito desmontado a través de los hallazgos de este panel, es que las protestas son únicamente económicas, lo cual ya no es cierto. En segundo lugar, a la falta de alimentos y servicios básicos, emergen motivos relacionados con la transparencia gubernamental y el ejercicio de derechos.
En cuanto a tu pregunta sobre los sectores devastados en Cuba. Lo primero es que no hablaría de devastación sino de reconfiguración, lenta pero latente. Creo que uno de los sectores más afectados por la fuerte represión es el de los grupos disidentes de la sociedad civil. En particular, los colectivos vinculados al movimiento artístico, y todo lo que esto generó dentro de la sociedad civil cubana, han sido profundamente impactados. Creo que definitivamente hay un antes y un después del 11J, y me refiero aquí al Movimiento San Isidro, cuyos líderes principales están presos desde esa fecha, aunque parte de sus miembros en la diáspora continúan sus acciones. También está la clase política, me refiero a destacados líderes políticos también encarcelados, quienes enfrentan una situación inhumana y cruel con impacto en su salud. Hay sectores de la sociedad civil que persisten, que se han reconfigurado y han demostrado una enorme resiliencia. Surgen nuevos grupos que, trabajando desde otras perspectivas, continúan ejerciendo presión dentro de la isla, aunque sí muy débil. En cuanto a la reconfiguración mencionada está marcada por el papel de la diáspora: muchas de las personas que han salido de Cuba no se limitan a desempeñar trabajos comunes, sino que continuán haciendo activismo desde el exterior. Esto muestra claramente una transformación de la sociedad civil cubana. Por otra parte, hubo una propuesta para alentar a las MIPYMES, y muchas esperanzas se depositaron en esa iniciativa, ya que se esperaba que contribuyera al desarrollo de sectores económicos emergentes en la isla. Sin embargo, hemos visto cómo el gobierno, a través de nuevas regulaciones, ha prácticamente eliminado lo que se pensaba que podría ser una solución en el ámbito económico.
(A.M.): Me interesa mucho conocer del proyecto CubaData. ¿Cómo te involucraste en él? ¿Qué descubrimientos sobre la crisis social consideras más impactantes?
(K.V.): Cubadata fue fundada por Pablo Díaz, director de Diario de Cuba, y Salvi Pascual, creador de la aplicación Apretaste, como respuesta a la necesidad de contar con datos reales provenientes de ciudadanos que pudieran expresar sus opiniones sin temor a la represión. Para lograrlo, fue fundamental diseñar mecanismos seguros que garantizaran tanto la autenticidad de las respuestas como la protección de los participantes. Así nació una plataforma que opera a través de la telefonía celular, dotada de sistemas de encriptación que protegen la identidad y seguridad de quienes responden las preguntas de Cubadata. Mi incorporación a Cubadata surgió a partir del trabajo que pre- viamente realicé para Diario de Cuba, especialmente en temas de formación. Se me propuso incorporarme a este proyecto, con la responsabilidad de sumar mi experiencia al equipo directivo e involucrando al Dr. Aristides Vara Horna, quien es actualmente responsable del área de investigación de Cubadata.
Inicialmente, al comenzar a realizar las primeras encuestas, los datos y hallazgos que obteníamos eran realmente devastadores. Aunque uno esté en contacto diario con cubanos dentro de la isla, no deja de impactar la verbalización directa de quienes responden a las encuestan sobre la situación económica, los sacrificios cotidianos, la ausencia total de expectativas de vida, y el impacto emocional profundo de vivir en una realidad donde la escasez de bienes y servicios es constante. El impacto psicológico era muy evidente en cada análisis. Sin embargo, también identificamos datos alentadores. Por ejemplo, como mencionaba antes, el modo en que las divisiones ideológicas se desdibujan frente a una crisis humanitaria es un hallazgo valioso, que merece seguimiento y análisis prospectivo. Este descubrimiento es clave: no hay una polarización rígida, sino una diversidad de opiniones. Y dentro de esa diversidad, hay una convicción generalizada de que la situación actual no es sostenible. Existe un rechazo significativo a la gestión del gobierno.
(A.M.): He visto que CubaData hace entrevistas basadas en ¸constructos”. Para aquellos interesados en comprender la crisis cubana ¿podrías explicar qué son y por qué funcionan bien para estudiar situaciones complicadas como la de Cuba?
(K.V.): Sí, en CubaData utilizamos entrevistas basadas en ¸constructos”, una metodología muy valiosa para estudiar situaciones complejas como la crisis cubana. Un constructo es un concepto abstracto que no puede medirse de manera directa, como por ejemplo la percepción de libertad, la confianza en las instituciones o el sentido de seguridad. Estos conceptos están formados por varias dimensiones o aspectos, y requieren preguntas específicas para poder ser analizados de forma rigurosa.
En un contexto como el cubano, donde la información está restringida, la censura es fuerte y existen altos riesgos para quienes participan en estudios de opinión, la metodología de constructos nos permite aproximarnos de manera más profunda y precisa a las percepciones y actitudes de la población. Por ejemplo, al medir la confianza en el gobierno, no nos limitamos a una pregunta directa, sino que exploramos diferentes dimensiones de esa confianza: su relación con los servicios públicos, la percepción de justicia, la transparencia, y otros factores.
Así, logramos construir una imagen más completa y matizada. Esta metodología es especialmente útil en contextos cerrados y complejos porque permite identificar patrones y factores subyacentes que pueden no ser evidentes a simple vista. Nos ayuda a desmontar mitos, a entender los matices de la polarización social y a identificar puntos de encuentro entre distintos sectores de la población. En resumen, los constructos nos permiten pasar de datos superficiales a un conocimiento más profundo y útil para entender las causas, las consecuencias y las posibles soluciones a problemas tan graves como los que enfrenta la sociedad cubana.