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FORO CUBANO Vol 6, No. 56  – TEMA: COMIDA E IDEOLOGÍA EN CUBA: LA ALIMENTACIÓN CON FINES POLÍTICOS

Del “estímulo material” al “chantaje alimentario”

Vistas

Por: Food Monitor Program

Mayo 2023

Desde la década del sesenta se discute en Cuba la pertinencia del estímulo laboral. En un inicio se apostó por la vigencia dentro del marxismo, de la autonomía contable, el autofinanciamiento y el sistema de estímulos materiales. Un crítico acérrimo de esta tendencia fue Ernesto Guevara, quien desaconsejaba fuertemente utilizar métodos que consideraba heredados del pasado. En cambio, Guevara promovía el estímulo moral, la mera satisfacción del deber cumplido ante la construcción del Socialismo. El valor ético del estímulo se circunscribía en la atmósfera rigurosa y de trinchera, que clamaba por la ejemplaridad en la producción, en aras del “esfuerzo decisivo”. 

A partir del fracaso de la Zafra de los Diez Millones, sin embargo, se adoptó el sistema soviético que ya utilizaba cálculos vinculantes entre las remuneraciones de los trabajadores, y la cantidad y calidad de su trabajo. Primero fue la entrega de productos electrodomésticos de factura soviética (televisores, ventiladores, planchas), luego china (como las bicicletas en los años noventa). A partir del comercio con los gobiernos del ALBA y, sobre todo, de la exportación de servicios médicos, técnicos y deportivos, el estímulo laboral consistió en un por ciento en divisas de lo ganado por el centro de trabajo. Estos estímulos no se otorgaban a todos los puestos, sino que dependían de las capacidades de cada ministerio. De tal modo, tenían más presencia en aquellos centros autopresupuestados que generaban ganancias (por la producción o exportación de productos y servicios), así como en centros “estratégicos” vinculados a las altas esferas del Partido Comunista de Cuba y del Gobierno. 

En los últimos años, sin embargo, hemos visto la paulatina desaparición de productos materiales, por otros de alimentos, consistentes en cajas de pollo, embutidos, huevos o aceite de cocina, entre otros productos de consumo básicos. Los alimentos resultan hoy día los estímulos más comunes para premiar la labor del trabajador estatal, sobre todo entre el personal médico, técnico, deportivo, etc. Por ejemplo, los deportistas cubanos que recibieron condecoraciones en el evento clasificatorio Panamericano, celebrado en Guadalajara, México en el 2021, fueron recibidos en Cuba por representantes del gobierno local, con combos de alimentos que incluían pasteles, aceite de cocina, salchichas y hortalizas. 
 
Si los estímulos son acciones para fomentar las potencialidades del individuo, las entregas de comida en Cuba han sido el lento tránsito hacia la pauperización de este mecanismo social, hasta ser casi un dispositivo de sobrevivencia del gobierno. La comida ha pasado así, a intentar calzar un sistema salarial que no cumple el papel que le responde; por el valor real de su contenido estaría, quizás, más cercana a la concepción del estímulo moral Guevariano. Entonces, si los estímulos se proponen elevar la autoestima del trabajador, resulta lamentable que productos de consumo básico se propongan como tal, e incluso, sean deseados por sus receptores. 

En un momento de desabastecimiento crónico, la entrega estatal parcializada de alimentos crea además, una diferenciación social importante para los ciudadanos impedidos de este acceso. El gobierno conoce de la inseguridad alimentaria existente, y parte de esto para controlar y condicionar la militancia en los sectores claves “estimulando” con productos que deberían ser comunes, cotidianos a todos sus ciudadanos.

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