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FORO CUBANO Vol 5, No. 51 – TEMA: INSEGURIDAD ALIMENTARIA 

Condenados a la insuficiencia, 

comunidad La Paila

Vistas

Por:  4Métrica

Diciembre 2022

La Paila es un consejo popular rural perteneciente al municipio San Cristobal, en Artemisa. Esta pequeña comunidad dispersa a lo largo del camino que bordea al río La Paila, ubicado a unos 17 km del pueblo, se extiende por más de 6 km loma arriba. A lo largo del camino y dispuestos a ambos lados del río viven 35 núcleos familiares, que en su mayoría se reducen a una sola persona. Unas 78 personas conforman el consejo popular que se adentra en la inclinada montaña artemiseña, cantidad suficiente para que se estableciera una bodega que evitara a los pobladores de la montaña bajar unos 8 km, hasta la bodega más cercana, y así poder adquirir los productos normados por la libreta de abastecimiento.

 

El camino hasta el punto donde está ubicada la bodega es transitable en carro o camión hasta la mitad y todos los meses un camión de transporte público que sube dos veces por semana, adelanta los productos a repartir en la bodega hasta este punto del camino, donde lo esperan las mulas de los vecinos, que transportan los insumos desde el camión hasta la bodega. En estos viajes se abastecen una parte de los alimentos normados (arroz, azúcar, aceite, sal y 30 panes por persona, uno por cada día del mes). Insumos como los provenientes de la carnicería, la leche y otros productos especiales, relacionados con las dietas por edad o condiciones especiales de salud, son encomendados según la capacidad de autosuficiencia productiva de los pobladores de la montaña que, con una rústica economía agropecuaria, se han visto obligados a producir la mayor parte de sus alimentos.

 

Desde hace cuatro meses el camión que sube los insumos a La Paila está fuera de servicio y no se ha encontrado una solución para la transportación de los alimentos normados hasta el intrincado consejo popular. Los pobladores han quedado completamente expuestos a sus capacidades de generar sus propios insumos y aunque ciertamente hace mucho tiempo que los productos de la libreta de abastecimiento no representan mucho en la dieta de las personas de La Paila, quedan algunos productos como la sal, el aceite y el arroz, que no tienen sustituto que pueda ser producido en los sembrados de la montaña.

 

Las personas que viven en la loma estan condenados a la autosuficiencia ya que no existe por allí, ni en las inmediaciones de aquel lugar, ningún tipo de plataforma de venta de productos alimenticios diferente a las bodegas. De esta forma, para adquirir los productos que solo se expenden en pesos cubanos como el pollo, el picadillo, las salsas, las pastas, por citar algunos, los habitantes de esta alejada zona deberían viajar hasta el pueblo para así enfrentarse al azaroso desabastecimiento y luego a las inmensas colas de las tiendas en pesos cubanos. Con todo esto e igualmente alejados de la posibilidad de asumir los precios del mercado negro, evitando el complejo tránsito y ocupados de las labores de producción que les toman mucho tiempo, los habitantes de La Paila han decidido descartar de su dieta todos esos productos. Solo lo que sean capaces de producir y recolectar les dará garantía de alimentación.

 

La economía de los pobladores de la montaña está basada en las dinámicas básicas de cualquier productor agrícola, agrabadas por las condiciones particulares de producción en las lomas. Las dificultades naturales que impone el terreno, la falta de medios de producción, la escasa mano de obra y la falta de insumos para estimular la producción como semillas, fertilizantes, insecticidas y otros, hacen de la producción en la montaña un verdadero reto. La mayor parte del año productivo se organiza en función de las temporadas del café que ocupa gran parte del terreno cultivable, y que ya recolectado, se vende a precios de cooperativa directamente a las unidades de Acopio[1]. En los tiempos muertos de café los productores de la montaña siembran viandas, legumbres, granos y algunas frutas para vender una parte de la producción, evadiendo las dinámicas de Acopio, mientras que el resto queda almacenada para el autoconsumo. Con el dinero que ganan por dichas ventas, estos pobladores de las lomas deben invertir en ropa e insumos de trabajo para luego ocuparse de comprar los productos indispensables que no están siendo entregados por la canasta básica, y que son imposibles conseguir en la loma como el aceite, la sal y el arroz.

 

David es uno de los habitantes del Consejo Popular, tiene 62 años y vive con su padre de 84. Ha vivido toda su vida en la montaña y se dedica a la agricultura desde los 8 años. Tiene un campo de café sembrado y en estos momentos está cosechando un campo de malangas. Además, en las inmediaciones de su casa hay una pequeña arboleda de aguacates, mameyes y árbol del pan. David tiene varias crías de animales que se mueven libremente por los montes y se alimentan de los frutos que caen naturalmente de los árboles, de esta forma no tiene que preocuparse por su alimentación, se puede decir que se mantienen solos. David logra recaudar con la venta del café y de los productos que cultiva unos 80 mil pesos al año. Esta suma está destinada a reinvertir en la tierra y cubrir sus necesidades y las de su padre. La mayor parte de su dieta proviene directamente de sus cultivos y de los animales que cría (cerdos, carneros, pollos y guanajos). Sobre las 2:00 de la tarde David cocina para él y para su padre en el fogón de leña la única comida fuerte del día: sobre todo bastante vianda, algún pedazo de carne, lo que tenga de arroz, y el vegetal de temporada cuyas semillas haya podido comprar a tiempo; el resto del día se mantiene comiendo frutas silvestres y tomando café.

 

Las comunidades rurales y en especial las que pueblan las montañas de Artemisa son un punto de especial complejidad en lo que a alimentación se refiere. Las condiciones de desabastecimiento creadas generan una gran vulnerabilidad para sus pobladores, condenados a generar una autosuficiencia productiva en precarias condiciones, con mínimos recursos, sin incentivos y en un estado de casi total desatención por parte del Gobierno cubano. Sin importar las edades o padecimientos que puedan aquejar a los pobladores de La Paila, su alimentación depende exclusivamente de la capacidad de cultivo y cría que puedan desarrollar por su cuenta, pues no hay ningún tipo de dinámica gubernamental que oferte alimentos suficientes, apoye su producción, o resuelva las dificultades para adquirir el aporte mínimo que hace la cuota mensual de la libreta de abastecimiento a su dieta básica. Las condiciones que padecen los pobladores de la loma les son conocidas, nos comentan que no es la primera vez que quedan expuestos de esta forma, pero al decir de David, “está vez la crisis nos está pasando la cuenta”.

 

[1] Empresa estatal que se dedica a la recolección y distribución mayorista de los productos agropecuarios obtenidos por los campesinos asociados.

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